El Pontífice, que cerró el miércoles una gira por Latinoamérica que lo llevó a México y Cuba, entregó a Raúl Castro una lista de solicitudes de la Iglesia Católica, incluyendo la restitución del festivo de Viernes Santo.
La Habana. Cuba restableció el festivo de Viernes Santo con carácter "excepcional", en respuesta a una de las peticiones que hizo el Papa Benedicto XVI al presidente Raúl Castro durante su visita de tres días a la isla, informó el sábado la prensa oficial.
El Pontífice, que cerró el miércoles una gira por Latinoamérica que lo llevó a México y Cuba, entregó a Raúl Castro una lista de solicitudes de la Iglesia Católica, incluyendo la restitución del festivo de Viernes Santo y un mayor acceso a los medios, escuelas y universidades.
"El Consejo de Ministros de la República de Cuba acordó en el día de ayer (viernes), recesar las actividades laborales el próximo viernes 6 de abril", dijo una nota del Gobierno difundida por el diario Granma del gobernante Partido Comunista.
El periódico indicó que el feriado del viernes de Semana Santa, con motivo de las conmemoraciones religiosas, fue declarado con "carácter excepcional en consideración a Su Santidad y al feliz resultado de esta trascendental visita a nuestro país".
El reporte no especificó si la medida podría ser aplicada de forma permanente para los próximos años.
El festivo de los viernes de Semana Santa es un gesto similar, aunque menor, al que tuvo el ex presidente Fidel Castro con el fallecido Papa Juan Pablo II, al reinstaurar en 1997 la Navidad poco antes de su arribo a la isla en enero de 1998.
Durante su estancia en el país caribeño, Benedicto XVI pidió también "una Cuba de todos y para todos", desterrando posturas inamovibles a fin de lograr una reconciliación nacional mientras la nación busca una transformación con la aplicación de 300 reformas dirigidas a revivir su modelo económico de corte soviético .
Además, el Papa instó a las autoridades a que la restricción de las libertades fundamentales no fuera un obstáculo para lograr un cambio en la isla y criticó el embargo que Estados Unidos mantiene sobre Cuba desde hace cinco décadas.
El obispo de Roma ofreció dos multitudinarias misas en la isla, una en Santiago de Cuba, unos 900 kilómetros al este de la capital, y otra en la Plaza de la Revolución de La Habana.
El viaje del jerarca católico coronó un largo camino en la mejora de las relaciones del Gobierno con la Iglesia, que se ha convertido en el principal interlocutor de las autoridades en temas delicados como derechos humanos y libertades políticas.
Sin embargo, pese a las referencias más o menos veladas a los presos políticos, los exiliados y la urgencia de cambios de mayor calado en la nación caribeña, el líder católico no recibió a los disidentes de la isla, acusados por el Gobierno de ser mercenarios a sueldo de Estados Unidos.