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Elección en Venezuela: ni tan sorprendentes ni cambiantes del juego
Mié, 29/09/2010 - 14:45

Mark Weisbrot

Cuando los reporteros no dejan que los hechos impidan una buena historia
Mark Weisbrot

Mark Weisbrot es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR), en Washington, D.C. Obtuvo un doctorado en economía por la Universidad de Michigan. Es coautor, junto con Dean Baker, del libro Social Security: The Phony Crisis (University of Chicago Press, 2000), y ha escrito numerosos informes de investigación sobre política económica. Es también presidente de la organización Just Foreign Policy.

Las elecciones del domingo pasado en Venezuela, de los 165 representantes de la Asamblea Nacional, son significativas, aunque es improbable que lleven a un gran cambio, a pesar de que la oposición haya ganado más de lo esperado.

Como se esperaba, la mayoría de la prensa internacional y sus fuentes resaltaron los resultados como una "gran derrota" para Hugo Chávez, poniendo el primer paso del camino hacia su posible eliminación en las elecciones presidenciales de 2012. Sin embargo, estas opiniones resultan exageradas.

El voto fue entendido como un referéndum sobre Chávez, y de hecho sería más bien una anomalía en la historia de la política electoral si el gobierno no perdiera algo de apoyo después de la recesión del año pasado, que continuó por lo menos hasta el primer trimestre del presente año.

La popularidad de Chávez siempre ha fluctuado según la economía, llegando a su punto mas bajo durante la ultima recesión del 2002 al 2003, a pesar del hecho de que fue provocada por un paro petrolero de la oposición. Su índice de aprobación ha caído desde 60%, al principio de 2009, a 46% el mes pasado.

Al comparar con el caso estadounidense, el índice de aprobación del presidente Barack Obama ha caído desde 68% en abril del año pasado, a 45% durante el presente mes, y se espera que su partido mida grandes pérdidas en las elecciones legislativas aquí en noviembre, como algunos de los que hacen encuestas y que predicen una pérdida de la mayoría democrática en la Cámara de Representantes -y todo esto a pesar del hecho de que es muy claro que Obama heredó de su predecesor los problemas económicos del país.

No resulta muy claro por qué se esperaría que Venezuela se eximiera del funcionamiento normal de las políticas electorales. La oposición mantiene la mayoría del ingreso y riqueza del país, e incluso la mayoría de los medios de comunicación. No tienen ningún problema en divulgar su mensaje, incluso si el gobierno -más que todo por medio de Chávez- también tiene un megáfono grande.

Obama también se enfrenta a los fuertes medios de comunicación derechistas, con Fox News ahora siendo una de las fuentes más populares para la cobertura de las elecciones de noviembre de 2010. Sin embargo, la prensa de oposición es aún mucho menos en los Estados Unidos que en Venezuela.  

Se ha reportado mucho sobre el hecho de que la oposición ganó mas de una tercera de la Asamblea Nacional, indicando que ahora la oposición pueda obstaculizar la legislación significativa que "profundizaría la revolución." La importancia de este resultado también resulta muy exagerada.

En realidad, es improbable que el hecho de que el gobierno ahora tenga menos de una mayoría de dos-tercios provoque mucha diferencia. El ritmo con el que el gobierno adopta sus reformas socialistas ha sido limitado mucho más por su capacidad administrativa que por la política. Recientemente, el diario Financial Times sumó el valor de las industrias nacionalizadas por el gobierno de Chávez. Sin contar petróleo, la cifra llegó a menos de 8% del PIB durante los últimos cinco años. A Venezuela aún le falta mucho para que el Estado tenga tanto control en la economía como lo tiene, por ejemplo, Francia.

Del lado positivo, el resultado más interesante de esta elección es que la oposición ha participado, ha aceptado los resultados, y ahora mantiene un bloque de representantes que puede participar en una democracia parlamentaria. Si elije hacerlo, podría ser un avance para la democracia venezolana, la cual ha sido minada por más de una década.

Como ha notado el líder de oposición Teodoro Petkoff, la oposición perseguía una estrategia de "derrota militar" en los primeros cuatro años, dentro del cual se incluyeron un golpe militar y un paro petrolero devastador que lisió la economía. En 2004, la oposición buscaba la ruta electoral e intentaron sacarlo a Chávez a través de un referéndum; fracasaron y rápidamente negaron reconocer el resultado, a pesar de su certificación por los observadores internacionales como el Carter Center y la OEA.

De ahí, se abstuvieron por completo durante la ultima elección para la Asamblea Nacional en 2005, esperando retratarlo al gobierno como una "dictadura" y dejándose sin representación durante los últimos cinco años. Este bloque parlamentario recién elegido tiene el potencial de atraer a la oposición a una verdadera participación política. Si eso resulta, sería un avance significativo para un país que ha estado demasiado polarizado políticamente, por demasiados años.

*Esta columna apareció con anterioridad en Center for Economic and Policy Research (CEPR) y The Guardian.

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