El ex ministro de Asuntos Exteriores de Israel Shlomo Ben Ami considera que los retos del posconflicto son reducir la desigualdad y no eliminar la economía de mercado.
Después de los anuncios hechos por el Gobierno y las Farc en La Habana, Cuba, con un posible acuerdo de paz en marzo de 2016, los expertos económicos y empresarios ya están pensando en los desafíos que tiene que enfrentar Colombia en el posconflicto, que llegará en una nueva era de precios bajos de las materias primas, exceso de oferta y una crisis de demanda china, un escenario complejo para la generación de empleo y la garantía de oportunidades a los insurgentes que regresan a la vida social, productiva y familiar; así como para las víctimas del conflicto.
En el congreso número 52 de la red de Cámaras de Comercio (Confecámaras), el ex ministro de Asuntos Exteriores de Israel Shlomo Ben Ami, quien también es asesor del presidente Juan Manuel Santos para el proceso de paz, planteó algunos escenarios en los que el país debe trabajar para sacar el mejor provecho del cese del conflicto colombiano.
Ben Ami considera que la paz en Colombia es irreversible y consideró que el posconflicto no puede ser la reestructuración del Estado, pero “sí debe contar con reformas de profundo calado para las víctimas y para la restitución de tierras, pero no se trata de desmontar el Estado para reconstruirlo a la imagen de la guerrilla, eso no puede estar a la orden del día”.
Manifestó que con este acuerdo entre Gobierno y guerrilla se derrota intelectualmente el concepto de hacer política con armas en la mano. “Considero que este paso hacia la paz no trata de eliminar la economía de mercado ni tampoco de la implantación del realismo socialista ni mucho menos un chavismo a la colombiana, lo que busca es que las generaciones futuras agradezcan un mejor vivir”, señaló.
Aclaró que con un acuerdo para el fin de los hostigamientos no se puede dar por hecho que los problemas sociales terminaron. “El fin de la guerra no acaba la pobreza, a Colombia le tocará seguir atacando este problema junto a la inequidad, así como lo hacen economías avanzadas como Estados Unidos, en donde las disparidades socioeconómicas son abismales, o ejemplos como la economía israelí, que es muy sofisticada y que arrastra los niveles de pobreza más altos de las naciones de la OCDE sin que esto signifique una amenaza de insurgencia revolucionaria”.
Para la presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, Mónica de Greiff, la paz puede generar grandes oportunidades para asesorar la creación de empresa en sectores alejados y golpeados por el conflicto, “nos permitirá también fortalecer pequeñas y medianas empresas que se pueden dedicar al manejo de proveeduría de otras empresas y emprendimientos en zonas distintas”.
Entre tanto, el presidente de Alquería, Carlos Enrique Cavelier, mencionó que los retos para que el agro, uno de los renglones más golpeados durante los 60 años de conflicto armado, sea más competitivo no sólo vienen con una firma de paz, “esto no depende de la seguridad, necesitamos que el Gobierno nos dé mejores condiciones para exportar, y en ese sentido no es la guerrilla la que nos lo impide, son los intereses privados que han estado dividiendo el sector rural y el sector urbano y por lo tanto es necesario exportar con inteligencia y que los campesinos puedan llegar a una clase media más rápido”.
Shlomo Ben Ami no ocultó su entusiasmo al decir que Colombia empieza a enfrentar la paz en un punto clave de su proceso de desarrollo económico, “no es casual que la recuperación del Estado colombiano coincidiese con la bonanza petrolera del inicio del segundo milenio y como consecuencia entre 2000 y 2013 el peso del petróleo se incrementó sobre el conjunto de las exportaciones en Colombia, pasando del 27 % al 55 %, es decir, los petrodólares colombianos financiaron el fortalecimiento del Estado para impulsar la política de seguridad democrática de Uribe como la política de seguridad para la prosperidad de Santos”.
Rosmery Quintero, presidente de la Asociación Colombiana de Medianas y Pequeñas Industrias (Acopi), prevé un incremento en el requerimiento de puestos de trabajo en el sector mipyme una vez terminado el conflicto. “Cada empresario debe estar revisando qué tanto puede brindar en vinculación laboral, para reincorporar a la vida civil normal a estas personas”, dijo Quintero. Agregó que para garantizar el buen funcionamiento de estos puestos de trabajo es importante que el Gobierno pueda garantizar la compra de los productos que estas pequeñas empresas realizan, algo similar al proyecto de Colombia compra eficiente”.
Ben Ami enfatizó en que los avances en La Habana significan el fin de la insurgencia revolucionaria en el continente “Colombia ha derrotado a la guerrilla, es decir, se le ha obligado a desarmarse sin que puedan imponer ninguna de sus exigencias revolucionarias”, señaló el experto al concluir que económicamente una Colombia sin guerra se puede convertir en potencia en turismo. “Este país es uno de los de mayor biodiversidad del planeta, por eso veo que en un futuro cercano el turismo será uno de los segmentos más importantes, pero requiere de altas inversiones en infraestructura”.