Una réplica de la embarcación Granma, que llevó a los hermanos Castro, al "Che" Guevara y a otros líderes revolucionarios desde México a Cuba en 1959, rodeada por niños en uniformes en rojo y blanco, lideró el evento que se celebra cada cinco años.
Cuba hizo desfilar este lunes a sus tropas y a cientos de miles de ciudadanos por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, en una muestra tradicional de espíritu nacionalista de cara al escenario político y económico que enfrenta este año.
Una réplica de la embarcación Granma, que llevó a los hermanos Castro, al "Che" Guevara y a otros líderes revolucionarios desde México a Cuba en 1959, rodeada por niños en uniformes en rojo y blanco, lideró el evento que se celebra cada cinco años.
Les siguieron soldados portando armas automáticas y miles de ciudadanos cubanos que ondeaban banderas, muchos de ellos transportados y organizados desde sus lugares de trabajo y vecindarios.
La jefa de la Federación de Estudiantes Universitarios, Jennifer Bello Martínez, abrió la marcha con un enardecido discurso, ante la mirada del presidente Raúl Castro y de otros altos funcionarios que saludaban desde la base del enorme monumento dedicado al héroe independentista José Martí.
"Cuba no abandonará ninguno de sus principios (...) ni su independencia ni su soberanía", declaró.
El desfile militar normalmente se desarrolla cada cinco años el 2 de diciembre para marcar el día de las fuerzas armadas y conmemorar la llegada del Granma, pero fue aplazado por un mes tras la muerte del líder cubano Fidel Castro en noviembre.
El evento, anunciado en principio en abril, adquirió mayor relevancia desde las elecciones presidenciales del 8 de noviembre en Estados Unidos.
El presidente electo Donald Trump, que asume el poder el 20 de enero, ha amenazado con revertir el acercamiento con Cuba iniciado hace dos años por el mandatario demócrata Barack Obama, a menos que su país obtenga "un mejor acuerdo" y ha adoptado una retórica hostil en el pasado para referirse a la isla de gobierno socialista.
"Nos dirigimos a un conflicto con Estados Unidos, siempre ha sido así, pero espero que en lugar de eso Trump siga la senda de Obama hacia la normalización, dijo Marcial García, de 70 años, quien realiza trabajos logísticos para las fuerzas armadas, mientras observaba el desfile.
La amenaza al acercamiento entre las dos naciones no podría llegar en peor momento para Cuba, que el año pasado se hundió de nuevo en una recesión por primera vez desde la caída hace 25 años de la Unión Soviética, en vista de la crisis por la que atraviesa su aliado estratégico, Venezuela.
El "boom" del turismo que llevó a 4 millones de visitantes en 2016, en parte generado por la distensión y por menores restricciones de viajes para los estadounidenses, no fue suficiente para compensar el declive de los embarques de crudo desde el país sudamericano con condiciones preferenciales ni los menores ingresos de médicos y otros profesionales cubanos que trabajan en el exterior.