Aunque Cristina Fernández -que este año rompió con el peronismo- fue vencida por la coalición oficialista Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, el caudal de votos que obtuvo mantiene a la ex mandataria de centroizquierda en el centro de una oposición que sufrió una aplastante derrota.
Buenos Aires. La feroz derrota que sufrió el peronismo en las elecciones legislativas del domingo en Argentina lo obligará a tender puentes con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en un proceso que demoraría la renovación del partido y favorecería al oficialismo.
Aunque Fernández -que este año rompió con el peronismo- fue vencida por la coalición oficialista Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, el distrito más grande del país, el caudal de votos que obtuvo mantiene a la exmandataria de centroizquierda en el centro de una oposición que sufrió una aplastante derrota.
“Con el resultado del domingo, Cristina (Fernández) sale bastante bien parada porque se convierte en la única oposición real que tiene el Gobierno”, dijo a Reuters el analista político Roberto Starke. “El peronismo hoy todo lo que tiene para mirar a su alrededor es un verdadero desierto”, explicó.
A nivel nacional el partido Unidad Ciudadana, fundado este año por Fernández tras romper con el peronismo, consiguió el domingo un 21 por ciento de los votos, lo que lo deja como la mayor fuerza opositora aunque muy lejos del oficialismo, que obtuvo cerca del 41 por ciento, dijo el experto Ricardo Rouvier.
En Buenos Aires -donde vive más de un tercio de los argentinos- la exmandataria perdió ante su rival oficialista pero consiguió más del triple de votos que Sergio Massa, un peronista disidente que fue candidato presidencial en 2015, y más de siete veces los votos del peronismo tradicional.
El peronismo perdió incluso en algunos distritos en los que se descontaba su triunfo, como en la provincia norteña de Salta.
“En un escenario en el que todos salen golpeados, Cristina les saca ventaja a los demás (...) El kirchnerismo está en un momento de discusión interna. Yo creo que Unidad Ciudadana debería competir dentro del peronismo”, dijo una fuente del espacio de Fernández que prefirió que no se revelara su identidad.
Una fuente del peronismo señaló a Reuters que el partido está dispuesto a dialogar con Fernández, pero que ella suele ser reacia a negociar.
Si bien una eventual reconciliación entre la expresidenta y el peronismo le permitiría al partido mantener un mayor piso de adeptos, el alto nivel de rechazo hacia Fernández -que gobernó el país entre 2007 y 2015- también dificultaría seducir nuevos votantes de cara a las elecciones presidenciales de 2019.
Según Raúl Aragón, titular de la consultora Aragón y Asociados, la imagen negativa de Fernández llega al 65 por ciento de la población, golpeada por las numerosas acusaciones por corrupción que tiene pendientes en la Justicia.
La fragmentación del peronismo y su desconcertante futuro generan una coyuntura óptima para el presidente liberal Mauricio Macri, que tras la victoria electoral buscará acelerar una serie de reformas para impulsar la economía.
“Cristina queda parada aún en la derrota como la dirigente opositora que más caudal tiene. Eso va a obstruir el proceso de renovación del peronismo. Hoy todo está encaminado para la reelección de Macri en 2019”, dijo a Reuters una fuente del oficialismo bajo condición de anonimato.