Enfundado en una guayabera blanca y un sombrero tradicional de campesino, el mandatario cubano Raúl Castro presidió un desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, con llamados a la unidad nacional y de apoyo a sus reformas económicas.
El mandatario cubano Raúl Castro presidió este martes un masivo pero breve desfile por el Día Internacional de los Trabajadores en La Habana, con llamados a la unidad nacional y de apoyo a sus reformas económicas, en presencia de más de 1.900 invitados extranjeros.
Enfundado en una guayabera blanca y un sombrero tradicional de campesino, el presidente, de 80 años, saludó desde la tribuna de la Plaza de la Revolución el paso de "cientos de miles" de trabajadores, estimó la televisión.
Los miles de manifestantes, con banderas y pancartas, desfilaron durante una hora frente a la tribuna, tiempo breve en comparación con años anteriores, cuando las marchas del 1 de mayo duraban casi toda la mañana.
Bajo la consigna de "preservar y perfeccionar el socialismo", la jornada de desfiles comenzó a las siete de la mañana de este martes en la ciudad de Santiago de Cuba (sudeste) y continuó media hora después en La Habana y otras capitales de provincias, en un día soleado.
El secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, única) y único orador en el acto en La Habana, Salvador Valdés, dijo en su discurso que "trabajar con orden, disciplina y exigencia debe ser el principal aporte de cada ciudadano a la Revolución".
El máximo líder sindical de la isla afirmó que la continuidad del régimen comunista "depende de la capacidad de rectificar nuestros errores".
En el desfile, criticado por la disidencia, participaron también los trabajadores privados o "por cuenta propia", cuyo número aumentó a 370.000 de la mano de las reformas de Raúl Castro, quien sucedió a su hermano enfermo Fidel en el mando en 2006.
Unos 300.000 trabajadores privados se han afiliado a la CTC en el último año, dijo el sitio web oficialista Cubadebate. El desfile, planificado días antes por las autoridades, que dispusieron un amplio programa de transporte en autobuses para los participantes, fue criticado por disidentes, que cuestionaron la sinceridad de los participantes y los motivos de celebración.
"No habrá ni sorpresas ni matices, sino intentos de aglutinar y de mostrar a los cientos de miles de participantes como un coro unánime que apoya al sistema", dijo la bloguera opositora Yoani Sánchez en su blog Generación Y.
El economista y ex preso político Oscar Espinosa Chepe escribió en un artículo publicado en internet que "la situación actual y futura de los trabajadores no es nada halagüeña, sin motivos algunos para celebrar".
"El gobierno en su machacona propaganda, divulga los problemas existentes en otros países, pero la magnitud de los que afrontan los cubanos sobrepasa esos lamentables sufrimientos", añadió Espinosa.
El gobierno cubano acusa a los disidentes de ser "mercenarios" al servicio de Estados Unidos, país al que se le reclamó en el desfile el cese del embargo sobre la isla y la liberación de cinco agentes cubanos condenados por espionaje, a los que la isla considera "héroes antiterroristas".
En la víspera del Día Internacional de los Trabajadores, Valdés, quien es miembro del selecto Buró Político del gobernante Partido Comunista (único), descartó aumentos salariales en la isla, mientras no mejore la economía.
"Hasta que el país, con las medidas que se adoptan, no logre desinflar plantillas, eliminar gratuidades y subsidios indebidos, que conspiran contra la elevación de la productividad del trabajo, no estará en condiciones de hacer incrementos salariales cambiando la actual escala", dijo Valdés al seminario Trabajadores.
El salario medio en Cuba equivale a US$18 y, a pesar de subsidios a alimentos de la canasta básica, y educación y salud gratis, es insuficiente para cubrir las necesidades de los trabajadores y sus familias, ha reconocido el propio gobierno comunista.
El gobierno pretende eliminar un millón de empleos en el Estado en cinco años para reducir su abultada planilla de cinco millones en un país de 11,2 millones de habitantes