¿Qué cambios hay tras el primer encuentro?, ¿seguirá el secretismo marcando la hoja de ruta?, ¿logrará Cuba el levantamiento del embargo y salir de la lista negra del terrorismo?, siguen siendo preguntas sin respuesta.
La segunda ronda de conversaciones entre Washington y La Habana encuentra una realidad en Cuba interesante y en extremo compleja, que hace que los comentaristas se muestren cautelosos en sus análisis sobre las perspectivas de este diálogo entre dos países enfrentados durante más de cinco décadas. Como dijo en La Habana Gerardo Hernández, uno de los cinco espías cubanos liberados tras el anuncio de Obama, la guerra continúa pues “el proceso de restablecimiento de relaciones con los Estados Unidos conforma una coyuntura de cambios que demanda de todos nosotros actuar con inteligencia, profesionalismo, compromiso y firmeza, para identificar y enfrentar los nuevos retos y nuevos peligros que se avecinan”.
Aunque un gran número de opositores cubanos de la isla y el exilio afirman que todo seguirá igual, e incluso que vendrán tiempos peores para los derechos humanos en Cuba, la mayoría de los expertos opinan que los avances ocurrirán en el ámbito económico y que esas nuevas relaciones económicas a mediano plazo darán paso a nuevas relaciones políticas. Lo sucedido en Cuba desde el anuncio del restablecimiento de relaciones apunta en ese sentido.
Tras la flexibilización propuesta por Obama, varias líneas aéreas norteamericanas negocian vuelos a la isla; turoperadores en Estados Unidos promocionan ya paquetes de viajes a Cuba; la empresa comercial estadounidense de entretenimiento multimedia por Internet Netflix decidió prestar servicios a los cubanos; se busca un acuerdo entre la telefónica norteamericana IDT Telecom y la empresa cubana ETECSA para lograr conexión directa y abaratar los altos costos de las llamadas a Cuba; Mastercard anuncia que desde marzo sus tarjetas emitidas en Estados Unidos podrán utilizarse en Cuba y American Express también piensa iniciar operaciones; empresarios agrícolas estadounidenses estudian ampliar sus exportaciones de alimentos a la isla y diversas asociaciones empresariales en Estados Unidos manifiestan su interés en un pronto levantamiento del embargo para lanzarse a invertir en Cuba.
En medio de esta euforia, el pueblo cubano sigue esperando. Curiosamente, desde inicios de año la producción agrícola ha decaído, y escasean y se ha duplicado el precio de los productos alimenticios; escasean también los productos de primera necesidad que se venden exclusivamente en divisas en las tiendas y, entretanto, aumenta la oferta de esos alimentos y artículos en el mercado negro, a precios también mayores. Luego del anuncio de que Cuba extendería sus servicios de internet a la población, la única realidad es la subida de las tarifas por hora y la lentitud de la navegación en los pocos sitios oficiales con conexión. Y tal vez los únicos índices que han variado visiblemente sean el número de visitas a la isla de cubanos residentes en Estados Unidos, la alarmante subida de la cifra de cubanos que escapan de la isla a través del mar o que viajan a países latinoamericanos para luego trasladarse a Estados Unidos; y la represión gubernamental contra el movimiento opositor en Cuba.
El atrincheramiento ideológico. El atrincheramiento ideológico de Cuba sigue siendo el mayor obstáculo. Aunque los analistas europeos prefieren esperar antes de pronunciarse, algunos aseguran que la anterior política de Washington falló pues pretendió enfrentar a un proyecto ideológico (la Revolución Cubana) con la presión política, olvidando esa otra arma efectiva que es el interés económico de ambas partes. Consideran acertada la nueva estrategia de Obama: no dejar que otros actores recojan esa "fruta madura" que es hoy la depauperada isla de Cuba.
“Creo que es importante que Obama finalmente haya cambiado una política fallida por décadas, pues la insistencia estricta en el embargo, más que cambiar, ha fortalecido el autoritarismo en la isla”, dice a DW el periodista alemán Peter B. Schumann, uno de los más lúcidos conocedores de la realidad cubana. “Ciertamente, muchas cosas han cambiado en los últimos años, pero hasta tanto no exista posibilidad de articulación para la oposición y se violen constantemente los derechos humanos, no puede hablarse de un progreso real ni de una apertura. Sin embargo, en la solución de estas cuestiones cardinales no debe medirse la eficiencia de la nueva política de Estados Unidos, pues esa solución sólo podría lograrse con un nuevo liderazgo en Cuba”.
Opiniones encontradas. El debate es amplio. Jesús Arboleya, exdiplomático y polítólogo cubano ofrece claramente la posición del gobierno: “Lo que busca Estados Unidos no es cambiar el objetivo: destruir la Revolución Cubana, sino hacerlo por otros métodos”. A pesar de las denuncias sobre el incremento de la represión en los últimos dos meses, una comisión encabezada por la senadora Amy Klobuchar, de Minnesota, presentó el 12 de febrero un proyecto de ley para levantar el embargo. Y la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional denunció esta semana que en estos días previos a la nueva ronda de negociación se produjeron al menos 200 detenciones temporales de disidentes y activistas, situación condenada por la Casa Blanca: "Pedimos al Gobierno cubano acabar con su habitual práctica de las detenciones arbitrarias y respetar los derechos humanos de los ciudadanos de Cuba", dijo un vocero de Washington.
Desde su celda en la isla, el escritor y bloguero cubano Ángel Santiesteban Prats asegura a DW que “la élite del poder y sus herederos son los únicos favorecidos. Lamentablemente, asistimos a un abrazo solitario entre dos gobernantes centrados sólo en ver qué tajada económica pueden obtener de nuestra sufrida isla”, y desde Miami, el reconocido periodista cubano Carlos Alberto Montaner dice que “Obama cree que ha resuelto un problema enmendando las relaciones con Raúl Castro. Falso: lo que ha hecho es aplazarlo. En el futuro próximo se presentarán otras crisis que arrastrarán a Estados Unidos. Así ha sido desde el siglo XIX. Es lo que ocurre cuando no se curan permanentemente las heridas”.
Más Internet. El brasileño Rubens Barbosa, director de relaciones internacionales de la poderosa asociación de industriales FIESP de Brasil, considera vital una mayor penetración de internet en la isla: “Cuba solo permitirá el aumento de las inversiones extranjeras en aquellas áreas en las que el gobierno cubano está interesado, que son el turismo, el petróleo, las energías renovables, la biotecnología y los alimentos. Si Obama realmente quiere cumplir con su promesa de tratar de iniciar un proceso de cambios en la isla, debería colocar el aumento de exportaciones de teléfonos inteligentes y tecnología de internet en el centro de su agenda de negociaciones con La Habana”.
Entretanto, Gustavo Machín, subdirector para América del Norte de la cancillería cubana, al referirse al tema de los derechos humanos aseguró que "No está sobre la mesa ningún asunto de orden interno" y exigió a Estados Unidos que retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo es una condición previa al restablecimiento de relaciones diplomáticas antes de la Cumbre de las Américas.