El presidente de EE.UU. ordenó este viernes autorizar los viajes académicos y religiosos a Cuba, además de permitir que los estadounidenses envíen dinero a la isla y ampliar la cantidad de aeropuertos que operan vuelos directos a ese país.
La Habana. Cuba aplaudió este domingo una flexibilización de las restricciones de viaje anunciada por el presidente Barack Obama, pero dijo que era un paso limitado que no cambiaba la hostilidad de Estados Unidos hacia la isla.
Obama ordenó este viernes autorizar los viajes académicos y religiosos a Cuba, además de permitir que los estadounidenses envíen dinero a Cuba y ampliar la cantidad de aeropuertos que operan vuelos directos a la isla.
"Aunque las medidas son positivas, se quedan muy por debajo de esos justos reclamos, tienen un alcance muy limitado y no modifican la política contra Cuba", dijo el ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba en un comunicado divulgado este domingo por la noche.
El gobierno cubano dijo que la suavización de las restricciones de viaje no altera el embargo comercial con el que Washington lleva casi medio siglo intentando forzar un cambio en el sistema comunista de la isla.
"Estas medidas confirman que no hay voluntad para cambiar la política de bloqueo y desestabilización contra Cuba", dijo el comunicado.
Cuba y Estados Unidos están enfrentados desde la revolución que llevó en 1959 a Fidel Castro al poder y transformó la isla en una nación comunista.
La Casa Blanca dijo que la flexibilización de los viajes busca fomentar los contactos personales y el flujo de información para que los cubanos decidan libremente su futuro.
El Ministerio de Relaciones Exteriores repuso este domingo que la administración Obama pretende usar las nuevas medidas "para fortalecer los instrumentos de subversión e injerencia en los asuntos internos de Cuba".
Obama eliminó en 2009 las restricciones para que los cubano-estadounidenses viajaran y enviaran dinero a sus familiares en Cuba, en un intento por impulsar los contactos personales entre ambas orillas del Estrecho de Florida.
Sus esfuerzos se frenaron en seco tras el arresto en diciembre de 2009 en La Habana del contratista estadounidense Alan Gross, del que Cuba sospecha que realizaba tareas de espionaje.
Estados Unidos dijo que no habría avances sustanciales en la relación mientras Cuba no soltara a Gross, que lleva 13 meses detenido sin cargos.
La autorización de los viajes por razones académicas y religiosas llega después de que una funcionaria del Departamento de Estado fuera autorizada a reunirse la semana pasada con Gross y dijera sentirse "prudentemente optimista" sobre la repatriación del contratista.
Gross trabajaba para un programa financiado por el Gobierno de Estados Unidos para promover cambios políticos en Cuba. Cuba lo arrestó bajo cargos de distribuir equipos ilegales de comunicación satelital.
Un diplomático dijo a Reuters hace días que Gross podría ser llevado a juicio en las próximas semanas.