El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias 'Timochenko', rubricaron este lunes el acuerdo que pone fin a 52 años del conflicto armado entre ambos.
El acuerdo es fruto de casi cuatro años de diálogos entre el gobierno y las FARC en La Habana y fue sellado en Cartagena de Indias ante más de 2.500 invitados, entre ellos unos 15 presidentes de gobierno o jefes de Estado, el rey Juan Carlos de España y más de veinte ministros de Exteriores, además de otras personalidades de la política mundial, como el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, o los máximos representantes de instituciones internacionales.
Fue este último, Ban Ki-Moon, el primero en dirigirse al público después de la firma del acuerdo. "Hoy los colombianos le dicen adiós a décadas de llamas y estánenviando una luz brillante de esperanza que ilumina al mundo", dijoBan. Y se congratuló de haber podido trabajar para conseguir la paz: "Ha sido un honor para la comunidad internacional apoyar este esfuerzo. Las partes le han encargado algo muy importante a la misión de Naciones Unidas, la verificación del desarme".
Tras él, el propio Timochenko se dirigió al "pueblo de Colombia, pueblo bondadoso" para confiar en la creación de "un país donde nuestros hijos y nietos puedan vivir en paz y en dignidad por los siglos de los siglos". Timochenko habló de una "nueva era de reconciliación". "La clave está, dijo, en la implementción de lo pactado, para que pase del papel a hacerse realidad". Y confió en la función del propio pueblo colombiano como garante de esa implementación.
Las FARC piden perdón por las víctimas. Timochenko aprovechó para pedir también la paz en Siria y en su discurso no faltaron guiños a los predecesores al mando de las FARC ni reivindicaciones a su lucha, que sigue ahora por otros medios en pro de la justicia social. Tampoco faltaron alabanzas para Juan Manuel Santos, por su valentía al dar este paso, a Hugo Chávez, como iniciador de este proceso y a otros de los mandatarios presentes en la ceremonia y a las Naciones Unidas. Y culminó su discurso pidiendo "que nunca más sean utilizadas las armas con fines políticos" y reiteró que "nadie ha renunciado a sus ideas ni arriado sus banderas", sino que seguirán defendiéndolas en la arena política. Y parafraseando a San Francisco de Asís: "cuando se nos llene la boca hablando de paz, debemos estar antes seguros de tener nuestro corazón lleno de ella".
"Gloria a todos los caídos en esta larga confrontación. En nombre de las FARC pido perdón a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra, dijo al finalizar su discuro Timochenko. "Que Dios bendiga Colombia", terminó en un discurso que debió alargársele demasiado, porque el vuelo bajo del caza que debía coincidir con su final interrumpió ese final. Timochenko bromeó diciendo que "esta vez vino a saludar la paz y no a descargar bombas". "Bienvenida esta segunda oportunidad para Colombia", terminó.
Santos da la bienvenida a las FARC. En su discurso, Juan Manuel Santos pidió, tras citar las palabras del himno nacional, "no más guerra", algo que fue coreado por el público presente. "Como jefe de Estado de la patria que todos amamos, les doy la bienvenida a la democracia. Cambiar las armas por los votos, las armas por las ideas, es la decisión más valiente e inteligente que puede tomar cualquier grupo subversivo", concedió.
"Probablemente nunca estaremos de acuerdo en nuestras ideas, pero, como dije en La Habana, siempre defenderé su derecho a defenderlas", añadió Santos. El presidente colombiano aprovechó para pedir al pueblo colombiano que refrende el acuerdo: "Todo acuerdo de paz es imperfecto, porque se trata de un pacto en el que tienen que ceder todas las partes: yo prefiero un pacto imperfecto que salve vidas, a una guerra perfecta que siga cobrándose vidas".
No falto un reconocimiento al equipo negociador. "Gracias, Colombia está en deuda con ustedes", dijo Santos, que agradeció también a la comunidad internacional, a Naciones Unidas, a Cuba, Noruega, Chile y Venezuela, también a Estados Unidos y a la Cruz Roja, y a todos los países del mundo que se han aprestado a ayudar y han ofrecido "aportes y experiencia" para el postconflicto. También dio las gracias a Dios y al papa Francisco. "La paz de Colombia es la paz de la región".
"Nadie ha dicho que el final del conflicto sea el final de todos nuestros problemas", pero "cuántos recursos de la guerra podremos ahora dedicar a Educación, a la seguridad ciudadana, cuánto podremos invertir en nuestros campos, cuánta inversión extranjera llegará... Colombia se prepara para alcanzar su potencial", dijo ya entre lágrimas.
Santos terminó volviendo a citar el himno nacional: "Cesó la horrible noche", gritó "para el amanecer de la vida", mientras empezaba a escuchar la 9ª Sinfonía de Beethoven cantada en español por un coro de niños.