Ante su incapacidad para llegar a un acuerdo, algunos países se han vuelto más restrictivos con las solicitudes de asilo y han fortalecido sus fronteras externas para permitir el paso de menos personas.

Bruselas. Varios líderes de la Unión Europea se reunirán este domingo en Bruselas, en un intento por reducir sus profundas divisiones sobre inmigración, un asunto que lleva años afectándoles y que ahora presenta una nueva amenaza para la canciller alemana, Angela Merkel.

Aunque las llegadas a través del mar Mediterráneo son solo una fracción de las que había en 2015, cuando más de un millón de personas arribó a Europa, un reciente sondeo de opinión mostró que la inmigración es la principal preocupación para los 500 millones de ciudadanos de la UE.

Presionados por sus votantes a nivel doméstico, los líderes de la UE están librando amargas batallas para decidir cómo comparten a los solicitantes de asilo dentro del bloque.

Ante su incapacidad para llegar a un acuerdo, se han vuelto más restrictivos con las solicitudes de asilo y han fortalecido sus fronteras externas para permitir el paso de menos personas. Asimismo, han dado dinero y ayuda a países del Norte de África y de Oriente Medio para evitar que la gente vaya a Europa.

Según datos de la ONU, en lo que va de año, solo han llegado 41.000 refugiados y emigrantes por mar a las costas europeas. No obstante, mientras tanto, el asunto ha hecho ganar y perder elecciones a políticos de todo el bloque, desde Italia a Hungría, con un creciente apoyo de los electores a los que defienden una postura más dura sobre la inmigración.

Este sábado, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que su país está a favor de aplicar sanciones financieras a los países de la UE que rechacen a inmigrantes con estatus de asilo comprobado.

Merkel está bajo presión, ya que sus veteranos aliados conservadores bávaros de la Unión Social Cristiana (CSU) han amenazado con empezar a devolver en la frontera alemana a todos los solicitantes de asilo registrados en otros países de la UE a no ser que el bloque llegue a un acuerdo para distribuirlos de manera más equilibrada.

Para aplacar a sus socios, Merkel debe conseguir algo el domingo, en una reunión convocada apresuradamente entre una decena de capitales europeas, así como en la cumbre que celebrarán los 28 líderes del bloque el 28 y 29 de junio.