En Madrid, las marchas comenzaron en seis puntos de la ciudad, una a las 6 de la mañana desde Leganes, a 13 kilómetros del centro, antes de converger en la plaza Neptuno frente al Museo del Prado, junto al Parlamento.
Madrid. Decenas de miles de españoles abandonaron su tranquilo día de descanso con familias y amigos el domingo para marchar contra el llamado "pacto europeo" y el manejo de la crisis económica.
En Madrid, las marchas comenzaron en seis puntos de la ciudad, una a las 6 de la mañana desde Leganes, a 13 kilómetros del centro, antes de converger en la plaza Neptuno frente al Museo del Prado, junto al Parlamento.
A las 1200 GMT, la policía estimó que había entre 35.000 y 45.000 manifestantes en la capital, sin reportes de violencia, según la radio nacional.
"Estoy aquí porque esto es una estafa", dijo Juanjo Montiel, de 26 años, uno de cuatro manifestantes ciegos en las protestas madrileñas que trabaja como informático por unos 1.000 euros al mes.
"Yo tengo la suerte de tener trabajo pero hay mucha gente que no tiene acceso a un trabajo y no tienen posibilidad. Y encima estos políticos quieren aplicarnos más recortes, nosotros no tenemos la culpa, es el sistema", dijo Montiel a Reuters.
Las protestas del domingo se concentraron principalmente en el "pacto europeo", acordado por políticos de la zona euro para estimular la competitividad en el bloque, y en el hecho de que España haya impulsado reformas para dar más atribuciones a las empresas al momento de contratar y despedir.
"Los políticos tenían que estar aquí y ver esto para que se dieran cuenta de cómo nos sentimos", dijo Paloma Cirujano, una enfermera madrileña de 30 años que marchaba con su bebé de 3 meses en los brazos. "(La movilización) tiene que ir a algún sitio, no puede quedar en nada", señaló.
Falta de representación. Los manifestantes se hacen llamar los "indignados" y las protestas partieron antes de las elecciones regionales del 22 de mayo, en respuesta a lo que se percibió como un fracaso de los políticos en representar al electorado.
Los líderes políticos de la cuarta mayor economía de la zona euro han tratado por todos los medios convencer a los inversionistas de que el país no sigue los pasos de Grecia, Irlanda y Portugal, que han debido pedir rescates a la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
No obstante, los españoles dicen que mientras el gobierno busca calmar a los mercados, sus problemas han sido ignorados.
El desempleo ha subido a máximos de 14 años y casi la mitad de las personas bajo los 25 años está sin trabajo. Los bancos redujeron las líneas de crédito, los precios al consumidor están creciendo más rápido que el promedio regional, la inversión se redujo y los precios de las casas se hundieron.
En tanto, el gobierno ha pasado los últimos dos años aprobando leyes para mantener las alzas salariales en un mínimo, aumentar los años laborables, abolir pagos de beneficios y aumentar los impuestos.
Desde mayo, las protestas han crecido como bola de nieve.
En Cataluña, que prometió reducir sus gastos en un 10% este año, las protestas masivas en frente del Parlamento de Barcelona obligaron la semana pasada a que el presidente de la región llegara en un helicóptero a conversar con los molestos manifestantes.