Imprevisible, el mandatario José Mujica volvió a sorprender a propios y ajenos al pedirle esta semana a sus legisladores que frenen el proyecto de ley que él mismo había enviado al Parlamento cuatro meses atrás.
Montevideo. Seis meses atrás el presidente uruguayo José Mujica aparecía como inesperado referente internacional de una corriente que ve fracasar la guerra contra el narcotráfico y la política prohibicionista sobre algunas drogas.
El entonces líder guerrillero en los 60 y 70 sorprendió en junio al proponer la legalización de la marihuana en su país con una participación del Estado incluso en la producción y distribución del producto.
Lo hizo como parte de un plan para combatir la delincuencia considerando que de esa forma los consumidores de esas drogas evitarían el contacto con los narcotraficantes.
En la mira del gobierno está la pasta base, un adictivo residuo de la cocaína asociado a hechos delictivos violentos.
Imprevisible, Mujica volvió a sorprender a propios y ajenos al pedirle esta semana a sus legisladores que frenen el proyecto de ley que él mismo había enviado al Parlamento cuatro meses atrás.
"Hay que afinar mucho esto aún", aclaraba una y otra vez el mandatario que encabeza el segundo gobierno de la coalición izquierdista Frente Amplio (FA) después de lanzar su idea.
El planteamiento generó el lógico rechazo de los partidos opositores pero también de sociedades médicas y fue recibido con cierta frialdad en sectores del FA.
"Si lo tenemos todo clandestino ¿cómo hacemos?", se preguntaba Mujica y contestaba por entonces: "dejamos a la gente en manos de los narcos si no hacemos nada".
"El tráfico ya existe pero es todo por abajo y no paga un peso de IVA (Impuesto al Valor Agregado)" dejando un hecho social y "lo peor es esconder la cabeza", enfatizaba.
Luego de algunas semanas de preparación, el Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de ley de sólo un artículo y una extensa fundamentación.
Según el texto "el Estado asumirá el control y la regulación de las actividades de importación, producción, adquisición a cualquier título, almacenamiento, comercialización, y distribución de marihuana o sus derivados".
Asimismo, "ejercerá toda otra actividad material que resulte necesaria" para ejecutar esas actividades sobre el cannabis en "términos y condiciones" que fijará la posterior reglamentación de la ley, aclara el único artículo del proyecto.
También indica que estas actividades "deberán ser realizadas exclusivamente en el marco de una política de reducción de daños que, asimismo, alerte a la población acerca de las consecuencias y efectos perjudiciales del consumo de marihuana".
En la fundamentación, el texto sostiene que la marihuana desde hace muchos años es "la sustancia ilegal más consumida, teniendo un importante nivel de legitimidad en la sociedad uruguaya".
Y atribuye a esa sustancia una capacidad para "generar dependencia física y psicológica de leve a moderada" que "se diferencia claramente en sus riesgos de otro conjunto de drogas cuyo potencial toxicológico y adictivo es mucho mayor".
Los legisladores del FA ampliaron el escueto proyecto inicial y en noviembre redactaron 37 artículos entre los cuales se creaba el Instituto Nacional de Cannabis (INCA).
El INCA será un organismo que autorizará a privados el cultivo de marihuana para investigación científica, elaboración terapéutica y la industrialización con otros fines para su comercialización en locales especiales.
Al mismo tiempo, la norma permite el autocultivo de hasta seis plantas de cannabis con una cosecha de 480 gramos anuales para uso doméstico destinado "al consumo personal o compartido dentro del hogar".
En esa línea, se habilitará el cultivo en "clubes de membresía" con hasta 15 socios y un máximo de 90 plantas.
La intención del FA era aprobar el proyecto en Diputados antes de fin de año y que el Senado lo estudie en 2013 tras el receso del verano austral.
La audaz iniciativa de Mujica recibió respaldos de figuras internacionales.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez, la aplaudió y dijo a mediados de año que "esta decisión que está tomando Uruguay se debe a que en más de 40 años la lucha frontal contra el narcotráfico ha fracasado".
En esa línea, el ex presidente colombiano César Gaviria criticó la política prohibicionista sobre el consumo de drogas y dijo que Uruguay puede legalizar la marihuana como hizo Holanda.
"El prohibicionismo ha sido en materia del consumo un fracaso. Esto es convertir a los consumidores de drogas en criminales que es la parte más pesada", indicó.
A juicio del Premio Nobel de Literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, existe una "valerosa decisión del gobierno de Uruguay y de su presidente".
Esa medida "infligirá un duro revés a las mafias que, de un tiempo a esta parte, utilizan a ese país no sólo como mercado de la droga sino como una plataforma para exportarla a Europa y Asia", aseveró.
Vargas Llosa estima que la legalización "es la mejor manera de combatir el uso de estupefacientes y las cataclísmicas consecuencias que tiene el narcotráfico en la vida de las naciones".
En Uruguay comenzó un debate que permitió una discusión profunda del tema pero el planteo no pareció convencer a la gente de a pie.
"Si el 60% del país no nos respalda nos vamos al mazo", había advertido Mujica utilizando la jerga de un juego local de naipes en la que el participante se retira de la partida si no tiene cartas favorables.
En junio, un 66% rechazaba la legalización del cannabis, porcentaje que apenas cayó al 64% en diciembre.
Y esta semana, el jefe de Estado anunció que pedirá a sus legisladores que frenen el proyecto de ley argumentando que la sociedad "no está madura".
"No me gusta una ley que tiene mayoría en el Parlamento. La mayoría se tiene que dar en la calle", justificó.
Aunque se pensó inicialmente que así se archivaba el tema, puntualizó que espera recibir propuestas "alternativas" y profundizar el debate en 2013.
Los partidos de oposición, fuertes críticos de la legalización, celebraron el anuncio presidencial aunque criticaron su manejo de la problemática.
"No podemos más que alegrarnos porque es un disparate", dijo el senador y presidente del Partido Nacional (PN), Luis Alberto Heber.
A su parte, el líder del Partido Colorado (PC), Pedro Bordaberry, dijo que "ojalá el revés (del proyecto) sea para siempre".
Mujica insistió el jueves con su postura en su participación radiofónica: "vale la pena la discusión a lo largo y a lo ancho de todo el país".
"Pueden surgir diversos caminos pero en todo caso no deberíamos de quitarnos la responsabilidad de enfrentar a tiempo este fenómeno", concluyó con vehemencia el mandatario.