Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 76 personas han muerto y 868 han resultado heridas desde el 18 de abril pasado, cuando inició la crisis sociopolítica en Nicaragua.
Managua. Incidentes violentos ocurridos este fin de semana en Nicaragua dejaron al menos dos muertos y una sede del gobernante Frente Sandinista en llamas.
El Gobierno dio cuenta del deceso de una persona en la provincia de Boaco (centro), producto de ataques armados, y extraoficialmente se informó sobre el hallazgo de un cadáver en el suroeste de Managua que exhibe rastros de tortura.
De confirmarse que ambas personas fueron víctimas de violencia política y no de la delincuencia común, el saldo total de muertos desde el 18 de abril, cuando empezaron las protestas contra el Gobierno del líder sandinista Daniel Ortega, ascenderá a veintidós.
En Ometepe, la mayor isla del Lago Cocibolca (sur), personas que marcharon exigiendo la renuncia del presidente Ortega prendieron fuego a la sede del partido sandinista en la ciudad de Altagracia, después de que simpatizantes progubernamentales agredieran a los manifestantes.
El líder del movimiento campesino en Ometepe, Henry Ruiz, aseguró a periodistas que la protesta autoconvocada era multitudinaria y que los partidarios gubernamentales intentaron detener la marcha, que terminó recorriendo unos doce kilómetros en Altagracia. "Todo era pacífico (hasta que) hubo una provocación de los orteguistas”, explicó Ruiz.
Diálogo cuesta arriba. "El pueblo no soportó. Fuimos atacados por simpatizantes del Gobierno con piedras y morterazos (explosivos caseros)”, agregó. Por su parte, el portal oficial de noticias El 19 atribuyó el incidente a "grupos de delincuentes pagados por la derecha”.
Mientras tanto, en Managua, tras concluir una manifestación antigubernamental de miles de personas, cientos de opositores derribaron al menos cinco "árboles de la vida” –grandes estructuras metálicas y luminosas con forma de árbol que son consideradas emblemas del oficialismo— colocados a lo largo de una las principales avenidas capitalinas.
Este domingo, al oficiar una misa en la Catedral Metropolitana de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes dijo que el diálogo entre oficialistas y opositores debe trascender las negociaciones suspendidas entre el Gobierno y la alianza cívica, integrada por estudiantes, empresarios y otros representantes de la sociedad civil.
"La paz se va a lograr solamente en el diálogo”, pero "el diálogo no se da solamente en el auditorio del Seminario [de la Conferencia Episcopal, que es la instancia mediadora]. No. El diálogo tiene que proyectarse más allá: entre los vecinos, las familias, las comunidades”, agregó Brenes.
Saldo impreciso. Por su parte, el director de la organización no gubernamental Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos (ANPDH), Alvaro Leiva, dijo al diario "La Prensa” que cientos de policías fueron retenidos por haber presentado sus renuncias y negarse a reprimir protestas.
"Eso está confirmado (...) En todo el territorio nacional son más de trescientos policías los que han solicitado baja”, afirmó Leiva. "Los han amenazado hasta con cuatro años de cárcel”, añadió. Nicaragua vive una crisis que comenzó con una protesta de estudiantes contra una reforma del seguro social, que afectaba a miles de trabajadores y jubilados. La represión policial y paramilitar caldeo aún más los ánimos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que da seguimiento a la crisis en Nicaragua, contabilizó setenta y nueve muertos entre el 18 de abril y 24 de mayo pasado. Pero las estadísticas varían de una fuente a otra. Los registros de la Policía local y de activistas de derechos humanos elevaron la cifra de víctimas mortales a ochenta y tres este sábado.