La firma del documento final aún está en duda. Los rumores dicen que, como no abordará la inclusión de Cuba y una posición oficial frente a la disputa de Argentina y el Reino Unido por las islas Malvinas, la declaración contará con al menos ocho espacios en blanco.
Cartagena. Las cámaras de televisión y los micrófonos han sido los testigos privilegiados del desacuerdo al interior de la Cumbre de las Américas. Ellos devoraron, estudiaron y analizaron la carta con la cual el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le comunicó a Juan Manuel Santos, su similar colombiano, de la cancelación de su tiquete a Cartagena. “No volveré a asistir a ninguna Cumbre de las ‘Américas’ hasta que se tomen las decisiones que la Patria Grande nos exige”, consignó refiriéndose a la negativa de abordar, de una vez por todas, la inclusión de Cuba al diálogo político.
Una postura recibida sin mayor debate por el Comité Organizador, pero que dejaba muy claro que a los países del bloque del ALBA (liderados por Venezuela, con la inclusión de Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y Granadinas) les satisfacía muy poco la agenda política propuesta a discusión.
El siguiente paso, salvo una que otra especulación, fue el de los desplantes. Tras confirmar una y otra vez su llegada, los organizadores que esperaron este viernes pasado el arribo del avión presidencial venezolano se llevaron una sorpresa incómoda al comprobar únicamente la llegada del canciller Nicolás Maduro, no la del presidente Hugo Chávez. A quien nunca esperaron fue a Daniel Ortega, mandatario nicaragüense, quien ni siquiera reservó hotel en la ciudad.
Tras el inicio del evento, el descontento se ocultó bajo las intervenciones del propio Santos en la Cumbre Empresarial, su diálogo con los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos, y Dilma Rouseff, de Brasil, sobre economía y la ceremonia de inauguración del evento político.
Y justo cuando se creía que el desarrollo de la cumbre vendría marcado por el protocolo, el presidente boliviano Evo Morales organizó una rueda de prensa para hablar con honestidad sobre la posición del Alba.
“¿Qué más vamos a debatir mañana (domingo) si Estados Unidos no quiere tocar temas como Cuba y Malvinas? ¿Para qué un retiro de presidentes si ese ya no es un retiro de verdad? Si no están los medios de comunicación, ¿de qué va a servir?”, se preguntó, después de que, manteniendo las formas, dijo que respetaba la decisión del gobierno colombiano de no retransmitir la conversación entre los mandatarios.
Ante los micrófonos, Morales puso en duda la adhesión del bloque del Alba a la declaración final de la cumbre, así como su asistencia a la próxima edición si ésta no incluye sus peticiones en la agenda de conversaciones. Y dejó en claro el sentir de sus homólogos ideológicos: “No podemos seguir soportando la dictadura de Estados Unidos sobre Sudamérica y el Caribe”.
La firma del documento final aún está en duda. Los rumores dicen que, como no abordará la inclusión de Cuba y una posición oficial frente a la disputa de Argentina y el Reino Unido por las islas Malvinas, la declaración contará con al menos ocho espacios en blanco. De momento, el único testimonio fehaciente del continente unido en Cartagena fue la foto oficial de la cumbre, en la cual todos saludaron al lente.