El líder revolucionario vivía en el oeste de La Habana en una amplio complejo apenas visible por los árboles a su alrededor cerca del barrio costero de Jaimanitas.
La Habana. Fidel Castro es recordado en todo el mundo como un carismático líder revolucionario o como un dictador, pero en su vecindario es elogiado como un anciano amistoso que usó su influencia para construir una cancha de fútbol para los niños dos semanas antes de su muerte.
Castro, que dirigió la triunfante revolución cubana de 1959 y por cinco décadas desafió los esfuerzos de Estados Unidos por derrocarlo, murió el 25 de noviembre a los 90 años de edad, una década después de haber cedido el poder a su hermano Raúl.
El líder revolucionario vivía en el oeste de La Habana en una amplio complejo apenas visible por los árboles a su alrededor cerca del barrio costero de Jaimanitas.
Allí, carros tirados por caballos pasan de vez en cuando y la gente socializa afuera del área comercial donde los cubanos compran sus alimentos con la conocida libreta de abastecimiento, creada por Castro a principios de la década de 1960.
Las casas son modestas y algunas están deterioradas.
Uno de los actos finales de Castro fue ordenar la construcción de una cancha de fútbol para los jóvenes de Jaimanitas, una localidad en la que le gustaba detenerse en su auto para hablar con la gente, según comentan sus vecinos.
El apoyo a Castro parece ser particularmente fuerte en Jaimanitas, donde dos mujeres conversaron con Reuters con lágrimas en los ojos cuando se les preguntó por él una semana después de su fallecimiento.
El 9 de noviembre último, Castro se detuvo en su coche en el vecindario para saludar a unos niños que jugaban fútbol en la calle, de acuerdo con varios vecinos.
"Ellos jugaban fútbol en la calle. No había otro lugar. Y el se interesó y dijo '¿Cómo es que no hay otro lugar para jugar fútbol?' Ya, al otro día, estaban limpiando el terreno", dijo Rafael Sierra, de 56 años, un veterano combatiente cubano de la guerra de Angola en la década de 1980.
Sierra dijo que había trabajado en tareas de logística para Castro.
Jennifer Díaz, una niña de 14 años, logró una foto de Castro que muestra orgullosa en su iPad y en la que se ve al líder histórico sentado en el asiento trasero de su automóvil con su esposa, Dalia Soto del Valle.
Yossiel Calvo, un chico de 13 años, se emocionó cuando habla de su encuentro con el líder: "Hablé con él hace como un mes. Que iba a hacer un terreno de fútbol para nosotros. Y lo hizo. Se está haciendo ahora".
Funcionarios del Ministerio del Interior interceptaron la visita de los periodistas de Reuters al vecindario diciendo que el área estaba fuera de los límites permitidos para los reporteros, no sin que antes los vecinos pudieran expresar su aprecio por "El Comandante".
"Los niños dijeron que no tienen dónde jugar. Él dijo pronto lo van a tener. Y así mismo fue. Se cumplió.", dijo Miriam Lavalle de 62 años, una trabajadora jubilada de telecomunicaciones.