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Ecuatorianos claman por ayuda tras terremoto, mientras el gobierno reconoce fallas en sistema de distribución
Jueves, Abril 21, 2016 - 13:14

El gobierno de Rafael Correa ha dicho que no se trata de falta de ayuda, sino de fallas en la distribución de las abundantes provisiones y prometió solucionar el problema a la brevedad.

Manta, Ecuador. Miles de ecuatorianos clamaban por agua, medicinas y comida cuatro días después de que el peor terremoto en casi 70 años los dejara a la deriva tras azotar la costa del país matando a 570.

El gobierno de Rafael Correa ha dicho que no se trata de falta de ayuda, sino de fallas en la distribución de las abundantes provisiones y prometió solucionar el problema a la brevedad.

Pero mientras tanto, en el pequeño poblado turístico de San Jacinto, a una hora de Manta -la segunda ciudad más golpeada por el sismo- la mayoría se quejaba por la falta de atención.

"Estamos tratando de sobrevivir, queremos comida", dijo Galo García, un abogado de 65 años, mientras esperaba su turno para recibir agua desde un camión enviado por una autoridad local. "En las tiendas ya no hay nada. Estamos comiendo las verduras que cosechamos".

El clamor de García se replicó en casi todo el pueblo cuando se agolparon alrededor de un camión con agua. "Queremos comida, queremos comida", gritaban al unísono.

El balneario, de unos 3.000 habitantes, no ha sufrido muertos ni heridos, pero el terremoto de 7,8 que sacudió la costa de Ecuador el sábado destruyó algunas casas y hoteles.

A lo largo de los más de 200 kilómetros de litoral afectado las imágenes de destrucción se repetían: sobre calles en las que solían levantarse casas, edificios y hoteles, ahora se apilaban toneladas de escombros y fierros retorcidos.

Y, a pesar de la rápida reacción del Gobierno para albergar a más de 24.400 personas en campos de fútbol, coliseos y aeropuertos, el calamitoso estado de las vías dificultaba el traslado de la ayuda que llegaba del exterior sin cesar.

"Por allí corren rumores de que falta el agua", dijo Correa el miércoles en rueda de prensa. "¡El agua sobra! El problema es la distribución", reconoció.

Sin embargo, a lo largo de los 145 kilómetros que separan San Jacinto de Pedernales -la ciudad más afectada- decenas aguardaban a la orilla de la cuarteada carretera por agua. Muchos incluso se trasladaron a otros pueblos para ver si conseguían comer aunque fuera solo una fruta.

Oportunidad. Correa, al mando del socio más pequeño de la OPEP desde el 2007, decretó el miércoles alzas temporales de impuestos para hacerle frente a los estragos del terremoto y agregó que podría vender activos del país y emitir deuda para costear la reconstrucción, que estimó en miles de millones de dólares.

Ponerse de pie no le será fácil al país andino, cuya economía ya estaba golpeada por los bajos precios del petróleo, su mayor fuente de ingresos.

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"Estamos enfrentando lo más duro, pero es sólo el comienzo", dijo la noche del miércoles durante un mensaje a la nación. "La reconstrucción de las zonas afectadas durará años y costará miles de millones de dólares".

Al pasar revista a los poblados más afectados el mandatario dijo que muchas vidas se hubieran podido salvar si los precarios edificios hubiesen respetado las normas de construcción, endurecidas tras el terremoto de magnitud 7,0 que dejó más de 300.000 fallecidos en Haití en el 2010.

"Es una oportunidad para planificar mejor nuestras ciudades", manifestó.

Además, el gobernante de 53 años llamó a los países que han brindado su ayuda a que no dejen de visitar Ecuador para evitar una afectación a la industria turística que, el año pasado generó ingresos por unos US$1.700 millones.

Autores

Reuters