Si bien un nuevo conflicto militar es visto como altamente improbable, la disputa podría poner en peligro el impulso británico para estrechar vínculos económicos y comerciales con las potencias emergentes de América Latina como Brasil, que el Reino Unido espera que reactive la estancada economía británica.
Londres Treinta años después de que Gran Bretaña y Argentina se enfrentaron en una guerra por las Islas Malvinas, las relaciones entre ambos están muy frías mientras Buenos Aires lanza una ofensiva diplomática para reafirmar su reivindicación de soberanía en las islas.
Si bien un nuevo conflicto militar es visto como altamente improbable, la disputa podría poner en peligro el impulso británico para estrechar vínculos económicos y comerciales con las potencias emergentes de América Latina como Brasil, que el Reino Unido espera que reactive la estancada economía británica.
El descubrimiento de petróleo frente a las Malvinas ha aumentado lo que está en juego, llevando a Argentina a amenazar con demandar a las empresas involucradas en la exploración de petróleo y protestar ante las Naciones Unidas sobre una "militarización" del Atlántico Sur por parte de Gran Bretaña.
El domingo, la víspera del trigésimo aniversario del inicio de la guerra de las Malvinas, el Sunday Telegraph dijo que Argentina había amenazado con tomar acciones legales contra los bancos británicos y estadounidenses que dieran consejo o incluso que escribieran informes de investigación acerca de empresas involucradas en el sector petrolero de las Malvinas.
"Nos tomamos muy en serio lo que ahora se ha convertido en una sostenida e intensa, y a veces bastante agresiva, campaña diplomática llevada a cabo por Argentina la que se ha intensificado por los últimos cuatro o cinco meses", dijo una fuente diplomática británica.
El gobierno argentino asume "que si presionan lo suficiente y hacen bastante ruido, de alguna manera nos llevarán de vuelta a la mesa de negociación, (y) nos sentaremos y comenzaremos a hablar de soberanía, lo que no va a pasar", dijo la fuente.
Claramente Argentina está tratando de regionalizar el tema "para convertir esto en un desacuerdo entre América Latina y Gran Bretaña en vez de sólo entre Argentina y Gran Bretaña", añadió.
La Junta de Gobierno militar argentina invadió las Malvinas, llamadas "Falklands" por los británicos, el 2 de abril de 1982. Gran Bretaña envió una fuerza naval y volvió a capturar las islas después de una guerra de 10 semanas, en la que perdieron la vida 255 británicos y 650 argentinos.
Las relaciones diplomáticas fueron restauradas por el presidente argentino Carlos Menem en 1990 y los vínculos mejoraron, sólo para enfriarse una vez más cuando Néstor Kirchner, difunto esposo y predecesor de la presidenta Cristina Fernández, asumió el cargo en el 2003.
Desde entonces se han deteriorado más, a pesar que Gran Bretaña sigue siendo un importante inversionista y socio comercial de Argentina.
Tensiones. Klaus Dodds, académico de geopolítica del Royal Holloway college de la Universidad de Londres, dijo que los vínculos bilaterales estaban probablemente en su peor estado desde 1982. "El Gobierno de Gran Bretaña está teniendo que gastar más y más tiempo y recursos para refutar las acusaciones argentinas", dijo a Reuters.
El descubrimiento de petróleo ha alimentado la disputa.
Fernández, presidenta de centro izquierda que proviene de la fría región patagónica más cercana a las Malvinas, ha condenado "el saqueo de nuestros recursos naturales, nuestro petróleo".
Rockhopper Exploration Plc estima que hay 350 millones de barriles de petróleo recuperable en su hallazgo de Sea Lion costa afuera de las Malvinas, localizadas a 480 kilómetros de la costa de Argentina, y planea comenzar a extraer crudo hacia el 2016.
Si otros cuatro pozos cumplen con lo esperado, Edison Investment Research dice que los ingresos por impuesto y royalty podrían alcanzar los US$167.000 millones.
La amenaza argentina de tomar acciones legales contra las empresas explorando en búsqueda de petróleo en las Malvinas podría hacerlas pensar dos veces antes de involucrarse, o, al menos, elevar el costo de la extracción del petróleo.
El respaldo latinoamericano a Argentina también podría significar un golpe a las esperanzas británicas de expandir el comercio con el continente.
La coalición Conservadora-Liberal Demócrata en el poder en Londres desde el 2010 afirma que quiere abrir un nuevo capítulo en sus relaciones con Latinoamérica como parte de su impulso por incrementar el comercio y los vínculos de inversión con mercados emergentes de rápido crecimiento.
Andrew Rosindell, un legislador conservador y secretario de un grupo parlamentario sobre las Malvinas integrado por todos los partidos, dijo que parte de la estrategia argentina es forzar a Gran Bretaña a elegir entre la lealtad a las Malvinas y los vínculos con Latinoamérica.
"No va a funcionar porque lo que tienen que entender es que cuando se trata de defender a tu propia gente, tu propia gente siempre será lo primero, antes que los vínculos comerciales", declaró a Reuters.
Diplomáticos británicos afirman que los gestos latinoamericanos de apoyo a Argentina a menudo son simbólicos y tienen poco impacto práctico hasta ahora.
El secretario británico de Asuntos Exteriores, William Hague, dijo en una visita a Brasil en enero que Gran Bretaña está aumentando su personal diplomático en Latinoamérica, abriendo varias nuevas misiones diplomáticas e incrementando las visitas ministeriales.
Las exportaciones británicas a Brasil subieron un 9% en el 2011 tras un salto del 23% en el 2010 y el Reino Unido ha establecido una meta de doblar el comercio con Brasil, México y Colombia al 2015, dijo.
Jeremy Browne, ministro de Asuntos Exteriores para Latinoamérica, dijo a Reuters en enero que las Malvinas fueron tema de conversación con sus contrapartes latinoamericanas, "pero no creo que sea una barrera para relaciones de trabajo más fuertes con países en Latinoamérica, con la excepción de Argentina".
Rosindell y Derek Twigg, un líder laborista que preside el grupo sobre las Malvinas, afirmaron que existe un fuerte apoyo en el espectro político británico hacia el derecho a la autodeterminación de los isleños y que, con los recuerdos de la guerra aún frescos, no creían que ningún Gobierno británico pudiera negociar una soberanía con Argentina.
"Cualquier partido, ya sean los Laboristas o los Liberales Demócratas o los Tories (Conservadores), son muy claros: la autodeterminación es la clave absoluta. No se abandonará ese punto", declaró Twigg a Reuters.
Funcionarios británicos están listos para que continúe la ofensiva diplomática argentina por al menos unos pocos meses más mientras que el aniversario de la guerra mantiene a las Malvinas en el foco de los medios de comunicación.
La ministra de la Industria argentina, Débora Giorgi, provocó protestas británicas en febrero al instar a los líderes empresariales a reemplazar importaciones de ese país con productos de países que respeten la reivindicación de soberanía de Argentina sobre las Malvinas.
Vía diplomática. Gran Bretaña pidió a la Unión Europea, que representa a estados miembros en materias comerciales, que intervenga con Argentina y ha respondido a la ofensiva diplomática del país sudamericano haciendo más para explicar su posición sobre las Malvinas a países latinoamericanos.
"Estamos tratando de mantener el nivel de la retórica y la excitación en torno a este tema en un nivel razonable y enfatizar a la región de que no estamos tratando de escalarlo", dijo la fuente diplomática británica.
Matt Ince, un analista del Royal United Services Institute (RUSI, por su sigla en inglés), un instituto de investigación de defensa británico, dijo que los intereses estratégicos británicos en América Latina podrían verse bajo presión a no ser que Gran Bretaña transmita el mensaje de que "la aceptación de la política exterior argentina de las Malvinas ya no es una estrategia libre de riesgo".
Como el cuarto principal inversor en América Latina, representando el 12% de la inversión extranjera directa en Chile y el 16% en Colombia, Gran Bretaña estaba "no sin opciones y poder económico", dijo en un artículo en el sitio web del RUSI.
"El Reino Unido tiene una oportunidad de dejar claro (a otros países sudamericanos) que apoyar la postura argentina tiene un costo, como relaciones menos favorables con Gran Bretaña", dijo.
Mark Jones, académico de ciencias políticas de la Universidad Rice en Estados Unidos, dijo que la estrategia argentina era en parte para prevenir que el petróleo de las Malvinas sea tan rentable que las islas pudieran ser financieramente independientes de Gran Bretaña.
Dijo que la mejor respuesta de Gran Bretaña sería dejar que la ofensiva diplomática argentina muriera.
"Mucho de esto proviene de razones internas en Argentina, este deseo por distraer de problemas económicos más amplios. Si Gran Bretaña no cede en lo absoluto, es difícil para el Gobierno argentino mantener la ofensiva. Han utilizado la mayoría de las herramientas que poseen", dijo a Reuters.
Fernández fue reelecta por una amplia mayoría en octubre pero su popularidad cayó a un mínimo de 13 meses de 42,1% en un sondeo de marzo. La economía, la tercera más grande de América Latina, se ha disparado en los últimos nueve años, pero ahora se está enfriando y Fernández ha recortado algunos de sus populares subsidios y gasto social.
Funcionarios británicos dicen que las islas Malvinas, que prosperan con la industria de la lana, licencias de pesca y ahora con la exploración petrolera, son autosuficientes económicamente, a pesar que Londres paga por sus costos de defensa de cerca de 60 millones de libras esterlinas al año (US$96 millones).
Cuando el petróleo comience a fluir, las islas contribuirán al costo de su defensa, dijo a Reuters en febrero el miembro de la asamblea local, Gavin Short.
El Gobierno argentino ha dicho que está comprometido a resolver la disputa de las Malvinas de manera pacífica.
"Mientras Gran Bretaña ocupe la base competentemente, Argentina nunca podría montar una invasión exitosa", dijo el académico Michael Clarke, director general de RUSI, en un articulo en el sitio web del instituto.
Gran Bretaña tiene una compañía de infantería, cuatro cazas Typhoon, una batería de defensa aérea Rapier y otros equipos en las islas, y podría traer refuerzos dentro de 18 horas, dijo.
Mientras Gran Bretaña le ha dado a sus fuerzas armadas "tecnologías de clase mundial, aunque en menor número", Argentina no ha añadido nada desde 1982, escribió. "En términos militares, la diferencia relativa entre sus tecnologías probablemente se aproxima a 80 o 100 años", añadió.