Las diligencias, que se iniciaron el pasado 2 de diciembre, se fundamentaron en las declaraciones del ex agente del Servicio de Investigación Criminal (SIC) Salomón Castillo. Los hermanos Restrepo fueron desaparecidos y asesinados por la Policía Nacional en 1988.

En alrededor de 30 días los exámenes forenses establecerán si los restos recuperados del cementerio de El Batán corresponden a los hermanos Santiago y Andrés Restrepo Arismendi, desaparecidos y asesinados por la Policía Nacional en 1988, una vez que la Fiscalía concluyó ayer las exhumaciones de cuatro fosas comunes.

Las diligencias, que se iniciaron el pasado 2 de diciembre, se fundamentaron en las declaraciones del ex agente del Servicio de Investigación Criminal (SIC) Salomón Castillo, quien afirmó que el mayor de los hermanos (Santiago) fue enterrado en una de las fosas comunes del mencionado camposanto.

Este testimonio se complementa con la denuncia que formuló el padre de los chicos, Pedro Restrepo, en el sentido de que la Policía y varios centros hospitalarios habrían firmado convenios con los cementerios para enterrar a los NN o personas no identificadas.

Según el fiscal general, Galo Chiriboga, las exhumaciones se cumplieron sobre la base de la información que manejaron y que determinó que el día en que los menores desaparecieron también ingresaron cadáveres al cementerio de El Batán.

Destacó que estos datos permitieron ubicar las osamentas.

Chiriboga explicó que los restos recuperados en cuatro diligencias distintas serán sometidas a pericias de Antropología Forense para determinar sus generalidades, entre ellas, si corresponden a restos humanos o no; el sexo, edad y talla de la persona fallecida; su estado de conservación, entre otros.

Señaló que después se obtendrán muestras de las osamentas para hacer exámenes de ADN y que estos confirmarán si en efecto los restos corresponden a los hermanos Restrepo. Remarcó que esta prueba especializada se hará en Ecuador ya que la Fiscalía cuenta con un laboratorio de ADN.

Además informó que de forma paralela se inició un trabajo de análisis de varios documentos que podrían estar relacionados con el caso, así como los que constan en el informe de la Comisión de la Verdad.

Gagliardo agregó que para que un cadáver ingrese al camposanto debieron haberse cumplido ciertos protocolos determinados en la ley que regía en el año en que desaparecieron y murieron los jóvenes.

Es decir, reflexionó Chiriboga, el cadáver debió ser sometido a un examen forense y a la toma obligatoria de huellas; y, por tanto, la información de las cuatro osamentas será comparada con los archivos para determinar su identidad, los resultados de los protocolos de la autopsia y las huellas digitales.

Chiriboga no descartó la posibilidad de recurrir a la experiencia internacional en este tipo de investigaciones. “Hay argentinos que tienen experticias en esta materia”, agregó.