El diario, en el texto titulado "¿Asilo para Julian Assange?", asegura que Rafael Correa, a quien califica de autócrata menor, huele una oportunidad política de heredar el rol de crítico del régimen norteamericano ante un posible fallecimiento de Hugo Chávez.
"No es difícil imaginarse lo que se viene". Así concluye un editorial el prestigioso diario estadounidense The Washington Post, que analiza la posibilidad de otorgar asilo político por parte del gobierno de Ecuador al fundador de Wikileaks, Julian Assange.
El Post hace esta aseveración en un texto muy crítico con el gobierno de Rafael Correa, al relacionar el posible asilo a Assange y la próxima renovación de las preferencias arancelarias (Atpdea), que otorga el gobierno estadounidense al Ecuador.
El diario, en el texto titulado "¿Asilo para Julian Assange?", asegura que Rafael Correa, a quien califica de autócrata menor, huele una oportunidad política de heredar el rol de crítico del régimen norteamericano ante un posible fallecimiento de Hugo Chávez. Además, de que el potencial asilo al hombre de Wikileaks le daría simpatía entre el antiamericanismo global.
A continuación, una traducción del editorial:
¿Asilo para Julian Assange?
Rafael Correa, un autócrata menor sudamericano, puede oler una oportunidad política. Hugo Chávez, el populista venezolano que ha sido su mentor político, parece estar muriendo de cáncer. Eso significa que el rol del acosador de Yanquis y de amigo de pícaros que Chávez ha modelado en los últimos doce años, pronto puede quedar abierto. Correa, que ha sido presidente de Ecuador desde el 2007, ha estado haciendo su mejor esfuerzo para establecer su buena fe: en enero, por ejemplo, recibió al presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad.
El mes pasado, la campaña de Correa tuvo un espaldarazo del fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien abrió una entrevista aduladora para un medio ruso de propaganda estatal anunciando que "con Chávez fuera del ojo público, una nueva generación de líderes latinoamericanos ha surgido". Continuó deleitándose con ofensas antiestadounidenses y paranoia con Correa, induciendo a que el ecuatoriano proclamara: "¡Bienvenido al club de los perseguidos!"
Ahora, el hacker australiano solicita frontalidad a Correa. Al pedir asilo en la Embajada de Ecuador en Londres el martes, Assange desafía al Gobierno de Correa a concluir que Suecia, que busca la extradición de Assange por cargos de crímenes sexuales, y Gran Bretaña, que le permitió exhaustivamente defender su extradición en sus cortes, están violando sus derechos humanos o haciéndolo sujeto de persecución política.
Assange probablemente tenga poco que ganar con esta maniobra. Obtenga o no el asilo, será sujeto de arresto en cualquier momento que deje la embajada en Londres. Correa, por su parte, podría hacerse un héroe con el antiamericanismo global apoyando la causa de Assange. El hombre de Wikileaks asegura, después de todo, que está resistiendo la extradición a Suecia porque cree que será subsecuentemente entregado a los Estados Unidos y expuesto a la pena de muerte. Que ningún cargo o caso de extradición en Estados Unidos esté abierto contra él es irrelevante a esta fantasía.
Assange es también indiferente, si no respalda, al propio récord de Correa sobre libertad de expresión. Desde el inicio de este año el gobierno ecuatoriano ha silenciado 14 estaciones de radio y televisión, incluyendo ocho desde el inicio de junio. La demanda personal de Correa contra uno de los periódicos líderes del país y contra algunos periodistas de investigación han sido condenadas por cada gran grupo de Derechos Humanos y organizaciones internacionales de monitoreo de la libertad de expresión. En respuesta, Correa ha lanzado una campaña en la Organización de Estados Americanos para inutilizar las protecciones regionales a la prensa.
Hay una cuenta potencial en las ambiciones de Correa. Sucede que el "imperio" estadounidense, al que él profesa despreciar, garantiza a Ecuador (que usa el dólar como su moneda) especiales preferencias comerciales que le permite exportar muchos productos sin aranceles. Un tercio de las exportaciones ecuatorianas (10 mil millones de dólares en el 2011) van a los Estados Unidos, beneficiando unos 400 mil puestos de trabajo en un país de 14 millones de personas. Esas preferencias tienen que pasar por renovación en el Congreso a principios del próximo año. Si Correa busca autonombrarse como el jefe de los enemigos estadounidenses en Latinoamérica y el protector de Julian Assange, desde ahora y en adelante no es difícil imaginarse lo que viene.