Durante su campaña, Trump dijo que invitaría a conversar a Kim Jong-un, pero nadie sabe a ciencia cierta cuál será el rumbo que tomará el presidente electo de EE.UU. con respecto a las relaciones con Corea del Norte.
Desde que Trump anunció, en mayo de 2016, que para él no representaría un problema sentarse a conversar con el dictador norcoreano Kim Jong-un, incluso invitándolo a Washington, las críticas no se hicieron esperar. Desde Corea del Norte, en cambio, a Trump le llovieron los elogios. El portal DPRK Today, órgano del Gobierno, señaló que su estilo político "tiene muchos aspectos positivos”.
"Prefiero no hacer comentarios sobre lo que dijo Trump”, dijo a DW Michael Madden, docente en el Instituto Coreano-Estadounidense de la Universidad John Hopkins de Estudios Internacionales, de Washington. Pero admitió que un encuentro de ese tipo seguramente sería un hito en las relaciones bilaterales entre ambos países. "Sin embargo, en un futuro inmediato, no me parece un escenario realista”, añadió el experto.
Según Madden, interpretar la política exterior de Trump basándose en sus anuncios de campaña sería poco inteligente y llevaría a confusión: "Pienso que todavía tiene que elaborar su curso político hacia Corea del Norte”, señaló. Madden ve una cierta posibilidad de que Trump esté más abierto que Obama a un contacto directo con Corea del Norte, pero aún no se sabe nada cierto.
"Política de paciencia estratégica”
Desde que Corea del Norte anunció conversaciones unilaterales con Corea del Sur, Rusia, China, Japón y EE. UU., en abril de 2009, las negociaciones oficiales están congeladas. EE. UU. optó por la "política de la paciencia estratégica” hacia Corea del Norte, es decir, por la no intervención. Pero las pruebas atómicas norcoreanas durante el Gobierno de Obama fueron el caballito de batalla de los republicanos, que acusaron al presidente de no poder imponerse.
En cuanto a si Trump hará algo distinto, Michael Madden opina que no: "Si Trump no declara a Corea del Norte un tema prioritario en sus primeros cien días de gobierno, no habrá ningún cambio digno de mencionar en la política estadounidense hacia ese país”. Y agrega que, de ser así, se mantendría la línea actual en relación al programa atómico norcoreano, al estacionamiento del sistema de misiles THAAD en Corea del Sur, así como en cuestiones que atañen a los derechos humanos.
Primeras reacciones desde Corea del Sur
Justamente eso es lo que espera Corea del Sur, además de la continuidad de la cooperación con el Gobierno de EE. UU., dijo la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, según su portavoz oficial, en un mensaje de felicitación a Donald Trump. "Corea del Norte debe ser obligada a través de duras sanciones a renunciar al armamento nuclear”, escribió Park. Para ello, Washington y Seúl deben hacer presión sobre el régimen de manera conjunta, cita, por su parte, la agencia surcoreana Yonhap a la mandataria. Medios afirman que Trump le aseguró a Corea del Sur, durante una conversación telefónica del presidente electo de EE. UU. con Park Geun-hye, que la alianza de ambos países sigue en pie para enfrentar "la inestabilidad en Corea del Norte”.
En este momento, a Corea del Sur le esperan difíciles negociaciones referentes a la financiación de 28.500 soldados estadounidenses estacionados allí. Trump dijo durante su campaña electoral una y otra vez que espera de sus aliados en la región que esos costos sean pagados, en su mayor parte e incluso totalmente, de sus propios bolsillos.