Barack Obama ofrecerá al presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, su compromiso de presionar al Congreso para impulsar el tema de la reforma migratoria, anunció el gobierno estadounidense.
Excelsior.com.mx, Ciudad de México. El presidente electo Enrique Peña Nieto arribó la noche de este lunes a la base Aérea Andrews de Washington para el encuentro que sostendrá este martes con el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama.
El político mexiquense arribó a las 19:40 horas (local), acompañado por su esposa, Angélica Rivera, e integrantes de su equipo de transición, quienes fueron recibidos por la jefa de Protocolo del Departamento de Estado de Estados Unidos, Capricia Marshall, y por el embajador de México en este país, Arturo Sarukhán.
La reunión de Peña Nieto y Barack Obama está programada a las 15:40 horas local, en el despacho Oval de la Casa Blanca.
Previo a la cita, el director de Política Nacional de Control de Drogas de EU, Gil Kerlikowske, dijo que considera “apropiado” que Peña Nieto sopese un cambio en la estrategia antidrogas, que incluya la ampliación de la policía federal en ese país.
“Creo que es importante que se reevalúe la estrategia que quiere usar el presidente electo para reducir la violencia. Fui jefe de policía durante mucho tiempo, y desde luego realizábamos cambios en las medidas policiales, en las medidas para proteger a nuestros ciudadanos”, dijo.
“Creo que es apropiado que se reevalúe la estrategia, y nosotros haremos todo lo posible para dar a su Administración la información” y compartir datos de inteligencia para mejorar la estrategia, aseguró Kerlikowske, quien asumió el cargo en mayo de 2009 con cerca de 40 años de experiencia policial.
El “zar” antidrogas hizo estas declaraciones en la víspera de la reunión privada que sostendrán Obama y Peña Nieto.
Es el primero entre ambos líderes, y se produce en unos momentos en que se vive una contracción de la migración hacia Estados Unidos y en el marco de una lucha frontal contra el crimen organizado en México.
Agenda migratoria. Obama ofrecerá a Peña Nieto su compromiso de presionar al Congreso para impulsar el tema de la reforma migratoria, anunció el gobierno estadunidense.
“El presidente cree que hay una oportunidad real para avanzar (en el tema) y está comprometido con esto”, dijo el vocero presidencial Jay Carney al ser cuestionado sobre los tópicos que los líderes discutirán en su encuentro de hoy en la capital.
Se espera que la agenda del encuentro de casi una hora incluya temas de la agenda bilateral como el de seguridad, del cual Carney evitó pronunciarse de manera específica sobre el tráfico de armas hacia el vecino del sur.
“No tengo la agenda de las discusiones”, se excusó el vocero al ser cuestionado sobre la posibilidad de que Obama ofrezca al mandatario electo retomar el tema de la prohibición de armas de asalto que expiró en 2004 y que ha sido eludido hasta ahora por el mandatario.
Empero reiteró la postura de Obama en el sentido de que existe una ventana de oportunidad para impulsar el tema de la reforma migratoria, en parte por el empuje que le dio la alta participación del electorado hispano en las pasadas elecciones presidenciales.
Dijo que el mandatario considera que una amplia reforma migratoria “puede ser lograda y que requiere apoyo bipartidista, y que se puede alcanzar porque se ha logrado en el pasado”.
Dos tiempos. La reunión que sostendrá Peña Nieto con Obama se desarrollará en dos partes: una en la que estarán acompañados por sus comitivas y otra de forma privada, informó la oficina del mexiquense.
En su cuenta de Twitter, Luis Videgaray, coordinador general del equipo de transición de Peña, escribió que la reunión “será de 50 minutos en dos partes: 1. Acompañados por colaboradores (35 min) y 2. En privado (15 min)”.
Peña Nieto y Obama “tocarán temas relativos a economía, empleo, migración y seguridad”, señalaron fuentes de la Casa Blanca.
En su estadía en Washington, Peña también dialogará con líderes de la Cámara de Representantes y del Senado.
En el encuentro entre Peña Nieto y Obama, las delegaciones que los acompañarán estarán lideradas por parte de Estados Unidos por el vicepresidente Joe Biden y la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Aconsejan ir “más allá de los temas de seguridad”. Experto en relaciones México-EU afirma que hay condiciones para nuevos acuerdos en energía y migración.
El encuentro de este martes entre el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto y el presidente Barack Obama, de Estados Unidos, podría dar lugar a un nuevo tono de diálogo bilateral “que se enfoque sobre temas mas allá de seguridad”, comentó Andrew Selee, director de Programa México y vicepresidente del Woodrow Wilson Center.
“No espero mayores anuncios”, indicó el mexicanólogo a pregunta de Excélsior y luego de recordar que la agenda bilateral no ha cambiado, y sigue siendo el manejo de problemas comunes en cuanto integración económica, seguridad y migración.
Lo que ha cambiado, agregó, son las circunstancias de la relación bilateral, toda vez que “hay posibilidades de cambios en el sector energético en México y un nuevo empuje por una reforma de las leyes migratorias estadounidenses”.
Selee consideró que sería conveniente que Peña Nieto “indague qué tan probable es una reforma del sistema migratorio en EU, y que Obama entienda hasta qué punto el gobierno mexicano estaría dispuesto a ayudar en implementarla si se aprueba”, toda vez que cualquier cambio de las leyes estadounidenses demandará de esfuerzos bilaterales.
“Es casi seguro que ambos presidentes traten de decir algo sobre migración para sus respectivas audiencias políticas domésticas, pero es poco lo que pueden hacer bilateralmente hasta que el Congreso estadunidense se mueva en torno a la reforma migratoria”, recordó.
En ese sentido, luego de entrevistarse el martes con Obama, Peña Nieto visitará el edificio del Capitolio y se reunirá con varios legisladores, incluso el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, y la lideresa de la minoría demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi.
Pero en todo caso, Selee subrayó que “con la caída de la inmigración ilegal y la estabilización de la violencia, veremos un mayor énfasis en vínculos económicos y preocupaciones globales”.
En opinión del mexicanólogo sería posible esperar que Peña Nieto y Obama hagan énfasis en temas económicos, como la disminución de los gastos comerciales mediante un mejor manejo de la frontera, la posibilidad de la independencia energética de América del Norte o el fomento del intercambio educativo entre los dos países.
Sin embargo, opinó también que si bien energía será un tema de conversación hay también menos interés en Estados Unidos por ahora, ante los descubrimientos de yacimientos de gas “shale” en Canadá y EU y la abundancia de petróleo en Canadá.
Seguramente, también hablarán de la estrategia bilateral de seguridad y en opinión de Selee, acerca de cómo impulsar reformas para combatir el lavado de dinero en Estados Unidos y el impulso a instituciones para fortalecer el estado de derecho en México.
Siempre de acuerdo con el mexicanólogo hay nuevas alternativas por “explorar” en cuanto a estrategias de reducción de violencia, incluso la posibilidad de que el gobierno mexicano de prioridad a los grupos con mayor agresividad hacia la sociedad, como aquellos que asesinan periodistas, líderes cívicos, funcionarios y civiles.
La idea sería que el gobierno estadounidense apoyara con un esfuerzo paralelo y se movilizara contra las operaciones de esos mismos grupos en Estados Unidos.
La química también cuenta en la relación. La empatía entre los presidentes de México y EU puede facilitar ciertas negociaciones, pero no siempre se traduce en beneficios.
La relación personal entre los presidentes de México y Estados Unidos es importante, pues en ocasiones, esto puede favorecer los lazos entre ambas naciones, señalaron especialistas.
Sin embargo, la amistad entre los dos mandatarios puede tener cada vez menos peso para cuestiones bilaterales, ya que en la Unión Americana prevalece una mayor pluralidad de actores, como el Congreso o el sector privado, quienes definen el destino de las relaciones entre ambas naciones.
Para José Luis Valdés Ugalde, profesor del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, la química y la empatía entre jefes de Estado cuando se trata de resolver asuntos de carácter común es fundamental, como ocurrió en el caso de los ex presidentes Bill Clinton y Ernesto Zedillo o George W. Bush y Vicente Fox.
Detalló que desde la administración Clinton la posición del Ejecutivo norteamericano dejó de ser tan intervencionista en los asuntos mexicanos y las relaciones son más civilizadas en su intención de diálogo y de buen entendimiento con México.
“La de Zedillo con Clinton fue una relación magnífica considerando que le salvó la vida al presidente mismo en la estabilidad económica del país por el préstamo que Clinton ofrece, yo diría que de Clinton para acá las relaciones con los presidentes con México se normalizan”.
El académico sostuvo que en nuestro país se requiere hacer un esfuerzo extraordinario no para caerle bien al presidente en turno de Estados Unidos, sino para lograr generar un ambiente de confianza que favorezca el clima para México en los ambientes del poder estadunidense.
“Influye mucho la relación personal y ayuda en todo caso mucho también la misma para que se empujen temas de manera satisfactoria. La relación personal es muy importante, es muy importante cultivarla, es muy importante que exista la buena relación de entrada, que exista, que haya una buena química”.
El investigador consideró que EU no es necesariamente amigo, sino socio, y que el error estratégico de México es aceptar que EU venga a México a tratarnos como amigos.
Desde la perspectiva de Isabel Studer, directora del Centro de Diálogo y Análisis sobre América del Norte, del Tecnológico de Monterrey, la cercana relación entre quienes despachan desde Los Pinos o la Casa Blanca no siempre se traduce en iniciativas o medidas que favorezcan a nuestro país.
“Aun cuando haya una relación positiva, cercana —y lo vi entre Vicente Fox y George W. Bush— pues eso no significó que Bush tomara decisiones que pudieran exceptuar a México en materia de las medidas de seguridad que establecieron en la frontera a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
“Por más de que Bush pudiera ver con ojos favorables a México, muchos de los temas que él quiso impulsar en el Congreso de los Estados Unidos no los logró, y uno de esos temas fue, precisamente, la reforma migratoria”, explicó Studer.
Precisó que México piensa de forma obsesiva en que una relación privilegiada con la Casa Blanca es el elemento que definirá la resolución a los conflictos, cuando en realidad son muchos otros factores los que definen si se resuelven asuntos de importancia para nuestra nación.
“El que haya una buena relación entre los presidentes de estos dos países, pues no se traduce necesariamente en beneficios”, subrayó.
Amistad presidencial. De acuerdo con Isabel Studer, Valdés Ugalde y el historiador Luis Reed, en los últimos años han existido diversos momentos respecto la cercanía entre mandatarios, como la “relación tan buena” de John F. Kennedy con Adolfo López Mateos. Posteriormente, con Díaz Ordaz y Echeverría, la relación con Richard Nixon, la cual no fue una relación fácil, ya que el estadounidense “intervino hasta donde quiso, pudo o lo dejaron”.
“Hay casos históricos en que los presidentes de Estados Unidos no tienen una relación personal muy buena con los presidentes de México, y eso se podía traducir en tensiones e irritaciones en el manejo de la relación bilateral a nivel cotidiano”, resaltó Studer Noguez.
Los expertos refirieron que la relación entre Carlos Salinas de Gortari y George Bush padre fue interesante y si bien ese factor pudo ser importantes para avanzar en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, también es cierto que los presidentes de Estados Unidos tienen un margen de acción con limitaciones respeto a los temas que interesan a México.