Xi Jinping dirigirá a China por al menos los próximos cinco años, con un equipo mixto, entre el urbano y anglo parlante Li Keqiang, ungido como próximo primer ministro, y el economista entrenado en Corea del Norte Zhang Dejiang.
Pekín. El previsto nuevo presidente de China, Xi Jinping, ganó un mandato fuerte este jueves para liderar a la segunda mayor economía del mundo y hacer frente a problemas que van desde la corrupción a la incertidumbre económica.
Xi fue nombrado jefe tanto del gobernante Partido Comunista como de su principal cuerpo militar, con el partido dando a conocer una nueva alineación de líderes compuesta por conservadores y respetados reformistas financieros.
En un discurso al final del congreso del partido, que se realiza una vez cada cinco años, Xi dijo que entiende el deseo del pueblo de una vida mejor, pero advirtió de graves desafíos en el futuro.
"Nuestro partido está dedicado a servir a la gente", dijo después de la introducción de los otros seis miembros del comité permanente en el Gran Palacio del Pueblo, en una ceremonia cuidadosamente coreografiada transmitida en vivo por la televisión estatal.
"Ha llevado a las personas a alcanzar logros de renombre mundial, y tenemos todos los motivos para enorgullecernos de estos logros", añadió, hablando en perfecto mandarín.
"Pero no somos complacientes, y nunca vamos a dormirnos en nuestros laureles. Bajo las nuevas condiciones, nuestro partido se enfrenta a muchos desafíos severos, y también hay muchos problemas acuciantes dentro del partido que hay que resolver, en particular la corrupción, haberse divorciado del pueblo, pasar por trámites y burocracia causados por algunos funcionarios del partido", agregó.
El período previo a la entrega del poder se ha visto ensombrecido por el mayor escándalo del partido en las últimas décadas, con el funcionario Bo Xilai destituido como jefe del partido de la ciudad suroccidental de Chongqing después de que su esposa fuera acusada de asesinar a un empresario británico.
Xi dirigirá a China por al menos los próximos cinco años, con un equipo mixto, entre el urbano y anglo parlante Li Keqiang, ungido como próximo primer ministro, y el economista entrenado en Corea del Norte Zhang Dejiang.
Esto podría hacer que llevar a cabo el tipo de reformas que China necesita desesperadamente, tanto financieras como sociales, sea mucho más difícil.
Dos líderes de alto nivel con sólidas credenciales reformistas -el jefe del partido de Guangdong, Wang Yang, y el jefe de organización del partido Li Yuanchao- no fueron integrados a la comisión permanente, el cuerpo principal del partido.
Y Wang Qishan, de 64 años, actual vice primer ministro encargado de asuntos económicos, se hará cargo del rol de lucha contra la corrupción, en lugar de tener algo que ver con asuntos financieros.
"El liderazgo está dividido", dijo Jean-Pierre Cabestan, experto en política china en la Hong Kong Baptist University.
"Es más fácil para ellos pasar a un nuevo modelo de crecimiento. Creo que ellos están de acuerdo en eso y esto no va a ser la tarea más difícil. Pero veo mucha parálisis política en términos de cambiar al sistema político", agregó.