Analistas y opositores destacaron este lunes que Morales desoyó a un coro de dirigentes sindicales, analistas y adversarios que pedían un nuevo rumbo del gobierno, pues relevó a sólo tres de sus 20 ministros.
La Paz. El presidente boliviano, Evo Morales, reafirmó su liderazgo al ratificar a casi todos sus ministros, pero dejó la puerta abierta a tensiones con movimientos sociales que habían pedido cambios.
Analistas y opositores destacaron este lunes que Morales desoyó a un coro de dirigentes sindicales, analistas y adversarios que pedían un nuevo rumbo del gobierno, pues relevó a sólo tres de sus 20 ministros sin tocar a figuras polémicas como los titulares de Economía y de Gobierno (Interior).
Incluso el cambio más destacado de este domingo, en Hidrocarburos pues José Luis Gutiérrez ingresó por Fernando Vincenti, mostró más continuidad que novedad en el gobierno indigenista que impulsa la estatización de la economía a partir de una nacionalización petrolera decretada en 2006.
"La ciudadanía esperaba un cambio, el 'gasolinazo' fue un golpe muy duro, entonces se pensaba que una sustitución de las personas pudiera dar una imagen renovada, sobretodo en abrir el gobierno a la sociedad", dijo el analista político Carlos Cordero.
Los pedidos ignorados de un cambio de rumbo en el inicio del sexto año presidencial de Morales tenían como argumento principal el desgaste oficialista provocado por un fallido reajuste de precios de carburantes de fines del año pasado, que desató una ola inflacionaria y fuertes protestas sociales.
Según Cordero, la ratificación del gabinete "significa fundamentalmente que el presidente ha sentado autoridad, se ha ratificado en sus políticas", lo que implica que "tendremos más de lo mismo, tanto de lo bueno como de lo malo".
Sin enumerar aspectos destacados como "positivos" por Morales como la nacionalización petrolera y el crecimiento económico, Cordero advirtió el riesgo de que el gobierno se distancie de los movimientos sociales y continúe su política de amedrentamiento a la dispersa oposición conservadora.
Por su parte, el analista Jorge Lazarte afirmó que "al no hacer caso a los movimientos sociales, el presidente Morales impone su visión y su criterio".
"Es contradictorio porque lo que está haciendo el presidente es ratificar su autoridad (.. .), los cambios no son sustantivos porque la percepción gubernamental y la del presidente es que las personas, las actitudes y las políticas son las correctas, que no hay nada que cambiar", dijo.
Bernard Gutiérrez, jefe de la opositora Convergencia Nacional en el Senado, sostuvo que con la confirmación de casi todo el gabinete "ha quedado en claro que el Presidente Evo Morales no gobierna escuchando al pueblo (...), en realidad se aleja del sentimiento de sus organizaciones sociales y civiles".
Morales usó la figura de "gobernar obedeciendo al pueblo" para justificar la anulación del reciente "gasolinazo", pero el domingo advirtió que "así como los dirigentes sociales tienen sus atribuciones, el Presidente tiene también sus atribuciones constitucionales".
La advertencia pareció responder a una mayoría de analistas que señaló el riesgo de que Morales tenga poca posibilidad de movimiento a la hora de cumplir su promesa de negociar medidas económicas traumáticas con los sindicatos y otras organizaciones sociales que constituyen su principal sustento político.
Entre esas medidas está el pendiente "gasolinazo", que Morales dijo que "tarde o temprano" será aplicado para acabar con una millonaria subvención a los combustibles y atraer inversiones para producir petróleo y aumentar las reservas de gas que el país explota para abastecer a Argentina y Brasil.
"Esa es la contradicción del Presidente, dice gobernar obedeciendo pero impone su criterio", consideró Lazarte.