El sistema para elegir al gobernante de EE.UU. es uno de los más complejos de las democracias contemporáneas.
Este martes 8 se realizarán las elecciones que decidirán si Hillary Clinton o Donald Trump sucederán a Barack Obama en la Casa Blanca, en uno de los procesos eleccionarios más interesantes y al mismo tiempo más complejos de las democracias contemporáneas. Aquí, una breve guía para entender cómo eligen los estadounidenses a su Presidente.
Primero, hay que aclarar que si bien la democracia de EE.UU. es representativa y participativa, su votación a la hora de elegir al mandatario es de carácter indirecta, los recuentos de votos no son a escala nacional sino estatal y no se rige por mayoría simple -como en nuestro país-.
Lo anterior significa que si bien los ciudadanos marcan en un voto electrónico presencial o en un correo su elección presidencial -en este caso la candidata del Partido Demócrata Clinton y su vicepresidente Tim Kaine o el abanderado del Partido Republicano Trump y su vicepresidente Mike Pence- lo que realmente hacen es instruir al Colegio de Electores de su Estado a quién debe elegir.
Votantes, electores y 50 estados. Pero, ¿qué es el Colegio Electoral? Como dijimos, la votación es indirecta. Cada uno de los 50 Estado posee un número de electores particular y definido, y ellos son los encargados de votar (después de recibir el mandato popular) por la opción ganadora estatal. Las excepciones son el Distrito de Columbia (Washington DC) que tiene sólo tres electores, Maine y Nebraska que dividen sus electores entre los candidatos ganadores a nivel estatal y en los distritos individuales.
Pongamos como ejemplo a Nueva York que posee 29 electores. Si en las votaciones populares gana la opción de Hillary Clinton, la demócrata se lleva todos los votos de los 29 electores de este Estado.
Estos electores son votantes elegidos por cada partido y cada aspirante al sillón presidencial tiene su propio grupo. Siguiendo con Nueva York, Clinton tiene 29 electores y Trump otros 29. Si la opción vencedora es la demócrata, su grupo es el elegido para reunirse con el resto del Colegio Electoral de los otros estados y emitir su voto representando a su zona.
¿Cuáles son los estados más importantes? En total son 538 electores y cada Estado tiene un número igual a la cantidad de parlamentarios que posee en el Congreso. Esta cifra es asignada de acuerdo a una compleja fórmula entre cuyas variables están el número de residentes y el peso del Estado respecto a la población del país.
Los que más votos electorales tienen son California con 55, Texas con 38, Nueva York y Florida con 29 cada uno, Pennsylvania con 20 y Ohio con 18. Para llegar al sillón de la Casa Blanca, el ganador debe superar los 270 votos electorales.
¿Por qué tienen un sistema tan complejo? Para responder esta pregunta, se esgrimen dos razones principales: es una manera de darle independencia, de respetar y representar de mejor manera la voz de cada Estado; y porque los padres fundadores de EE.UU. desconfiaban del juicio de los ciudadanos a la hora de elegir al Presidente, creyendo que podrían votar por alguien que no protegiera los intereses del país. Esto fue implementado en 1787 y ratificado hasta el día de hoy en la duodécima enmienda de la Constitución de 1804.
Entonces, ¿los electores pueden cambiar su voto y contradecir el mandato popular? Sí y no. Sólo en 29 de los 50 estados se han creado leyes en las que se obliga a los electores respetar la decisión ciudadana. Si bien lo regular es que mantengan el dictamen popular, en algunas ocasiones se han cambiado. A estos electores se les llama “desleales”.
Para estas elecciones, opiniones al interior del Partido Republicano señalaban que en caso de que Trump obtuviese una victoria, se instruiría a los electores republicanos a votar por el candidato a vicepresidente, Mike Pence. Sin embargo, con el correr de las semanas, esta opción ha perdido fuerza, aunque la expectación se mantendrá hasta el miércoles 9, ya que proyección auguran que los resultados se conocerán entrada la madrugada.
Ganar en las urnas, pero no en la Casa Blanca. Otra situación que llama la atención y puede sorprender a los votantes de las democracias latinoamericanas, es que en EE.UU. no siempre la votación popular tiene un correlato con la de los electores: un candidato puede vencer “en las urnas” pero no alcanzarle en la votación del Colegio Electoral.
Ejemplo reciente de esto fue la derrota en el 2000 de Al Gore, quien obtuvo 50.999.897 votos ciudadanos, sobre George Bush que sacó 50.456.002. Pero debido al sistema de Colegio Electoral, el republicano venció al alcanzar los 271 votos de los electores por sobe los 266 obtenidos por el demócrata.
¿A qué tengo que poner atención? Otro concepto que se repetirá constantemente durante las próximas horas cuando se analice el panorama electoral es el de “estados batalla”, “battleground” o "swing states", es decir, territorios que debido a la cantidad de electores que reparte y cuyos votantes suelen oscilar entre republicanos y demócratas, pueden desequilibrar las confrontaciones reñidas y definir ganadores.
Acá volvemos al caso “Gore v Bush”, en el que fue el incierto estado de Florida el que terminó dándole la victoria al ex Presidente en último minuto.
Para el proceso de 2016, los estados que se han convertido en algo así como “la niña bonita del baile” son Florida, Carolina del Norte, Georgia, Ohio, Nevada, Minnesota, Iowa, Texas y Arizona (estas últimas históricamente republicanas).