El espía Jaime Stiusso estuvo en Uruguay hasta 72 horas antes de la muerte del fiscal Nisman y luego viajó a Buenos Aires.
La sospechosa muerte del fiscal argentino Alberto Nisman tuvo sus ecos en Uruguay, algunos públicos y otros hasta ahora insospechados por la mayoría de quienes están ajenos a ciertos manejos del poder.
Los nombres “Montevideo” y “Uruguay” comenzaron a aparecer en informaciones vinculadas a la muerte del fiscal que desde hace 10 años indagaba en la causa del atentado a la AMIA, cuando se supo que el periodista que dio la noticia del fallecimiento de Nisman a través de Twitter, Damián Pachter, temeroso por su seguridad, viajó a la capital uruguaya antes de partir definitivamente a Israel, según dijo, para desorientar a quienes pudieran querer atentar contra él.
Pero el dato más pesado que involucró a Montevideo fue la información divulgada por la revista Noticias acerca de que el ex agente de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE), Antonio “Jaime” Stiuso, había volado desde Buenos Aires a la capital uruguaya presuntamente para evaluar si pedía asilo. Fuentes oficiales negaron a El Observador que Stiuso hubiese solicitado este tipo de protección, pero, en cambio, revelaron una información que confirma que las permanentes visitas del espía a Uruguay no eran solo turísticas.
Una casa pintada de blanco y con tejas, ubicada en la península de Punta del Este, o sea, cerca del puerto, es alquilada desde hace años presuntamente con fondos diplomáticos argentinos, pero, según fuentes policiales, es en realidad una pantalla: allí funciona un centro de reunión de agentes de la Secretaría de Inteligencia. De acuerdo con dichas fuentes –que dijeron que esto es vox populi en algunos sectores de la Policía–, en esa casa, que funciona como tal desde hace décadas, la afluencia de personal de la SI aumenta considerablemente en verano. Mientras utilizan sus viajes a Punta del Este como parte de sus vacaciones, los espías argentinos ofrecen una especie de “seguridad VIP” para gobernantes de la vecina orilla. Cuando algún extranjero no puede ingresar a Argentina o no es conveniente que lo haga, los agentes lo reciben allí.
En la embajada argentina se negó tener una propiedad en la península.
No obstante, a esa casa iba asiduamente Stiuso.
Este agente de ribetes legendarios en la comunidad de inteligencia internacional (tenía fuertes vínculos con la CIA estadounidense y con el Mossad israelí) se convirtió en una especie de mano derecha de Nisman, a quien le proporcionó información que orientaba hacia Irán la responsabilidad de las 85 muertes del atentado perpetrado en 1994. Todo indica que también fue quien orientó al fiscal hacia la pista de una presunta injerencia del gobierno de Cristina Fernández para exonerar a los sospechosos iraníes y preservar el vínculo comercial con la nación persa.
Por esa razón, la presidenta argentina planteó en su primera carta pública la duda sobre si Nisman se había suicidado para luego aferrarse a la hipótesis de que todo es una maniobra montada por un grupo de espías que ella removió de su cargo en la SI, entre ellos, Stiuso. Quienes conocen a Stiuso dicen que es un hombre que perfectamente pudo adosarle un muerto al kircherismo, que lo jubiló siendo uno de los hombres más poderosos de Argentina por el volumen de información que, por la vía de acciones muchas veces ilegales, manejaba sobre todo el sistema político.
Fue Stiuso quien avisó a Nisman, 48 horas antes de su muerte, que debía cuidarse y desconfiar de sus custodios. A su vez, mientras la Justicia tendrá en algún momento que convocarlo a declarar en la causa por la muerte del fiscal, el periodista Rodis Recalt, el único que obtuvo una entrevista a Stiuso que terminó por acelerar su caída, dijo que el espía pidió protección para su esposa y sus tres hijas. Todos se preguntan hoy por el paradero de Stiuso ¿Dónde estaba el espía cuando aconsejó a Nisman que se cuidara? Según la información en poder de El Observador, todo indica que debió estar en Buenos Aires.
Según la información de Noticias, 10 días después de haber sido removido, el 26 de diciembre de 2014, Stiuso embarcó en el ferry Francisco de Buquebus y regresó a Buenos Aires en Aerolíneas Argentinas el 30 de diciembre. Al día siguiente, el 31, volvió a viajar a Montevideo en un vuelo de Austral y pasó en Uruguay el año nuevo.
El 8 de enero, el espía argentino, cuyo testimonio algunos consideran fundamental para avanzar en el caso Nisman, regresó a Buenos Aires y llegó a Aeroparque a las 10.53 y apenas tres horas después, a las 15.44, volvió a salir rumbo a Montevideo.
Los datos de Noticias coinciden con los que El Observador obtuvo en Montevideo. Pero la revista argentina le pierde la pista a Stiuso en Montevideo y de allí surge la versión del posible pedido de asilo. Sin embargo, El Observador supo que Stiuso salió el 15 de enero, 72 horas antes de la muerte de Nisman, desde el puerto de Montevideo a bordo del barco Francisco de Buquebus rumbo a Buenos Aires.
Los hechos muestran que el hombre del que todos hablan como el titiritero que movió los hilos del caso Nisman estuvo entrando y saliendo del país con su nombre verdadero, viajando a Punta del Este, donde está la tapadera de los espías argentinos, y pasando por delante de las narices de las autoridades argentinas, que ahora dicen no saber nada sobre su paradero.