El saliente mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y los ex mandatarios de Uruguay, Tabaré Vázquez; de Chile, Michelle Bachelet, y de Colombia, Álvaro Uribe, son los nombres que figuran para liderar el bloque.
Buenos Aires. El vacío que generó la muerte del ex presidente argentino, Néstor Kirchner, traspasa, aunque con intensidad diferente, las fronteras y será, a modo de homenaje, uno de los ejes de la cumbre presidencial que la Unasur tiene programada entre el 24 y el 26 de noviembre, en Georgetown, Guyana.
Ese pequeño país, exótico desde su nomenclatura -República Cooperativa de Guyana- a su peculiaridad de ser el único país al sur del Río Bravo donde el inglés es el idioma oficial, era el próximo destino del patagónico como secretario del bloque sudamericano.
La ausencia de Kirchner agrega a la agenda un elemento imprevisto e indeseado. La cita giraba en torno el traspaso del mando pro témpore de Rafael Correa al local Bharrat Jagdeo pero ahora incluirá conversaciones sobre la sucesión del ex presidente.
La nómina de potenciales herederos tiene como primer parámetro a los ex presidentes de la región. A fecha de hoy, incluye al uruguayo Tabaré Vázquez, la chilena Michelle Bachelet y al colombiano Álvaro Uribe. Pero en enero, a ese pelotón se sumará una figura clave: Lula da Silva.
«No hubo, todavía, conversaciones entre los presidentes por ese tema», confió, este jueves, un funcionario vinculado a la Unasur que, además, pronosticó que, por esa razón, difícilmente haya alguna novedad sobre el reemplazante de Kirchner en la cumbre de Georgetown.
Cristina de Kirchner tiene planeado viajar a Guyana para el encuentro de presidentes del día 26 que se abrirá 48 horas antes con una cumbre de delegados mientras que el 25 se reunirán los cancilleres de los países miembros de la Unión Suramericana.
Las tenidas previas aportarán indicios sobre el abanico de alternativas. Hasta la cumbre, en tanto, podrán despejarse algunas incógnitas que permiten incrementar o reducir las chances de los candidatos que suenan para ocupar el cargo que estrenó Kirchner.
Cada caso presenta complicaciones y dilemas.
Veamos:
*Lula da Silva: El 1 de enero, el brasileño pasa a integrar el club de los ex presidentes. Asoma, a simple vista, como el candidato ideal: no sólo por el volumen de Brasil, como potencia, sino por el protagonismo que Lula tiene a nivel internacional. En caso de que el nativo de Pernambuco manifieste su intención de ponerse al frente de la Unasur, difícilmente surjan objeciones. Sin embargo, hay visiones contrapuestas respecto a si Da Silva tiene o no interés de sentarse en esa butaca. En círculos diplomáticos argentinos se asegura que a Lula le interesa la Unasur porque quiere «salir» de Brasil pero, a la vez, le permitiría seguir de cerca la transición de Dilma Rousseff. Otras fuentes afirman, en cambio, que el canciller lulista, Celso Amorin, avisó en rondas reservadísimas que el todavía presidente no contempla pulsear por la Unasur. Se habla, incluso, de que sueña con un destino en la ONU o en el Consejo de Seguridad. En esa incertidumbre, lo único que parece claro es que si Lula quiere sentarse en la butaca continental, tendría allanado el camino, de punta a punta, para ser el sucesor de Kirchner. Lula fue el creador, junto a Eduardo Duhalde, de esta liga de naciones y algún plan debe tener por el cargo.
*Tabaré Vázquez: El uruguayo se ubica segundo en el ranking de potenciales. Dejó el gobierno a un dirigente de su mismo espacio -más allá de los matices internos del Frente Amplio y las diferencias de Vázquez con José Pepe Mujica- y no desentona con el clima político general de la región. Podría, incluso, ser promovido por los mandatarios de perfil centrista o centroderechistas como el chileno Sebastián Piñera o el colombiano Juan Manuel Santos por ser un dirigente de perfil moderado. Tabaré no manifestó todavía si quiere o no el trono de la Unasur. Lo persigue, sin embargo, un estigma: mientras fue presidente mantuvo un veto a la designación de Kirchner, a raíz del conflicto con las pasteras sobre el río Uruguay, y eso podría, ahora, volverse en su contra.
*Michelle Bachelet: Con menos posibilidad aparece la única candidata mujer. La chilena, que fue designada en la ONU Mujeres, una agencia de Naciones Unidas para la lucha contra el machismo, parece tener como principal contra que su país quedó, tras su retirada, en manos de Piñera, adversario de la Concertación por la que llegó Bachelet a la presidencia de su país. El análisis primario sugiere que Piñera no avalaría su proclamación en la Unasur. Pero el empresario dio, desde que llegó al poder, más de una sorpresa con gestos inesperados como ante el conflicto por Galvarino Apablaza con la Argentina o el caso con los detenidos mapuches dentro de Chile.
*Álvaro Uribe: El colombiano, que fue un activo militante contra la Unasur, tiene posibilidades cercanas a cero. Se tensó su vínculo con Santos, su sucesor en Colombia, y se retiró del gobierno dejando relaciones accidentadas con el grueso de los mandatarios de la región.