La situación llegó a tal punto que muchos pobladores de Falcón afirmaron, en tono de chiste, que para vivir en este estado occidental turístico y comercial se necesitan dos objetos básicos de supervivencia: una planta eléctrica y un tanque de agua.
Paraguana, Venezuela. Los habitantes del remoto pobladooccidental venezolano Jarayadite se vieron obligados a comer enlatados,entre nubes de zancudos y un intenso calor, durante las dos semanas quetardó en ser reparada una línea eléctrica que los dejó sin luz.
Un problema que se repite en otras zonas del país petrolero sudamericano.
Lasituación llegó a tal punto que muchos pobladores de Falcón afirmaron,en tono de chiste, que para vivir en este estado occidental turístico ycomercial se necesitan dos objetos básicos de supervivencia: una plantaeléctrica y un tanque de agua.
"El sábado pasadohubo cinco apagones de más de una hora en Paraguaná. Y si hablamos delagua, desde hace tres años está racionada: las zonas urbanas recibencada 48 horas y las apartadas cada tres días", dijo decepcionadaMariela García, de 40 años, quien se acaba de mudar con su familia a lazona.
Los servicios públicos en Venezuelapresentan síntomas de un progresivo deterioro, situación que se hizoparticularmente visible desde la nacionalización de emblemáticasempresas de electricidad y telefonía, y se aceleró debido a la crisiseconómica del país socio de la OPEP.
Las fallasse extienden a la salud, la vialidad y el transporte e inclusoafectaron a los programas asistenciales del gobierno, cuando miles detoneladas de alimentos vencidos fueron descubiertas en contenedores.
Unagestión ineficaz, la creciente demanda y la falta de inversión se hanconjugado para generar una percepción de crisis que mantiene los ánimoscaldeados antes de unas cruciales elecciones legislativas que estedomingo pondrán a prueba de nuevo el respaldo al presidente Hugo Chávez.
Analistasprevén que el oficialismo revalide su mayoría en la Asamblea Nacional,pero los problemas de luz y agua, junto con la criminalidad, eldesempleo y el alto costo de la vida, le dan a la oposición esperanzasde ganar más de un tercio de los escaños y quizá acercarse en el númerode votos.
Chávez culpa de las fallas a losimponderables del clima, a un plan de sabotaje burgués y hasta alimperio estadounidense, mientras que para sus adversarios son unamuestra clara de la corrupción e incapacidad del Ejecutivo.
En tanto, la población se muestra escéptica ante la oleada de promesas electorales de ambos sectores.
"Esoscandidatos no saben ni dónde están parados, mucho menos van a poderarreglar la electricidad. Ahorita se pusieron a hacer obras viales,pero vamos a ver qué pasa después del 26 de septiembre", dijo JoanAcosta, quien trabaja a destajo mientras espera una vacante en elCentro Refinador Paraguaná.
Yo no fui. El gobierno achacó a la prolongada sequía que castigó a Venezuela hastamediados de este año la carencia de agua y energía, al reducir el nivelen los embalses hidroeléctricos.
Pero superadaesta coyuntura, quedó demostrado que la falta de mantenimiento einversión en líneas de transmisión y distribución es clave en lospersistentes apagones.
"Ahora ya no es (elfenómeno climatológico) El Niño, sino los saboteadores. Deberían hablarmenos y ponerse a trabajar para arreglarlo", dijo Jesús Godoy, untaxista de Punto Fijo, capital del estado Falcón.
Ysi en la ciudad se oyen quejas a granel, la situación de zonas rurales,donde la carencia de luz y agua es el común denominador desde haceaños, es desoladora.
"(La playa) Adícora esbonita, pero se ha puesto fea. El turismo ha disminuido bastante. Lagente alquila un apartamento y el mismo día se va cuando se da cuentade que no sirven los servicios. Son 20 años de deterioro", dijo ElsaGarcía, dueña de un puesto de comida en este pueblo costero.
Paradójicamente, el apoyo al mandatario socialista es mayor en las zonas rurales del país petrolero.
Latermoeléctrica Josefa Camejo, con 450 megavatios (mw) de capacidad queserían suficientes para satisfacer casi completamente la demanda deFalcón, fue promocionada como la solución a los viejos problemas deenergía.
Pero la planta, que luce en la entradauna enorme valla de Chávez con gesto de triunfo desde que fueinaugurada en el 2008, carece de suficiente capacidad de transmisiónpara operar a plenitud y por tanto es ineficaz para solventar elproblema.
"Quiero decirle al pueblo de Falcón quehay soluciones inmediatas y un plan para resolver estos trastornos quesabemos, que reconocemos, son muy molestos para la población", dijo elministro de Electricidad, Alí Rodríguez, culpando a los fabricantes deturbinas en una visita a la instalación.
Alegandoque el sabotaje es otra de las causas del problema, Chávez ordenó quepersonal militar resguarde las instalaciones eléctricas ante lacelebración de los comicios.
Urgen soluciones. Aunqueel racionamiento de agua y luz es el problema más sensible, eldeterioro de lo público irrita a los venezolanos de toda condición.
Eltransporte, particularmente el Metro de Caracas, ha obligado a lasautoridades a diseñar un plan de emergencia para rescatar el servicio yfrenar la creciente inseguridad.
Problemas deasfaltado en muchas carreteras del país petrolero, el colapso de lasalud pública y la progresiva desmejora de los servicios de telefonía,que no cuentan con suficientes dólares para ampliar las redes ymantener su infraestructura, se añaden a la lista.
En algunos casos, los afectados han comenzado a organizarse para reclamar soluciones y compensaciones al gobierno.
RafaelValvuena, representante de un grupo de afectados por las interrupcioneseléctricas en Falcón, propone que la nueva Asamblea Nacional incluya enla Ley Orgánica del Servicio Eléctrico la posibilidad de indemnizar alos perjudicados.
"En Falcón sigue habiendo unservicio eléctrico mediocre. Se han destinado US$3.000 millonesal sector y todavía hay gente que permanece semanas enteras sin luz.Estamos igual o peor que cuando se inauguró la planta Josefa Camejo",dijo.
El monto de los planes de recuperación delos servicios públicos anunciado por el gobierno se pierde de vista.Miles de millones de dólares se han dispuesto para garantizar una mejorcalidad de vida, pero el cumplimiento se posterga una y otra vez.
"Todoslos días hay apagones aquí. El único día que no hubo fue cuando vinoChávez. El día anterior había sido caótico: llovió, hubo truenos, cayóuna tormenta... pero el día que vino Chávez no se fue la luz", dijoGodoy.