El ex canciller uruguayo Luis Almagro toma el timón de la OEA con el principal desafío de ganar peso y credibilidad, pese a la competencia de otras organizaciones regionales que seguirán jugando un papel relevante.
Almagro asumió el 26 de mayo el liderazgo de la Organización de Estados Americanos (OEA) por un sólo mandato de cinco años. Sucede al chileno José Miguel Insulza que dirigió la organización durante una década. Expertos coinciden en que el principal desafío de Almagro será reposicionar a la organización pese a la competencia de otras organizaciones subregionales como Celac, Unasur, Mercosur o la Alianza del Pacífico.
“La OEA tiene que definir su papel, si será en el futuro un foro de discusión de todos los países de las Américas. Es el único foro en el que Estados Unidos y Canadá se encuentran con los países latinoamericanos y del Caribe“, afirma Detlev Nolte, vicepresidente del Instituto Giga de Hamburgo. Nolte añade que las otras organizaciones no van a desaparecer y en su seno seguirán tratándose muchas cuestiones de importancia para los países de la región.
Venezuela y la izquierda en América Latina. Luis Almagro provocó polémica al señalar, siendo todavía canciller uruguayo, que la mediación entre el gobierno y la oposición de Venezuela, correspondía a Unasur, como lo pidió el presidente Nicolás Maduro, y no a la OEA. Con ello despertó desconfianza entre los sectores de la derecha latinoamericanista, según el periodista argentino, Alberto López Girondo. “Pero también en los sectores de izquierda hay mucha desconfianza hacia la OEA por el papel histórico de Estados Unidos en América Latina“, subraya.
Sin embargo, el analista explica que desde la elección de Almagro en marzo pasado, han cambiado muchas cosas. Ejemplo de ello fue la Cumbre de las Américas en Panamá. “Ahí se vio que la unidad latinoamericana es sólida, y aunque la presencia de Cuba fue un logro de la Administración Obama, todos los países de Latinoamérica le recordaron que la posición que estaba tomando con Venezuela no era la adecuada“.
Esto también parece dar un giro. Washington designó la víspera a Thomas Schannon como mediador entre Estados Unidos y Venezuela. “Es una señal de distensión porque Schannon es una persona muy bienvenida en Caracas. Eso le facilitará el trabajo en cierto modo a Almagro“, dice López Girondo.
China y la liberalización comercial. El politólogo Manuel Alcántara Sáez, de la Universidad de Salamanca señala que la presencia de China, y los movimientos a nivel internacional son desafíos adicionales para la OEA. “China se ha plantado como uno de los princiaples socios comerciales en la región y eso trastoca el horizonte político de los Estados." A esto se suma la autorización del senado a Obama a cerrar vía “Fast Track“ importantes acuerdos comerciales. "Acabamos de ver hace unos días el desbloqueo de los acuerdos comerciales de Estados Unidos, tanto con el Pacífico (Acuerdo de Asociación Transpacífico –TTP-) como con con la Unión Europea (TTIP), lo que se traducirá en una enorme presión a la región“, advierte Alcántara Sáez.
El especialista vaticina que el retorno de Cuba a la OEA va a ser lento, como lo es el proceso de acercamiento entre Washington y La Habana. “Todavía no hay embajadas abiertas y ya pasaron cinco meses desde el despegue el 17 de diciembre. Va a ser un proceso lento y el peligro de ello es que se complique con la campaña electoral estadounidense el año que viene, pero ellos están conscientes de que tienen un plazo que expira a fines del próximo año“, concluye.