En el inicio del proceso el primer ministro italiano no comparecerá ante las jueces, informó su defensa. En caso de ser declarado culpable, le cabría una pena de hasta 15 años de prisión.
Milan, Andina. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, deberá presentarse a partir de este miércoles ante un tribunal de Milán acusado de mantener presuntas relaciones sexuales con menores de edad y por supuesto abuso de poder.
Los fotógrafos y las cámaras de televisión no tendrán acceso a la sala de audiencias del tribunal que se ocupará del "Rubygate", informó DPA.
Berlusconi, de 74 años, habría tenido sexo en forma reiterada con una joven bailarina "a go gó" de origen marroquí y la habría librado de la cárcel con un llamado telefónico que realizó personalmente.
En el inicio del proceso el primer ministro italiano no comparecerá ante las jueces, informó su defensa. En caso de ser declarado culpable, le cabría una pena de hasta 15 años de prisión.
No obstante, los diputados italianos aprobaron hoy por doce votos una propuesta del partido de centroderecha de Berlusconi por la que se declara que el tribunal de Milán no es competente para juzgarlo por prostitución de menores y abuso de poder.
Ahora el Tribunal Constitucional tendrá que pronunciarse sobre si el proceso que tiene que comenzar mañana en Milán se celebrará allí. Debido a que una decisión de ese tribunal puede demorar meses, la votación no prorrogará el inicio del juicio.
De momento Berlusconi está involucrado en no menos de cuatro procesos judiciales. El de mañana en Milán es considerado el "proceso del año", sobre todo por el tenor de las acusaciones. Además la defensa del primer ministro convocó a 78 testigos rutilantes, desde el actor George Clooney hasta la estrella del fútbol Cristiano Ronaldo.
Berlusconi es acusado de celebrar orgías en su casa cerca de Milán de las que participó la bailarina marroquí apodada "Ruby Rubacuori" (Rubi Robacorazones), de entonces 17 años.
El jefe de gobierno italiano la habría conocido cuando tenía 16 años y años después la ayudó a salir de la cárcel con un llamado telefónico que realizó personalmente. Los fiscales y la oposición de izquierda calificaron esta acción como "abuso de poder".