Su intención de voto para liderar la alcaldía de Bogotá se elevó a 28,8%, mientras que la de Enrique Peñalosa (18,8%) y la de Gina Parody (17,0%) bajaron.
A sólo tres días de las decisivas elecciones de alcalde de Bogotá, el candidato Gustavo Petro, de Progresistas, se reafirma como el favorito en la intención de voto y aumentó a 10 puntos su ventaja sobre Enrique Peñalosa, quien es el segundo, según la última encuesta de Gallup-Colombia. De acuerdo con la muestra, si las elecciones fueran hoy, Petro ganaría con el 28,8% de los votos (un aumento de 1,8 puntos desde la última encuesta), Peñalosa tendría 18,8% (perdió 2,2%) y Gina Parody alcanzaría el 17% (perdió un punto).
Sorpresivamente, quien repunta, y con brío, es el candidato de Cambio Radical, Carlos Fernando Galán, quien pasa de 10 a 14,1% en cuestión de doce días y se ubica en empate técnico con Gina Parody, a sólo 2,9 puntos de distancia.
Finalmente, David Luna, del Partido Liberal, sigue su caída, pasando de 7 a 5,2%; Carlos Eduardo Guevara, de Mira, pierde 1,6 puntos y llega a 1,4%; Gustavo Adolfo Páez, del PIN, se queda con el 1,3%, y, finalmente, Jaime Castro, de AICO, y Aurelio Suárez, del Polo Democrático, siguen de coleros con el 0,5 y 0,2% respectivamente.
Así las cosas, el resultado de la encuesta contratada por la alianza de El Espectador, Caracol Radio y Canal Caracol, da cuenta de la manera en la que se ha visto afectada la intención de voto, luego de tres grandes sucesos en la campaña. Por un lado, el incremento de frecuencia de los debates mediáticos y la exposición de algunos candidatos. En segunda instancia, el afinamiento de la estrategia en las campañas, de cara a la recta final y, finalmente, el llamado a interrogatorio por parte de la Fiscalía a 17 concejales bogotanos por el caso del carrusel de la contratación.
La exposición mediática ha sido determinante. Los candidatos coleros, que dejaron de aparecer en los debates, fueron los más damnificados. La excepción es Galán, quien, pese a no estar entre los tres primeros, ha logrado crecer considerablemente, de manera muy similar a como lo hiciera, hace más de un año, su jefe político, Germán Vargas Lleras, durante la campaña para la presidencia. Para ese entonces los sondeos registraron un favoritismo mucho menor que la cantidad de votos que Vargas obtuvo en la verdadera encuesta el día de votaciones.
Para los tres punteros, sin embargo, la recta final ha tenido efectos diversos. A Petro le ha funcionado la estrategia de presentarse como un hombre cordial, sin ataques, de mucha elocuencia y suavidad. Incluso, ha cambiado sus vestimentas en los debates y ha evitado, a toda costa, una estrategia fundamentada en echarles agua sucia a los demás. Del congresista beligerante que era, pasó a candidato conciliador.
Enrique Peñalosa, entre tanto, ha sido algo más agresivo (tal vez por la necesidad de las circunstancias), pero no le ha servido para remontar y, por el contrario, parece que luego de tocar techo comenzó marcha atrás, en un fuerte descenso que ocurre, coincidencialmente, con el llamado a indagatoria de los concejales, doce de los cuales lo apoyan. Dos de ellos son verdes, uno conservador y los otros nueve de la U.
En medio de una campaña donde los programas son confusos para los electores, la percepción y la personalidad de los candidatos se está tornando fundamental. Y es un hecho que durante los últimos 15 días la idea que tiende a quedar en los debates es que mientras que Petro y Carlos Fernando Galán fueron denunciantes del cartel de la contratación, Peñalosa se ha negado, persistentemente, a desmarcarse de aquellas personas presuntamente vinculadas con el escándalo y que hoy apoyan su campaña.
Finalmente está Gina Parody, quien creció ampliamente tras su alianza con el exalcalde Antanas Mockus, pero el efecto de dicho matrimonio político no le alcanzó para pelear el primer puesto en las encuestas.
Ella, también, ha decidido aguzar sus cuestionamientos hacia Gustavo Petro y Enrique Peñalosa. Con la consigna de su nuevo aliado, el ‘no todo vale’, Parody ha intentado persistentemente hacer ver que la campaña de Petro cuenta con antiguos militantes del Polo, algunos de los cuales han sido cuestionados.
Pese a esos ataques, Petro se ha abstenido de confrontar a sus inmediatos seguidores y las críticas de Parody se han quedado sin respuesta.
Aunque ninguno de los candidatos alcanza el 30% de intención de voto, hace rato está claro que el ganador saldrá de ese trío de punta, que ahora se convirtió en cuarteto, con el repunte de Galán en intención de voto (es, además, el que más crece en favorabilidad -61%- y el de menor desfavorabilidad -9%-).
Entre todos ellos Petro es, por supuesto, el que mayor opción tiene, lo que demuestra que su papel como denunciante del cartel de la corrupción fue recompensado por los electores (por lo menos hasta lo hoy demostrado por las encuestas). Pero su liderazgo en las encuestas no se explica exclusivamente a partir de dichas denuncias. No hay que olvidar que Petro ha sido récord de votación en Bogotá cada vez que se ha postulado a elecciones y que quienes podrían darle la pelea voto a voto en esta plaza no están en la elección: Antonio Navarro (su fórmula durante mucho tiempo), Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe.
Además, en esta ocasión hay cuatro candidatos de centro derecha disputándose el mismo espectro político, mientras que Petro es el que aglutina el favoritismo de centro izquierda, dado que la candidatura polista de Aurelio Suárez no despegó. De hecho, la encuesta de Gallup Colombia ratifica que el 65,4% de los simpatizantes del Polo están con Petro. También lo apoya la tercera parte de quienes dicen ser del Partido Verde y la cuarta parte de los liberales y el conservatismo estarían dispuestos a votar por él. También lo apoya el 18% de los simpatizantes de la U. Un respaldo multipartidista con el que cualquier candidato quisiera contar.
En últimas, lo que la encuesta demuestra, más allá del porcentaje del momento en que fue tomada la muestra, es que la tendencia del último mes se mantiene y Petro llegará a la jornada de votaciones en ascenso, mientras Peñalosa y Parody no.
Pero en política nada está escrito. Y la filosofía popular enseña que no hay que celebrar antes de tiempo. Especialmente en un país en el que la abstención histórica bordea el 60% de la población y una elección puede definirse por aspectos tan lejanos a la política como las condiciones meteorológicas. No es lo mismo ir a votar cuando llueve que cuando hace sol.
De hecho, la encuesta señala que sólo el 54% de los encuestados están seguros de que definitivamente votaría. Por franjas poblacionales, es el estrato alto el que mayor porcentaje de votantes llevaría a las urnas. Quedan dos días para conocer el desenlace de esta agitada y esperada elección.