La emigración a Canadá se ve más fácil desde que en diciembre ese país dejó de exigir visa a los viajeros mexicanos. Los datos del gobierno canadiense muestran que se triplicó el número de mexicanos que buscan viajar a Canadá en los tres meses posteriores a que se eliminó el requisito de visa.
Reynosa, México/Toronto. Poco después de cruzar el Río Bravo a través de la fronteriza ciudad de Reynosa, infestada de bandas criminales, docenas de mexicanos deportados durante las primeras semanas del gobierno de Donald Trump aseguran que intentarán emigrar de nuevo. Pero esta vez a Canadá.
En un refugio para inmigrantes deportados de Reynosa, ubicada frente a McAllen, Texas, Cenobio Rita de 26 años ganó cerca de US$3.000 instalando juegos para niños en Richmond, Virginia, antes de ser deportado el 15 de febrero luego de que la policía halló marihuana en su coche.
Rita dejó México a los 14 años y le da miedo retornar al violento su estado natal de Michoacán, así que también está pensando en Canadá luego de ver la dureza de las nuevas políticas migratorias de Trump.
"Quiero ir a Canadá con mi pasaporte. Para los indocumentados, creo que ese país (Estados Unidos) ya se acabó. Ahora le va a tocar a Canadá", dijo el joven.
La emigración a Canadá se ve más fácil desde que en diciembre ese país dejó de exigir visa a los viajeros mexicanos. Los datos del gobierno canadiense muestran que se triplicó el número de mexicanos que buscan viajar a Canadá en los tres meses posteriores a que se eliminó el requisito de visa.
No se trata de un indicador muy firme, ya que muchos son en realidad turistas. Pero si se une al aumento de las llamadas y mensajes a abogados de inmigración canadienses de mexicanos que acaban de llegar al país y buscan permiso de trabajo, más las personas como Rita y las que ya están en Canadá, todo sugiere que hay un nuevo patrón de inmigración emergiendo.
Siete abogados, consultores y activistas dijeron a Reuters que los pedidos de asesoramiento de mexicanos que entraron al país desde el 1 de diciembre se han triplicado comparado con igual periodo de 2015-2016. Los consulados de México en Canadá también recibieron más solicitudes de asistencia.
Entre diciembre y febrero, Canadá ha concedido más de 61,500 Autorizaciones Electrónicas de Viaje (eTAs, por sus siglas en inglés) a mexicanos, cerca de tres veces más que las recibidas en igual periodo de los años previos.
Las reservas de vuelos entre México y Canadá subieron 90 por ciento en enero y febrero contra el mismo lapso del 2016, de acuerdo con la firma de análisis de viajes ForwardKeys, que monitorea la actividad de las principales agencias de viajes. No está claro qué porcentaje de las reservaciones son hechas por gente que busca entrar a Canadá y trabajar ilegalmente.
Crece interés. La página de Facebook y el teléfono de Marcela González, una asistente legal en Toronto, son un buen indicador. Ella dijo que antes de Trump y cuando aún estaban las restricciones de visa, recibía cuatro llamadas en un mes de mexicanos en Canadá.
"Ahora te puedo decir que son cuatro en menos de diez minutos", de gente que quiere saber cómo obtener permisos de trabajo y residencia permanente, indicó.
El Gobierno mexicano no respondió a solicitudes de comentarios para esta historia. La embajada de México en Canadá dijo a Reuters que ambos países podrían trabajar juntos para "promover viajes seguros y legales entre las dos naciones".
"Vamos a dar seguimiento a las tendencias de migración de los viajeros mexicanos a Canadá, incluyendo los pedidos de asilo", dijo Camielle Edwards, vocera del Ministro de Inmigración y Refugiados, Ahmed Hussen, al ser interrogada sobre si Canadá ha notado un aumento de inmigrantes mexicanos.
De los cerca de 30 inmigrantes que se hallaban en Reynosa y habían sido deportados la noche anterior, más de la mitad dijeron que querían ir a Canadá porque no veían un futuro en Estados Unidos.
No obstante, controles fronterizos más duros y dificultades para conseguir empleo implican que puede ser difícil entrar y más difícil quedarse.
En 2015, Víctor Avila, un arquitecto de 37 años de Oaxaca, retornó voluntariamente a su hogar desde Estados Unidos después de cinco años trabajando ilegalmente en Freehold, Nueva Jersey. Impactado por los bajos salarios en México y traumatizado por el asesinato de su hermano, postuló a una eTA.
Avila llegó a Toronto hace pocas semanas y encontró trabajo en un restaurante. Dijo que estaba en proceso de solicitar una visa de trabajo pero que si no se la conceden igualmente intentará quedarse ilegal durante un año.
"Yo creo que muchos de los que estamos en Canadá (...) no nos queda otra más que trabajar ilegalmente", dijo.
No es fácil. Muchos mexicanos creen que la eTA es todo lo que necesitan para poner un pie en Canadá, pero en la mayoría de los casos están equivocados, dicen abogados expertos en inmigración. La eTA ni siquiera garantiza la entrada al país.
Incluso si logran pasar el aeropuerto, muchos mexicanos con poca preparación que esperan trabajar ilegalmente probablemente resultarán decepcionados, dijeron, y señalaron que es difícil para aquellos que entran como turistas conseguir un permiso de trabajo sin el respaldo de un empleador.
Algunos mexicanos de visita dijeron a Reuters que los funcionarios de inmigración canadienses revisaron sus teléfonos y les hicieron un duro cuestionario diseñado para detectar a los que llegan buscando quedarse y trabajar ilegalmente. Algunos lograron pasar, pero otros fueron devueltos a su país.
Canadá dice que los convictos por crímenes, así como miembros de bandas criminales, no serán admitidos, lo que hace muy difícil entrar a los mexicanos deportados de Estados Unidos por haber sido condenados.
A unos 313 mexicanos con eTAs les negaron el acceso a Canadá en enero, según datos oficiales canadienses obtenidos por Reuters, más que todos los rechazados en 2012, 2013 y 2014.
La experiencia de Alejandro Becerra es un cuento con moraleja para los mexicanos que sueñan con una nueva vida en Canadá. El ex cajero bancario de 30 años, originario de Ciudad de México, logró una oferta de trabajo en una obra en Toronto, donde voló con una eTA el 7 de febrero.
Becerra dijo al funcionario de inmigración en el aeropuerto que estaba llegando como turista y le mostró su pasaje de regreso. El funcionario no le creyó y examinó su teléfono, donde encontró mensajes donde Becerra hablaba de su trabajo en Toronto.
El joven pasó la noche en un centro de detención y al siguiente día fue llevado esposado hasta un avión que lo devolvió a México.