Turquía se ha convertido en un país de tránsito para yihadistas – y también en blanco de terroristas islamistas. ¿Subestimó el Gobierno turco al llamado Estado Islámico?.
Las autoridades turcas aseguran haber detenido tan solo en 2015 a más de 1.000 presuntos miembros del llamado Estado Islámico (EI) e incautado varios miles de kilogramos de sustancias químicas para fabricar bombas, así como decenas de granadas y armas de fuego.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirma que su país ayudará a combatir decididamente el terror del EI. “Hemos llegado a un punto en el que las palabras ya no bastan en la lucha contra el terrorismo”, dijo tras los atentados de París. No obstante, observadores opinan que esta declaración llega tarde.
País de tránsito para yihadistas. “El Estado Islámico aprovechó el tiempo y ha construido una red en Turquía, no solo en el sudeste del país, sino incluso en las grandes ciudades occidentales de Ankara y Estambul”, señala el analista turco Sinan Ülgen, del think tank EDAM. La milicia terrorista tiene la capacidad para ayudar a sus miembros a ingresar y salir ilegalmente de Turquía, advierte el experto. Se estima que hasta unos mil combatientes extranjeros del EI en Siria son ciudadanos turcos.
Los críticos acusan a Erdogan de haber observado de brazos cruzados las actividades de los yihadistas. Según Sinan Ülgen, durante mucho tiempo el Gobierno turco consideró al EI como una suerte de aliado útil en la lucha contra Bashar Al Asad, a quien busca derrocar.
La frontera turco-siria mide alrededor de 900 kilómetros. Desde hace tiempo, aliados de la OTAN exigen a Ankara controles fronterizos más estrictos para evitar que combatientes y armas sean introducidos en Siria. “No tenemos pruebas concretas de que Turquía haya apoyado directamente al EI, pero la laxa política fronteriza seguramente contribuyó a fortalecer a los islamistas”, dice Aaron Stein, investigador del Centro de Política de Seguridad en Ginebra. En opinión de Stein, Ankara ha subestimado el peligro yihadista.
Turquía, blanco de terroristas. A esto se suma la eterna desconfianza del presidente turco contra los combatientes kurdos. Mientras que la mayoría de los aliados occidentales apoya a los kurdos como el único contrapeso militar serio al EI en la región, Erdogan ha ordenado decenas de veces a su fuerza aérea bombardear posiciones del brazo armado del PKK en el norte de Irak.
Hace tiempo que Turquía ha pasado de ser un país de tránsito a convertirse en un blanco de los terroristas. Apenas el diez de octubre pasado más de cien personas murieron en un atentado islamista en la capital. Desde entonces Turquía participa en los ataques aéreos contra el EI en Siria.
De acuerdo con el experto Sinan Ülgen, ahora Ankara se esfuerza claramente en combatir a los miembros del EI en el país y en controlar mejor las fronteras. No obstante, el analista es escéptico al respecto: “Sería muy ingenuo creer que Turquía pudiera derrotar sin mayores problemas al EI en el país”. A juicio de Ülgen, para ello es importante mejorar la cooperación entre los servicios secretos turcos y europeos.