El presidente Fernando Lugo ha reiterado que no quiere ser reelecto, pero la destitución de dos ministros de alto perfil, con aspiraciones a la presidencia y que públicamente se manifestaron contrarios a su reelección, pareció decir lo contrario.
Asunción. La discusión sobre una enmienda que permita al mandatario paraguayo Fernando Lugo optar por una reelección en el 2013 presagia turbulencias políticas en el país, tras costarle el puesto a dos ministros con aspiraciones presidenciales y sacudir al gabinete.
Aliados del mandatario socialista juntaron miles de firmas y buscan ahora negociar con líderes políticos la aprobación en el Congreso de la enmienda que introduzca la figura de la reelección, actualmente prohibida en la Constitución de 1992.
Lugo ha intentado mantener distancia del proyecto al reiterar que no quiere ser reelecto, pero la destitución de los dos ministros de alto perfil, con aspiraciones a la presidencia y que públicamente se manifestaron contrarios a la reelección, pareció decir lo contrario.
"El plan de Lugo es ser reelecto, categóricamente. Ir a la enmienda y ser reelecto. Y para realizar esta maniobra necesita gente con mayor capacidad de obediencia y con criterio de deliberación no política", dijo el analista político Horacio Galeano, consultado sobre los cambios.
"Vamos a vivir horas muy difíciles y horas turbulentas porque contrariamente a lo que se cree, no estamos en un plan de improvisaciones, estamos frente a un plan totalmente previsible", agregó.
Tras la salida el viernes de Efraín Alegre y Rafael Filizzola de los ministerios de Obras Públicas e Interior, respectivamente, más de una decena de funcionarios de alto rango dentro de esas carteras y otras dejaron sus cargos y manifestaciones de rechazo a la enmienda fueron convocadas.
Los detractores de la iniciativa sostienen que es necesario llamar a una Asamblea Constituyente para modificar ese aspecto de la Constitución, algo para lo que no habría ya tiempo, en tanto otros opinan que la enmienda es legal.
El mismo debate tuvo lugar durante el mandato del ex presidente Nicanor Duarte Frutos (2003-2008) y desencadenó una profunda crisis política que marcó el declive de su gobierno.
El liderazgo de Lugo emergió en las protestas que siguieron a los planes de Duarte de enmendar la carta magna y se consolidó en una multitudinaria marcha convocada para protestar contra la medida a comienzos del 2006.
"Esta posición no es coherente con lo que el propio Fernando Lugo había dicho a la ciudadanía", dijo el destituído Filizzola.
Apoyo crucial. Esta vez, Lugo arriesga un capital político que pudo lograr a duras penas en sus tres años de una gestión marcada por constantes roces con su vicepresidente y dificultades para lograr la aprobación de proyectos clave en el Congreso, donde el gobierno carece de mayoría.
Pese a que la popularidad del presidente cayó desde que asumió en 2008, cerca de la mitad de la población aprueba la gestión del Poder Ejecutivo. Pero más del 65% se manifestó en contra de la reelección, según sondeos recientes.
Los defensores de la reelección sostienen que es necesario dar continuidad a los proyectos sociales a favor de los más pobres impulsados por Lugo, quien acabó con más de seis décadas de Gobierno del conservador Partido Colorado cuando llegó al poder.
Para conseguir la enmienda -que posteriormente debe ser aprobada en una consulta popular- sería necesario el apoyo de un sector colorado y otro del Partido Liberal, que forma parte de la coalición de gobierno pero que ahora aspira a liderar la fórmula presidencial.
"El objetivo de Lugo es tenerle sometido al partido liberal (...) porque el propósito político no es anecdótico, es parte de un plan de consolidación del proyecto político mucho más complejo del que aparece en la superficie", dijo el analista Gonzalo Quintana, un ex senador liberal, a la radio 780am.
Muchos creen que el Partido Colorado dará apoyo a la iniciativa para azuzar el fuego político y sacar tajada, y que un sector de los liberales finalmente terminará dando luz verde a la reelección a cambio de importantes cuotas.
"Si el Partido Colorado se pliega a determinadas posiciones ahí puede darse en el parlamento (la aprobación de la enmienda). El peligro está ahí", dijo el destituído Filizzola.
"Y si seguimos así en el 2013 no nos vota nadie", agregó.