Las votaciones serán las primeras en el gobierno de Santos, quien busca evitar la injerencia de la guerrilla izquierdista y de las bandas criminales de ex paramilitares de ultraderecha que en varias regiones intentan asumir el control de millonarios recursos de la explotación petrolera y de la minería respaldando o amenazando candidatos.
Bogotá. Colombia celebrará el domingo elecciones locales que definirán un nuevo mapa político, clave para implementar importantes reformas del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y en las que su antecesor Alvaro Uribe se jugará su poder electoral para el futuro.
Las votaciones serán las primeras en el gobierno de Santos, quien busca evitar la injerencia de la guerrilla izquierdista y de las bandas criminales de ex paramilitares de ultraderecha que en varias regiones intentan asumir el control de millonarios recursos de la explotación petrolera y de la minería respaldando o amenazando candidatos.
Además, servirán para medir el futuro político de Uribe, quien promovió activamente a candidatos, incluido a uno de los aspirantes a la alcaldía de Bogotá, el segundo cargo más importante de Colombia después de la presidencia.
En la campaña, el ex presidente realizó una gira por varias regiones con masivas concentraciones para respaldar cientos de candidatos, que si ganan lo dejarán bien posicionado electoralmente para 2014, de acuerdo con analistas.
"Hay una decadencia de la fuerza de Uribe después de la salida de la presidencia, eso lo ha desesperado mucho y es lo que lo tiene en ese activismo político tan impresionante", dijo el analista León Valencia.
El ex mandatario tiene una popularidad del 63% desde 75% al cierre de su gestión, pese a los escándalos de corrupción y derechos humanos en su segundo periodo.
Para Valencia, director del centro de pensamiento Corporación Nuevo Arco Iris, en menos de tres años Uribe -aclamado en las concentraciones y que le quitó protagonismo a los candidatos- podría respaldar a aspirantes al Congreso afines a sus ideas e incluso a un candidato a presidente.
"Es una persona que, sin duda, cuenta con un apoyo popular impresionante, puede tener una injerencia importante, así lo demuestran las concentraciones que presidió en la campaña", dijo la analista Marcela Prieto, directora del independiente Instituto de Ciencia Política.
La politóloga sostuvo que el ex presidente "está aprovechando su cuarto de hora" porque las próximas elecciones serán en más de dos años, tiempo en el quedaría fuera del escenario político activo.
La mayor apuesta de Uribe es la alcaldía de Bogotá con la candidatura de Enrique Peñalosa, quien aspira a ganar para gobernar la capital colombiana de unos 8 millones de habitantes, una de las 10 más pobladas de América Latina, con un presupuesto anual de casi US$7.000 millones.
Pero Peñalosa enfrentará al candidato del movimiento Progresistas, Gustavo Petro, un antiguo guerrillero del M-19 que se destacó como senador del izquierdista Polo Democrático Alternativo y fue un fuerte opositor de Uribe.
Petro, con un discurso anticorrupción, lidera por un escaso margen algunas encuestas sobre intención de voto, en lo que los expertos definen como un empate técnico.
Aunque es considerado como un político de izquierda, Petro podría beneficiarse del fracaso de su ex copartidario del Polo Democrático Samuel Moreno, el suspendido alcalde de Bogotá actualmente encarcelado por un escándalo de corrupción.
Un triunfo de Peñalosa dejaría con un buen capital político a Uribe, pero una derrota casi que lo obligaría a mantener un papel más discreto, de acuerdo con analistas.
"Es un voto masivo políticamente para Uribe, si Peñalosa gana demuestra que sigue siendo relevante", dijo Adam Isacson, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
Unos 30,6 millones de colombianos están habilitados para elegir a 1.102 alcaldes, 32 gobernadores, 12.000 concejales y 418 diputados al término de una violenta campaña de siete meses, en la que fueron asesinados 41 candidatos, más que los 27 registrados en los comicios previos del 2007.
Unos 300.000 soldados y policías buscarán garantizar la normalidad en el proceso electoral con más de 100.000 candidatos, antecedido por ataques de la guerrilla de las FARC que dejaron al menos 20 militares muertos en la última semana.
Valencia dijo que las elecciones también servirán para ver si los colombianos "respaldan el nuevo aire de reformas que hay en el país (...) o se mantiene una agenda de confrontación que impulsó Uribe en sus ocho años de Gobierno".
Los alcaldes y gobernadores serán decisivos para que esas reformas se ejecuten exitosamente o fracasen, estimó Valencia.
Santos, un economista de 60 años, asumió el poder hace más de 14 meses como heredero de Uribe con la promesa de mantener la lucha contra la guerrilla, la confianza de los inversores y la inversión social para reducir la pobreza y el desempleo.
El mandatario logró en su primer año de gestión aprobar decisivas reformas económicas y políticas, entre las que se destacan la redistribución de las regalías del petróleo y los minerales, así como una ley para indemnizar a las víctimas del conflicto y restituir sus tierras, a la que se opuso Uribe.
Santos inició su gestión con un estilo conciliador que le permitió normalizar las relaciones diplomáticas con Venezuela, interrumpidas en el Gobierno de Uribe que mantuvo profundas diferencias con Hugo Chávez.
El mandatario, que fue candidato del Partido de la U, el mismo con el que Uribe logró su reelección en 2006 y que tuvo el apoyo de otros movimientos, también acabó con los enfrentamientos de su antecesor con las altas cortes.
Esa situación ha desatado un distanciamiento entre Santos y Uribe, quien ha cuestionado algunas decisiones del actual gobierno activamente a través de Twitter.