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El Bicentenario
Lunes, Junio 7, 2010 - 12:45

Argentina fue el décimo país más rico, con el 50% del PBI de A. Latina en 1913. Pero aquella economía enfocada en sus sectores más competitivos, fue desapareciendo, dando lugar a un país cuyo rol protagónico era el Estado.

Hemos festejado el Bicentenario de la revolución demayo. Los primeros 100 años del país nos encontraron con un clima deeuforia, alegría y futuro. El sueño argentino era una esperanza paramiles de inmigrantes europeos, dado el crecimiento inusitado queposicionó a la Argentina como el décimo país más rico del globo, con el50% del PBI de América Latina en 1913.

Aquella economía abierta enfocada en sus sectores más competitivosfue desapareciendo de manera gradual, dando lugar a un nuevo país cuyorol protagónico era el Estado.

Ya a partir de 1907 se comienza a visualizar la interferencia del Estado cuando el ministerio de Agricultura, en busca de agua para loscolonos de Comodoro Rivadavia, descubre petróleo. El Código de Mineríasancionado en 1886 en su artículo 9, específicamente prohibía al Estadoexplotar o disponer de minas. No obstante esto, el gobierno de FigueroaAlcorta (bajo la ley de Tierras de 1903) decretó la creación de unareserva sobre 200.000 hectáreas alrededor del pozo descubierto, yprohibía la concesión de yacimientos en esta área. Esta prohibición alsector privado nace con el comienzo de la industria automotriz.

La transferencia gradual y sistemática de los sectores másproductivos a los menos productivos, produjo una crecienteinestabilidad institucional que conduciría al golpe militar de 1930,desplazando a un gobierno elegido por el voto popular. A partir deallí, la dinámica político-económica fue la de la competencia por laapropiación de recursos para ser distribuidos entre grupos de interesesespeciales. El caso argentino nos muestra cómo las reglas de juego deuna democracia mayoritaria, sin límites vigentes en el país, generanincentivos notablemente orientados a la redistribución de la renta quefavorecen a pequeños grupos de poder.

A pesar de todo esto, el país siguió creciendo, sobre todo a raíz desu posición de país neutral durante el conflicto de la segunda guerramundial, como proveedor de alimentos.

La creciente participación estatal en la producción ycomercialización de bienes, trajo aparejado un Estado ("bandidoestacionario", como lo llama Mancur Olson), que se instala sobre unterritorio con el objeto de vivir a costa del área, aplicando tributosaño tras año, tal como se materializó en el Instituto Argentino dePromoción del Intercambio (IAPI) de los años 40. Este bandidoestacionario, para que sigan produciendo, debe proveer alguna seguridada la vida y a la propiedad, a través de un sistema judicial subordinado.

Ante esto, el ciudadano tiene tres opciones: escapar, incumplir la ley o rebelarse.

1. El escape implica dejar de producir por la alta fiscalización y rápido castigo vigente en los países del primer mundo.2. El incumplimiento de las leyes, a través de la informalidad, debido alpoco control estatal, lento castigo y arreglos informales3. La rebelión fiscal como ocurrió en:

  • Inglaterra (Juan Sin Tierra, 1215)
  • Francia, revolución a Luis XVI por impuestos.
  • EE.UU., revolución por impuesto al té.
  • Argentina, revolución de Santa Fe, en 1893 por impuesto al trigo.

Hoy estamos ante una revolución silenciosa que esta ocurriendo en lasociedad civil. La Argentina se encuentra dentro de los 28 países quemayor cantidad de usuarios de internet tienen en relación con supoblación. Esta mayor globalización incentiva el comercio y lleva acuestionar a los grupos de interés que bloquean el crecimiento de lasexportaciones e importaciones al país.

La tecnología, la globalización y la consecuente caída de los murosde información, llevan adelante una revolución por parte de la sociedadcivil exigiendo la división de poderes, limites al gobierno, libertadde comercio y protección de derechos de propiedad para avanzar en lacreación de riqueza.

Nuestra esperanza es que a partir del Bicentenario, el Estado nospermita quedarnos con el fruto de nuestro trabajo. Que podamos tener lalibertad de elegir qué comprar sin aranceles y subsidios, y que nospermita vender globalmente sin restricciones que castiguen a lossectores más eficientes, beneficiando a un Estado derrochador consubsidios para empresarios prebendarios.