El fiscal general cubano afirmó que “se sigue trabajando” en el caso de Alan Gross, quien entregó equipos restringidos de comunicación satelital a disidentes.
La Habana. Cuba sigue investigando a un contratista estadounidense detenido desde hace casi un año por sospechas de espionaje, pero que aún no tiene cargos formales, dijo este martes el fiscal general de la nación sobre un caso que tensó las relaciones entre ambos enemigos de la Guerra Fría.
La detención de Alan Gross el 3 de diciembre del 2009 en el aeropuerto de La Habana frenó un tímido acercamiento entre Cuba y el presidente estadounidense, Barack Obama, quien había prometido relanzar las relaciones con la isla de Gobierno comunista.
Cuba ha dicho que Gross, un hombre de 61 años contratado para ejecutar un programa del gobierno estadounidense para promover la democracia en la isla, entregó equipos restringidos de comunicación satelital a disidentes.
"Se mantiene en la misma situación. (La investigación) aún no ha concluido. Se sigue trabajando y cuando concluya se dará la respuesta", dijo el fiscal general cubano, Darío Delgado, a periodistas durante una conferencia en La Habana.
Estados Unidos exige su liberación por razones humanitarias y asegura que Gross sólo estaba ayudando a grupos judíos a conectarse a Internet.
El fiscal dijo que el de Gross era un caso normal.
"Está ajustado a la legislación cubana. No hay ninguna dificultad. Todo marcha según como estaba previsto", comentó.
Las autoridades cubanas permitieron que la esposa de Gross lo visitara al menos una oportunidad en un hospital militar de La Habana donde se encontraba detenido.
Judy Gross escribió en agosto pasado al presidente Raúl Castro para expresar el arrepentimiento de su esposo por su trabajo en Cuba, a donde ingresó con una visa de turista.
La mujer negó que su esposo fuera un espía y reiteró que sólo intentaba ayudar a grupos judíos en Cuba a acceder a la web.
Judy Gross criticó a la Casa Blanca por no haber hecho lo suficiente y describió a su marido como una víctima atrapada en el fuego cruzado entre los dos viejos enemigos de la Guerra Fría.