Pobladores del pequeño municipio rodeado de montanas y ríos, y donde hay mensajes de agradecimiento a los paisanos en Estados Unidos que han ayudado a Molcaxac, se sienten alentados por los resultados de algunas encuestas que dan ganadora a la candidata demócrata Hillary Clinton, pero en general reina la cautela.
Molcaxac. Angustiada, con el rostro apoyado entre sus manos, Alicia Villa le pide a Dios y a la virgen que no deje a su pueblo desamparado y que el magnate Donald Trump no sea el próximo presidente de los Estados Unidos.
La mujer de 65 años y su esposo han subsistido en el pequeño municipio de Molcaxac, en el central estado de Puebla, de las remesas que les envía uno de sus hijos que se encuentra como inmigrante ilegal en California y trabaja limpiando casas, pero teme que esto acabe si Trump llega a la Casa Blanca.
"Yo soy católica y sí le he pedido a Dios y a la virgen de la Asunción que sí pierda", dijo Villa con la voz entrecortada. "Trump dice que va a sacar a toda la gente que no tiene papeles (...) y necesitamos mucho que ellos sigan allá".
Y es que el magnate ha dicho que México ha enviado violadores y traficantes de drogas a su país, con lo que justifica sus amenazas de levantar un muro en la extensa frontera entre ambos países y romper acuerdos comerciales.
En Molcaxac, donde según autoridades más del 70 por ciento de sus habitantes vive del dinero que les envían sus familiares en Estados Unidos, las casas son grandes y no hay mendigos en las calles, a diferencia de otros pueblos indígenas de Puebla.
Pero, dados sus modestos ingresos ganados principalmente con largas jornadas en el campo o en la construcción, no es mucho lo que envían algunos inmigrantes. Y muchos están angustiados desde que Trump dijo que impondría fuertes impuestos a las remesas.
Mientras cargaba un bulto de leña al hombro y los alimentos que llevaría a su casa, Serafina Martínez dijo que apenas puede vivir con el poco dinero que le envían y que complementa con lo que ella saca con su trabajo en el campo mexicano.
"Solo Dios sabe si van a poder seguir allá (...) acá no se puede vivir (...) quisiera que sí siguieran ayudándonos con los centavitos", dijo la mujer de 70 años antes de subir al transporte que la llevaría a Santa Clara Huitziltepec, un pueblo cercano donde también sus pobladores viven de las remesas.
A pesar de que México es la segunda mayor economía de América Latina, millones de mexicanos han dejado sus tierras en busca de mejores oportunidades de empleo, bienestar y seguridad, incluso cuando muchos camino al "sueño americano" arriesgan sus vidas tratando de llegar de manera ilegal.
Se calcula que unos 35 millones de personas que habitan en Estados Unidos son mexicanas y/o de origen mexicano.
Las remesas representan la segunda mayor fuente de ingresos externos de México. Treparon a 20,000 millones de dólares en los primeros nueve meses del año y Puebla ocupa el sexto lugar en la lista de los estados que más reciben estos fondos.
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Con esperanza en la "señora". Pobladores del pequeño municipio rodeado de montanas y ríos, y donde hay mensajes de agradecimiento a los paisanos en Estados Unidos que han ayudado a Molcaxac, se sienten alentados por los resultados de algunas encuestas que dan ganadora a la candidata demócrata Hillary Clinton, pero en general reina la cautela.
Varios sondeos sobre preferencias electorales en Estados Unidos, incluyendo una de Reuters/Ipsos, colocan a Clinton a la cabeza de la contienda del martes, mientras que otras reflejan un empate técnico entre ambos candidatos.
Muchos pobladores de Molcaxac contaron que a partir de que sus familiares comenzaron a emigrar a Estados Unidos hace unos 20 años pudieron construir sus casas, tuvieron negocios propios e incluso mejoró la educación y salud del lugar.
"Yo pienso que ganará ella y eso nos da una esperanza para que nuestras familias arreglen (obtengan residencia legal)... Tengo un hijo que es nacido allá y va a votar por la señora", dijo Teresa Amador, una vendedora de flores.
En otras localidades cercanas temen que los familiares pudieran ser deportados y con ello el municipio dejaría de recibir el oxígeno que representan las remesas.
"Nuestro pueblo ha mejorado mucho desde que nuestra gente comenzó a salir a Estados Unidos (...) a mí uno de mis hijos me apoyó para hacer mi taller para trabajar la piedra y de ahí pues ya nos pudimos ayudar para aumentar nuestra economía", dijo Esteban Márquez, un residente de Molcaxac.
"Acá en México la verdad no hay nada para ellos y la gente que se queda necesita sobrevivir y, como no hay trabajo, la quieren meter a la delincuencia", dijo el hombre. "Le estamos pidiendo a Dios para que intervenga y gane la señora".