Gobiernos desde Londres a Teherán censuraron el decreto de Trump, que suspendió por cuatro meses el ingreso de refugiados a Estados Unidos y prohibió temporalmente la llegada de viajeros de Siria y de otros seis países de mayoría musulmana para, dijo Washington, proteger a los estadounidenses de atentados terroristas.
Bagdad. Las críticas contra las restricciones migratorias del presidente de Donald Trump se multiplicaban el domingo, luego que numerosos países, incluyendo a aliados tradicionales de Estados Unidos, describieron las prohibiciones como divisivas y discriminatorias.
Gobiernos desde Londres a Teherán censuraron el decreto de Trump, que suspendió por cuatro meses el ingreso de refugiados a Estados Unidos y prohibió temporalmente la llegada de viajeros de Siria y de otros seis países de mayoría musulmana para, dijo Washington, proteger a los estadounidenses de atentados terroristas.
En Alemania, que ha recibido a gran cantidad de personas que huyen de la guerra en Siria, la canciller Angela Merkel dijo que la lucha global contra el terrorismo no era excusa para las restricciones y "no justifica poner a personas bajo una sospecha generalizada sólo por su origen o su fe (religiosa)", dijo su portavoz. [nL1N1FJ07R]
Merkel expresó esa preocupación a Trump durante un llamado telefónico el sábado y le recordó que la Convención de Ginebra requiere que la comunidad internacional acepte a refugiados de guerra por razones humanitarias, añadió el portavoz.
La posición de Merkel coincidió con la opinión de gobiernos en París y Londres. "El terrorismo no conoce nacionalidades. La discriminación no es una respuesta", dijo el ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, mientras que su par británico, Boris Johnson, afirmó en Twitter: "Es divisivo y equivocado estigmatizar a alguien por su nacionalidad".
Junto con Siria, la prohibición estadounidense afecta a viajeros con pasaportes de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.
Trump dijo que su decreto, que veta indefinidamente el ingreso de refugiados de Siria, no es "una prohibición contra los musulmanes", pero añadió que buscaría dar prioridad a cristianos que estén intentando escapar del país asediado por la guerra.
Los aliados árabes de Washington, como los estados del Golfo Pérsico y Egipto, optaron por permanecer en silencio.
El Gobierno de Irak, que es aliado de Estados Unidos en la batalla contra los fundamentalistas del Estado Islámico y tiene desplegados en su territorio a más de 5.000 agentes norteamericanos, tampoco hizo comentarios sobre el decreto.
Pero algunos miembros del Parlamento iraquí dijeron que el país debía tomar medidas similares contra ciudadanos estadounidenses, tal como anunció Irán.
El decreto de Trump firmado el viernes entró en vigencia de inmediato, lo que desató enojo y confusión entre los viajeros con pasaportes de los siete países afectados y hundió en el caos al sistema migratorio de Estados Unidos. Grupos activistas y de derechos humanos, junto con políticos demócratas en el país, dijeron que pelearían contra las medidas.
En Teherán, el Gobierno dijo que tomaría acciones en represalia, pero el domingo el ministro de Relaciones Exteriores Mohammad Javad Zarif dijo en Twitter que los estadounidenses que ya contaban con visas de la república islámica podrían entrar sin problemas a Irán.
Trump, un empresario que capitalizó el temor de los estadounidenses por la violencia insurgente durante su campaña, había prometido lo que denominó como "vetos radicales" contra inmigrantes y refugiados procedentes de países que la Casa Blanca y el Congreso consideran riesgosos.
El presidente dijo el sábado que su decreto "está funcionando muy bien. Puedes verlo en los aeropuertos, los problemas han terminado".