Política, un “bien” demasiado escaso. Si no hay ideas con las que romper, se rompen locales comerciales.
La sociedad británica sigue buscando las causas de los cuatro días de furia que vivió en agosto pasado, con saqueos e incendios generalizados. Más de 1.800 personas fueron arrestadas sólo en Londres, lo que incluye trabajadores, estudiantes universitarios, jóvenes desempleados y teenagers aburridos. “La gente que participó en las revueltas no puede ser fácilmente categorizada”, afirma la Dra. Erin Sanders, investigadora del Social Policy Research Centre de la Universidad de Middlesex. Si bien muchos eran jóvenes, existió un amplio rango de edades (11 a 45 años), género y orígenes étnicos entre los asaltantes. ¿Qué los unió? “Creo que los disturbios se debieron a los sentimientos de exclusión. Hay un fuerte sentimiento de rabia e injusticia bajo estos actos”, afirma.
Para el Dr. Adam Morton, de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Nottingham, la ausencia de “política” puede ser otro elemento que permitió su aparición. Se refiere a la desconexión entre el sistema político formal y una realidad urbana sorprendente: las mayores ciudades en Gran Bretaña muestran áreas con condiciones similares de subdesarrollo. Así, “factores estructurales como el desempleo juvenil afectarían de la misma manera en Tottenham, en Londres, como en Saint Ann’s, en Nottingham, o aéreas en Bristol, en Birmingham, en Manchester”, sostiene. Zonas que tienen profundas condiciones de subdesarrollo e inequidades. “Ellos (estos jóvenes) enfrentan todas las aspiraciones del consumo de masas, pero no tienen un sueldo que les permita obtener estos bienes”. Por esta razón, el académico afirma que lo ocurrido en Inglaterra no puede relacionarse con las acciones de los Indignados en España, las protestas en Grecia o las movilizaciones estudiantiles en Chile. “Es, literalmente, para robar bienes en vez de construir un sentido político. No veo la estructuración de una conciencia de clase entre los protagonistas. En Chile, por ejemplo, tienes 100.000 estudiantes protestando y tienes un claro sentido político ahí (…) Creo que ésta es una distinción que hay que hacer de lo ocurrido en Gran Bretaña, que fue desorganizado”.