Las elecciones podrían modificar parcialmente el mapa político, pero sin riesgo inmediato para los planes del mandatario, prevén diversos analistas.
La Paz. Los bolivianos elegirán el domingo a sus primeros gobiernos departamentales autónomos, en unos comicios en los que la dispersa oposición conservadora tratará de frenar el avance político del presidente Evo Morales.
Las elecciones de gobernadores y asambleas de los nueve departamentos y de alcaldes y concejos de los 332 municipios del país andino podrían modificar parcialmente el mapa político pero sin riesgo inmediato para los planes indigenistas y socialistas del popular mandatario, según analistas.
Los comicios -cuartos en menos de dos años de agitados cambios políticos en el empobrecido país, incluido un cambio de Constitución- se realizarán menos de tres meses después de que el indígena socialista iniciara su segundo mandato con un respaldo récord del 64 por ciento de votos.
"Morales trata de aprovechar el desconcierto de la oposición para extender a todos los departamentos el impulso histórico de su reelección en diciembre, como clave para continuar sus políticas", dijo el analista Guido Riveros, de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria.
La oposición "cuida sus últimos reductos, pero ya no como bloque", agregó, remarcando que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales es el único partido que inscribió candidatos para los poco más de 2.500 cargos en disputa.
El gobernante, quien votará en un pueblo de la región cocalera de Chapare, lideró personalmente una campaña repleta de promesas de megaproyectos energéticos y viales y obras de infraestructura urbana, en la que llamó a apuntalar su poder nacional con una "toma masiva" de los poderes locales.
Abierto admirador de los líderes Fidel Castro de Cuba y Hugo Chávez de Venezuela, Morales se opuso tenazmente a las autonomías en la primera mitad de su primer Gobierno pero terminó dándoles cabida en la Constitución "plurinacional" con la que impulsa desde hace un año la "refundación" del país.
"No quiero que los próximos cinco años sean de pelea sino de trabajo", dijo Morales en uno de sus últimos actos de campaña, recordando que la derecha afincada en algunas regiones conspiró para derrocarlo y bloqueó gran parte de sus iniciativas en los cuatro años pasado.
"Por eso queremos ganar con el 70 por ciento de votos en todo el país", agregó el indígena, que nacionalizó en el 2006 la industria del gas que abastece a mercados de Argentina y Brasil.
Pelea regional. Cuando Morales inició su primer Gobierno en enero del 2006, el oficialismo controlaba sólo tres de las nueve prefecturas departamentales, pero terminó manejando cinco como consecuencia de referendos revocatorios y disputas políticas.
Según encuestas, el MAS de Morales no tendría dificultades para mantener el control de las gobernaciones -como pasarán a llamarse las prefecturas- de La Paz, el departamento más poblado, y los también distritos andinos de Oruro, Cochabamba y Potosí, además del amazónico Pando.
El MAS aparecía favorito también en el sureño Chuquisaca y empatado con la oposición en Tarija, el mayor productor de gas natural, pero no podría ganar las gobernaciones de los tropicales Beni y Santa Cruz, este último el motor económico del país y plaza fuerte de la derecha.
Sondeos de intención de voto anticiparon una alta probabilidad de que la elección del gobernador de Santa Cruz sea diferida para una segunda vuelta entre el opositor Rubén Costas, que busca ser reelecto, y el oficialista Jerjes Justiniano.
Santa Cruz -el único departamento que prevé la segunda vuelta- La Paz y Cochabamba, los tres departamentos del "eje central" del país, suman casi tres cuartas partes de los 5,1 millones de votantes habilitados en todo el país.
En las tres mayores ciudades se pronosticaban amplias victorias opositora en Santa Cruz y oficialista en El Alto, paralelamente a una lucha voto a voto en La Paz entre el MAS y uno de sus aliados, el izquierdista Movimiento Sin Miedo.