En su primer pronunciamiento público tras la muerte del ex presidente de facto, la familia de Videla publicó este viernes un aviso fúnebre en el diario La Nación, de Buenos Aires, donde agradece las condolencias recibidas pero no da ningún dato sobre el sitio de entierro.
Buenos Aires, EFE. Al cumplirse este viernes una semana de la muerte del ex dictador argentino Jorge Rafael Videla su familia guarda el secreto sobre el destino final de sus restos y pide "oraciones" por la "pacificación de los espíritus" para lograr la "concordia" en Argentina.
En su primer pronunciamiento público tras la muerte del ex presidente de facto, la familia de Videla publicó este viernes un aviso fúnebre en el diario La Nación, de Buenos Aires, donde agradece las condolencias recibidas pero no da ningún dato sobre el sitio de entierro.
El aviso lleva la firma de la esposa, hijos, nietos y bisnietos de Videla, quien gobernó de facto Argentina de 1976 a 1981 y falleció el viernes 17, a los 87 años, en un penal de la localidad bonaerense de Marcos Paz, donde cumplía condenas a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar (1976-1983).
En el mensaje, la familia agradeció "la inmensa cantidad de expresiones de solidaridad y condolencias" que recibió "de tanta gente".
"Hacemos votos y pedimos una oración por la pacificación de los espíritus que nos permita la concordia entre los argentinos", concluye el aviso, que no da pista alguna sobre si los restos del exmilitar fueron o no enterrados ya y dónde.
El cuerpo de Videla fue retirado por sus familiares este jueves de la morgue judicial de Buenos Aires, donde se le practicó una autopsia que reveló que murió de un paro cardiaco derivado de las lesiones provocadas por una caída ocurrida el domingo anterior a su fallecimiento.
Durante toda esta semana los medios argentinos han especulado con los posibles lugares donde Videla podría recibir sepultura, incluido el cementerio de su ciudad natal, Mercedes, a 100 kilómetros de Buenos Aires.
Una semana después de su muerte, volvieron a circular versiones encontradas sobre el destino del cuerpo.
Mientras algunos periódicos mantienen como posibilidad un entierro en Mercedes, otros publican versiones, sin fuentes, sobre un supuesto funeral en un cementerio privado de la localidad bonaerense de Pilar o apuntan que los restos permanecerían en custodia en una funeraria y sería enterrados en las próximas horas.
La familia de Videla posee dos bóvedas en el cementerio municipal de Mercedes, donde a inicios de esta semana fueron colgados los retratos de los 22 vecinos de esa ciudad desaparecidos durante el régimen militar.
Centenares de vecinos de Mercedes se manifestaron el miércoles en la plaza principal de la ciudad para repudiar la figura de Videla y los crímenes cometidos por la dictadura y rechazar su posible entierro en el cementerio municipal.
Las autoridades de Mercedes, que participaron del acto de repudio junto a organizaciones políticas y de derechos humanos, aclararon que no tienen herramientas legales para prohibir que Videla sea enterrado en el cementerio local.
Para ello es necesario un trámite administrativo previo que, de momento, la familia del exdictador no ha realizado, según confirmó hoy a Efe el secretario de Derechos Humanos de Mercedes, Marcelo Melo.
La muerte de Videla, que falleció sin revelar el destino final de miles de desaparecidos durante la dictadura -30.000 según organizaciones de derechos humanos-, sacudió a la sociedad argentina que, en su mayoría, renovó sus muestras de repudio a los genocidas y el reclamo de justicia por las víctimas.
Sentado por primera vez en el banquillo durante el histórico Juicio a las Juntas que encabezó el fiscal Julio César Strassera, en 1985 Videla fue condenado a cadena perpetua.
Amnistiado en 1990 por el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), años después el juez español Baltasar Garzón le incluyó en una nómina de militares y civiles argentinos con orden de captura internacional por crímenes cometidos durante la dictadura.
En 1998 volvió a comparecer por crímenes de lesa humanidad y fue condenado a cadena perpetua en 2010.
Como acusado, Videla arengó a la rebelión militar hasta el último momento y defendió el papel de las fuerzas armadas en lo que consideraba una "guerra contra la insurrección".