La guerrilla colombiana ELN es radical y combativa. El 27 de octubre comenzará su propia negociación de paz con el gobierno.
"Si se logra firmar un acuerdo con ambas guerrillas, la violencia en Colombia se limitará a bandas criminales y elementos paramilitares que aún están activos en muchas regiones del país”, comentó el periódico español El País tras el anuncio de nuevas negociaciones de paz.
Pero observadores políticos dan por descontado que el diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) será más difícil que el que se dio con las FARC. Ocho presidentes colombianos intentaron sellar la paz con el movimiento rebelde fundado en 1964. Ninguno tuvo éxito.
Mezcla ideológica. El ELN aglutina a cerca de 2.000 guerrilleros. La guerrilla fundada por el sacerdote y teólogo de la liberación Camilo Torres se ve a sí misma como una mezcla de marxismo, catolicismo y nacionalismo. Dice que es "portavoz de la población campesina oprimida.”
Originalmente, los impulsores de la paz en Colombia consideraban conveniente que el gobierno negociara al mismo tiempo tanto con el ELN como con las FARC. Así, al final solo habría un gran acuerdo de paz; además, se evitaría que las zonas desmovilizadas por las FARC cayeran bajo control del ELN.
Pero desde el plebiscito del pasado 2 de octubre, en el que una estrecha mayoría de la población rechazó el acuerdo de paz con las FARC, este plan resulta obsoleto. Cada vez se hacen más claras las diferencias entre el gobierno y el ELN, y también entre ambas guerrillas.
"Retención de civiles”. "Mientras las FARC buscan participar en la política como partido, el ELN rechaza a la democracia representativa con elecciones y partidos políticos, dice Friedrich Kircher, colaborador de Cáritas en Bogotá. La guerrilla califica a dicho sistema político como un "instrumento para que la oligarquía se mantenga en el poder”. Por eso, el ELN "no busca transformarse en un partido político, sino en la vanguardia de la sociedad civil”.
Además, el ELN tiene "un problema fundamental con los secuestros”, añade Kircher. "Hace apenas un mes, esta guerrilla defendía el secuestro de civiles. Le llama ‘retención de civiles', quienes deben pagar un impuesto de guerra debido a que presuntamente son ricos o corruptos, o porque según ellos pertenecen a la oligarquía y por eso deben aportar financieramente a la guerrilla”.
El jefe de los negociadores por parte del gobierno, Juan Camilo Restrepo, manifestó inequívocamente, previo al encuentro del 27 de octubre en Quito, que solo habrá diálogo cuando todos los rehenes hayan sido liberados. "Todas las actividades que violen los derechos humanos deben cesar”, dijo el exministro y cuñado del presidente Juan Manuel Santos.
Obispos ofrecen mediar. El ELN ha pedido apoyo a la Conferencia Episcopal para mediar en las negociaciones. Cinco obispos de regiones en conflicto se han declarado dispuestos a participar en la eventual mediación.
Según la Fundación Paz y Reconciliación, la cifra de actos violentos por parte del ELN ha subido de nuevo en los últimos años. En 2014 se registraron 386 de ellos, diez por ciento más que en 2013. Además de secuestros, el ELN demostró su capacidad bélica a través de ataques a la infraestructura energética, así como a estaciones de policía. Aunque la guerrilla ha perdido al 50 por ciento de sus soldados en la última década, se mantuvo como organización. "El ELN es más radical y más ideológico que las FARC; en mi opinión, es más impredecible y extraviada del mundo”, dice el representante de Cáritas. "No me sorprendería que llegáramos a las elecciones presidenciales de 2018 sin un acuerdo de paz con el ELN”, señala.
Presión de tiempo. ¿Qué sigue entonces en el proceso de paz para Colombia? Desde el referéndum del 2 de octubre, y el rechazo al acuerdo de paz con las FARC, impera una tensa calma. El cese el fuego fue prolongado hasta finales de año, y las negociaciones para un nuevo acuerdo con las FARC ya comenzaron.
Pero no es seguro que habrá un nuevo acuerdo para la paz con las FARC antes de que termine la tregua. Lo que es seguro es que se estrechan los márgenes de maniobra de ambas partes, a medida que pasa el tiempo.
El gobierno del presidente Santos goza de un nivel de aceptación cercano al 35%. A causa de la anunciada reforma fiscal, con cual se espera compensar las pérdidas presupuestarias debidas a los bajos precios del petróleo, la popularidad de Santos podría decrecer aún más.
Mientras el mandatario apuesta por las negociaciones con la guerrilla, su enemigo político, e expresidente Álvaro Uribe, quisiera una solución militar. "Uribe habría continuado la guerra en 2012, y las FARC se habían reducido a cerca de 180 guerrilleros”, dice Günter Knieß, exambajador de Alemania en Colombia. Pero el diplomático no está seguro de que ello significaría una victoria: "1.800 hombres es el tamaño que actualmente tiene el ELN. Y éste no ha sido vencido.”