El Papa, que visitó El Cobre tras pernoctar en una residencia cercana al santuario, partió hacia La Habana, en donde contempla reunirse con el presidente Raúl Castro.
El Cobre, Cuba. El Papa Benedicto XVI visitó este martes el santuario de El Cobre, una pequeña localidad cerca de Santiago de Cuba que acoge a la Virgen de la Caridad, un símbolo nacional que impulsó a la Iglesia a pujar por un mayor rol en tiempos de cambio en la nación socialista.
El Santo Padre pidió a los cubanos construir una nueva sociedad "abierta y más justa" durante su multitudinaria misa el lunes en Santiago, primera parada de un viaje de tres días que muchos esperan genere mayor apertura del Gobierno para tratar temas sensibles como derechos humanos y libertades políticas.
A su llegada al santuario de El Cobre, Benedicto XVI fue recibido por los obispos de Cuba y habitantes del lugar. Durante la ceremonia que fue transmitida por la televisión estatal, Su Santidad encendió un cirio antes de orar a la Virgen que es conocida popularmente como "Cachita".
"He confiado a la Madre de Dios el futuro de su Patria, avanzando por caminos de renovación y esperanza, para el mayor bien de todos los cubanos", dijo el Papa.
"He suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves problemas de dificultad", agregó.
Al llegar a Cuba el lunes procedente de México, el Papa había manifestado su deseo de visitar El Cobre y postrarse ante la Virgen para pedirle que guíe a la nación "por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación".
El año pasado, la procesión de una réplica de la imagen por toda la isla reavivó la fe en un país que fue oficialmente ateo hasta 1992 y propició la visita del Papa 14 años después de que Juan Pablo II suavizó la hostil relación que existía entre la Iglesia y el Gobierno desde el triunfo de la revolución en 1959.
La peregrinación para celebrar el aniversario número 400 de su hallazgo en el mar por unos pescadores atrajo a cientos de miles devotos tanto católicos como santeros, una espiritualidad de raíces africanas que la conoce como Ochun, la diosa del amor.
Pero además fue una muestra de la creciente influencia de la Iglesia en Cuba, que desde la visita del Papa polaco se ha convertido la institución más influyente después del Partido Comunista -único legal en el país- y principal interlocutor del Gobierno en asuntos delicados como los grupos disidentes.
Iglesia imprescindible. El Papa, que visitó El Cobre tras pernoctar en una residencia cercana al santuario, partió hacia La Habana, a donde deberá llegar en horas del mediodía para reunirse con el presidente Raúl Castro.
Además, el jefe del Estado Vaticano podría encontrarse con Fidel Castro, líder histórico de la revolución, y con su aliado venezolano, Hugo Chávez, quien está en Cuba para tratarse con radioterapia el cáncer que le fue diagnosticado el año pasado.
Sin embargo, no está previsto que dé audiencia a grupos opositores, que se quejan de que las autoridades mostrarán a Su Santidad una realidad sesgada, mientras el Gobierno los acusa de estar a sueldo del Estados Unidos para desestabilizar al país.
El obispo de Roma moderó su discurso tras los frontales comentarios que precedieron su llegada sobre el fracaso del comunismo en Cuba, pero mantuvo su visión de que el país necesita nuevas vías y modelos para avanzar y que la Iglesia está dispuesta a ayudar si la dejan.
"Quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad", dijo el Papa, quien también ha criticado los 50 años de embargo económico que sufre Cuba por parte de Estados Unidos.
Desde que asumió oficialmente la presidencia en el 2008 tras la renuncia de su hermano por motivos de salud, Raúl Castro ha impulsado reformas para reanimar la economía sin renunciar al ideario marxista, generando expectativas y temores en un país acostumbrado por décadas al centralismo de corte soviético.
Más allá de la religión. La Virgen de la Caridad es un ícono que trasciende la religión: reverenciada por los primeros nacionalistas cubanos, su imagen acompañó a muchos de los rebeldes que en la década de 1950 subieron a la Sierra Maestra liderados por Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara para enfrentar y derrocar al dictador Fulgencio Batista.
La madre de Fidel y Raúl, los hermanos que han dirigido el destino del país desde hace más de cinco décadas, dejó unas pequeñas estatuillas de oro de sus hijos para pedirle a la Caridad por la victoria de los rebeldes.
Ernest Hemingway donó a la Virgen la medalla del Premio Nobel de Literatura que ganó en 1954, aunque ya no está en exhibición desde que "desapareciera" un par de días en 1986.
En el modesto santuario de El Cobre, el Papa fue testigo de la reverencia nacional a esta advocación de la Virgen, a la que miles de cubanos acuden cada año para rogar por favores de todo tipo, desde enfermedades hasta obtener una visa para viajar al exterior, o agradecer su intercesión en momentos difíciles.
"Gracias querida madre (Virgen) por todo lo que me has concedido. Por favor, ayúdame para pronto estar junto a la familia", escribió un ex capitán del Ejército, mientras depositaba sus preciados grados en la capilla de las ofrendas el día antes de la visita papal.
Trofeos, pelotas de béisbol, medallas, máscaras de carnaval, sillas de ruedas, mechones de cabello y hasta latas de cerveza adornan el altar de la pequeña efigie.
"Esta es una especial de práctica de devoción, de espiritismo y hasta de santería. Y es una manera de perder el miedo con estas prácticas religiosas", explicó a Reuters el sacerdote del santuario, Jorge Palma, sobre un país donde proliferó el sincretismo religioso tras años de anticlericalismo.