Son candidatos, en plural, porque no sólo la presidencia está en juego entre el presidente Barack Obama y Mitt Romney, sino puestos en la Cámara de Representantes y el Senado, así como asambleas locales e incluso jueces.
Estados Unidos es un país precavido. El voto se realiza de manera electrónica, pero los organizadores tienen un ‘plan b’ en caso de que ocurra una catástrofe que corte el flujo de electricidad. Por eso todos los puestos de votación tienen papeletas para realizar el voto de forma manual, una gran hoja naranja en la que cada ciudadano puede escoger a los candidatos de su preferencia.
Son candidatos, en plural, porque no sólo la presidencia está en juego entre el presidente Barack Obama y Mitt Romney, sino puestos en la Cámara de Representantes y el Senado, así como asambleas locales e incluso jueces. En Chicago, por ejemplo, en esta oportunidad los votantes podrán elegir quién ocupará un asiento en la Junta de la Biblioteca Pública y del Comisionado para la Ciencia en la ciudad.
En Ohio, periodistas de la estación de televisión Toledo News confirmaron que en algunos jardines de la ciudad las personas deciden clavar algunos anuncios sobre los candidatos de su preferencia, sea Romney o sea Obama. Sin embargo, en los últimos días algunos ciudadanos reportaron que estaban siendo víctimas de sabotaje: tanto seguidores del aspirante demócrata como del republicano denunciaron que había un grupo de personas que estaba tumbando sus anuncios. Esto no sólo pasa en Sudamérica, cuando las elecciones están reñidas.
Aún este martes, casi un mes después del segundo debate entre los candidatos, el aspirante republicano sigue siendo motivo de burlas por una frase pronunciada en esa ocasión: al momento de referirse a las políticas de inclusión laboral para la mujer, Mitt Romney dijo que tenía “carpetas llenas de mujeres” –binders full of woman- refiriéndose al buen número de aspirantes femeninas que tenía para la designación de sus cargos. Sin embargo, esta se ha convertido en la broma de la campaña, la literalidad que la gente le dio a la frase la llevó a ser repetida hasta 40.000 veces por minuto en Twitter y a bromear sobre qué tan aptas eran las carpetas de Romney para los menores de edad o qué tan grandes eran para dar albergue a varias mujeres a la vez. Los montajes y fotos de burla abundan.
Por último está la imagen del pastor cristiano de California, Reeves Grogan, quien dado que la balanza en su estado está claramente dedicada a favor de Obama, viajó hasta Columbus, la capital del fundamental e indeciso Ohio, para tratar de alejar al electorado del presidente. En una de las plazas de la Universidad Estatal de Ohio, cargaba con carteles que pedían votar por Romney. Según él, Obama es el diablo y con sus políticas de aborto planea asesinar a 3.000 niños por día. “Soy un enviado de dios”, decía Grogan.