Miguel Díaz-Canel, acaba de asumir como primer secretario del Partido Comunista, el cargo más poderoso en Cuba, en sustitución de Raúl Castro que ha puesto fin a la era castrista. El nuevo líder se comprometió a consultar las decisiones estratégicas sobre el futuro de la nación.
La Habana. El nuevo líder del gobernante Partido Comunista de Cuba puede que haya nacido después de la revolución de 1959, pero es tan leal que no se espera que realice cambios significativos en el sistema de partido único de la isla y ha dado pasos solo tentativos hacia las reformas económicas de mercado.
Desde que sucedió como presidente a su mentor Raúl Castro en 2018, Miguel Díaz-Canel, de 60 años, ha enfatizado en la necesidad de dar continuidad a la revolución.
Nombrado como primer secretario del Partido Comunista, el cargo más poderoso, Díaz-Canel dijo a los delegados del Congreso que consultaría las decisiones estratégicas sobre el futuro de la nación con su predecesor.
El ingeniero electrónico, que con frecuencia viste una tradicional guayabera cubana, se ha mostrado más en sintonía con la época que sus antecesores vestidos de color verde oliva, como Fidel y Raúl Castro, quienes gobernaron la isla caribeña en las últimas seis décadas.
Como un joven jefe del partido en dos provincias, Díaz-Canel se opuso a la ortodoxia al respaldar un centro cultural flexible con las personas LGBT, en un momento en que la homofobia era algo común, supuestamente escuchando música rock y luciendo el pelo largo.
Fue ministro de Educación, vicepresidente del país y jefe del Partido en las provincias de Villa Clara y Holguín, y ha pedido en los últimos tiempos un acceso a Internet más amplio abriendo una de las sociedades menos conectadas a la web en el mundo.
Continuidad. A pesar de sus intentos por una Cuba más abierta y conectada, Díaz-Canel ha hecho de "Somos Continuidad" el lema de su gobierno tras iniciar su mandato en 2018 pero con un endurecimiento del control estatal sobre los sectores creativos y económicos.
Díaz-Canel ha reiterado la opinión del Partido Comunista desde hace mucho tiempo que describe a los disidentes como una pequeña minoría financiada por Estados Unidos.
Su presidencia ha coincidido en los primeros años con la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de endurecer el embargo comercial de décadas en la isla.
No fue hasta este año que su gobierno reanudó una serie de reformas de mercado que había lanzado Castro hacía una década, forzado por una crisis de liquidez que ha generado una escasez generalizada.
Esas reformas han incluido medidas provisionales para expandir el sector privado, así como una dolorosa revisión monetaria que redujo las importaciones, aumentó las exportaciones y recortó los subsidios a las empresas estatales.
¿Reformista? El líder que creció en una modesta casa en la central provincia de Villa Clara ha cultivado la imagen de trabajador común.
En la década de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética, principal socio comercial de Cuba en aquel entonces, era visto en ocasiones en bicicleta transitando hacia el trabajo con pantalones cortos en lugar se trasladarse en un auto Lada, de fabricación soviética, como otros líderes del gobierno.
En su primer año como presidente, antes de la pandemia, revisó en cada provincia la marcha de los planes para conocer mejor la vida de los cubanos en reportajes transmitidos por la televisión estatal. Sus visitas contrastan con el bajo perfil de su predecesor Raúl Castro.
"A diferencia de Raúl, Díaz-Canel se lanzó a las calles", dijo Javier Menéndez, de 32 años, un músico radicado en La Habana. "Pero necesita ganarse a la juventud que intenta enderezar nuestro país porque hay muchos jóvenes descontentos con el camino que está tomando Cuba, pese al bloqueo y otros obstáculos", señaló.
El gobierno de Díaz-Canel se ha visto limitado por la crisis en el que se encuentra el país desde que asumió el cargo, dijo Michael Bustamante, profesor asistente de historia latinoamericana en la Universidad Internacional de Florida.
"Pero se harían un favor a sí mismos para facilitar el camino para salir del modo de crisis articulando una visión de futuro y Díaz-Canel definiendo su propia voz", apuntó.
Yamilé González, una cubana de 41 años empleada de un punto de venta en La Habana que lucha por sobrevivir con un salario de US$ 80 al mes, dijo que Díaz-Canel aún tiene que mostrar su mano al gobernar.
"Díaz-Canel y su gestión todavía están por ver. Tiene que trabajar duro y convencer para satisfacer, aunque sea en parte, las necesidades diarias de los cubanos en un momento muy duro para todos", agregó.