El paso naviero y otros seis proyectos ubicados en el país centroamericano conforman actualmente la obra en construcción más grande del mundo. Su importancia será sobre todo comercial, afirman expertos a DW.
El proyecto del Canal de Nicaragua no incluye solo el pasaje de navíos comerciales entre los océanos Atlántico y Pacífico. El grupo chino HKND, principal inversionista, habla de seis sub-proyectos de gran escala: “El canal (incluyendo las esclusas), dos puertos, una zona de libre comercio, centros de vacaciones, un aeropuerto internacional y varias carreteras.”
Además, “habrá la construcción de una central eléctrica, fábrica de cemento, fábrica de acero y otras instalaciones relacionadas para garantizar la finalización con éxito del canal dentro de cinco años”, señala el consorcio. Las obras, sugiere el propio grupo HKND, deberían estar terminadas en el año 2020.
Junto con HKND, participan en el proyecto del Canal de Nicaragua la constructora ferroviaria china CRCC, así como McKinsey & Company, Environment Resource Management, SBE de Bélgica y la empresa minera australiana MEC, entre muchos otros socios.
El Canal de Nicaragua, “es actualmente la mayor obra en construcción en todo el mundo, y como tal, demuestra que Estados Unidos se enfrenta a una fuerte competencia diplomática por la influencia en una zona que era considera por ellos como un ‘patio trasero' ”, dice a DW Antonio Sampaio, del think-tank International Institute of Strategic Studies (IISS), con sede en Londres. “Se espera que el canal juegue un importante papel desde el punto de vista comercial, al servir como pasaje para enormes barcos de carga comercial entre América Latina y Asia”, afirma el experto.
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¿Futuro bastión militar? En cambio, el Canal de Nicaragua parece tener poca relevancia como posible punto estratégico-militar. El paso naviero, el aeropuerto internacional y las demás instalaciones “solo podrían ser utilizados de manera muy limitada para fines militares, lo cual constituiría un gran riesgo”, afirma Sampaio. Por ejemplo, “llevar a cabo cualquier transporte de tipo militar en una región tan cercana al territorio estadounidense equivaldría a exponer demasiado los recursos militares propios a la mira de las fuerzas armadas estadounidenses”, agrega.
“China y Rusia pueden hacer demostraciones de poder militar en Asia y el este de Europa. En América, tales avances estarían condenados al fracaso, y además, serían innecesarios desde el punto de vista político y diplomático”, considera por su parte el Dr. Sebastian Huhn, de la Universidad de Bielefeld. Cualquier posible uso militar del Canal de Nicaragua tampoco iría en interés del propio país centroamericano, afirma el experto alemán: “Nicaragua depende de Estados Unidos, de sus vecinos latinoamericanos y de la comunidad internacional. Nada ganaría con provocar un rompimiento con sus socios políticos y económicos en las Américas para entrar en una dependencia política y económica de gran incertidumbre con China y Rusia”, dice.
El papel de Pekín. De hecho, la participación directa del Estado chino en el Canal de Nicaragua, cuya construcción comenzó en diciembre pasado, es hasta el momento, difusa. “La construcción del Canal de Nicaragua es encabezada por un multimillonario chino que no tiene nexos aparentes con el Estado ni con empresas controladas por éste”, afirma Sampaio. Sin embargo, “Wang Jing ha admitido que otros inversionistas participan en el proyecto, sin revelar sus nombres.” El analista del IISS considera muy incierto que el gobierno chino esté involucrado de alguna manera en el proyecto del Canal de Nicaragua.
“Que inversionistas chinos busquen invertir en América Latina no es nuevo, ni tampoco algo audaz desde el punto de vista económico”, afirma Huhn. “El Canal de Nicaragua es un gran proyecto de inversiones, y tiene una carga política solo porque está ubicado en Nicaragua bajo la presidencia de Daniel Ortega.” En otro país, dice el experto alemán, es muy probable que un proyecto de tal envergadura no hubiera desatado especulaciones políticas o militares de ninguna especie.