La guerrilla arremetió contra Juan Carlos Pinzón, quien rechazó la posibilidad de que Estados Unidos indulte a Simón Trinidad para que participe en las conversaciones en La Habana.
Las FARC acusaron este sábado al ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, de sabotear las negociaciones que llevan adelante Gobierno y guerrilla para poner fin al conflicto interno en el país sudamericano, un proceso sobre el que los insurgentes se mostraron con un optimismo "elevado".
En las declaraciones más duras desde que arrancó el diálogo esta semana en La Habana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) arremetieron contra Pinzón, quien rechazó la posibilidad de que Estados Unidos indulte al guerrillero Simón Trinidad para que participe en las conversaciones.
"No tiene sentido que ese personaje furibundo saque a pasear sus ínfulas militaristas rechazando nuestra petición", dijo Jesús Carvajalino, alias "Andrés París", uno de los negociadores de los rebeldes marxistas, leyendo un comunicado en el que acusó a Pinzón de "sabotear los esfuerzos de paz".
En la víspera, las FARC enviaron un comunicado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, asegurando que haría un "inmenso" aporte al proceso con la liberación de Ricardo Palmera, alias "Simón Trinidad", quien cumple condena de 60 años en una prisión estadounidense por terrorismo y narcotráfico.
Pese a las patentes diferencias entre ambas delegaciones, la guerrilla, considerada terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, negó que existan tensiones en las mesas de diálogo como han reportado algunos medios e insistió en que su "optimismo en la conversaciones es elevado".
"Es firme nuestra determinación en cuanto a sostener el espacio de diálogo hasta lograr los propósitos de la justicia social y la paz", agregó Carvajalino antes de arrancar la quinta ronda de conversaciones con los representantes del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Sin embargo, el comunicado de las FARC apuntó que además de los cinco puntos pactados con el Ejecutivo para las negociaciones, el acuerdo pasa por lograr un consenso integral que permita "superar las razones de fondo" de un conflicto que se prolonga por casi cinco décadas.
Bogotá ha insistido en que las partes deben ceñirse a los temas concretos acordados -desarrollo agrario, participación política de la guerrilla, fin al conflicto, narcotráfico y reparación a las víctimas- para evitar que el primer intento de paz en una década naufrague como los tres anteriores.
En el marco de las conversaciones, las FARC declararon esta semana un alto al fuego unilateral de dos meses para facilitar el diálogo y liberaron a cuatro ciudadanos chinos contratistas de una petrolera, los últimos rehenes de alto perfil que mantenían en su poder.
Santos ha rechazado cualquier posibilidad de bajar la intensidad de las operaciones militares contra la guerrilla, que pese a que se encuentra en sus horas más bajas todavía cuenta con unos 8.000 combatientes en las montañas de Colombia y la capacidad para realizar ataques de alto impacto en el país.
El equipo de negociadores del Gobierno, encabezados por el ex vicepresidente Humberto de la Calle, se completó este sábado con la incorporación del general retirado Óscar Naranjo, ex director de la Policía colombiana con amplia experiencia en la lucha contra los irregulares y los carteles del narcotráfico.
La delegación nombrada por Santos no ha ofrecido declaraciones a los medios desde que se inició el diálogo en La Habana el lunes, que cuenta con Cuba y Noruega como garantes y Chile y Venezuela como acompañantes.