Sendas reuniones con el primer ministro, Li Keqiang, y con el presidente de la Asamblea Nacional Popular (Parlamento), Zhang Dejiang, pusieron el colofón al viaje de Estado de la mandataria, que emprendió ya el retorno a Buenos Aires.
Pekín. La presidenta argentina, Cristina Fernández, cerró este jueves su visita a China destacando el consenso entre los gobiernos de ambos países en foros internacionales, más allá de los acuerdos alcanzados este miércoles con su homólogo chino, Xi Jinping.
Sendas reuniones con el primer ministro, Li Keqiang, y con el presidente de la Asamblea Nacional Popular (Parlamento), Zhang Dejiang, pusieron el colofón al viaje de Estado de la mandataria, que emprendió ya el retorno a Buenos Aires.
Fernández destacó a Li que la relación de Argentina con China "es una importante prioridad en materia de política exterior" para Buenos Aires.
También insistió en esta relación, plasmada en una "alianza estratégica integral", no se refiere solo a los acuerdos de cooperación como los firmados el miércoles entre ambas partes, sino que "se expresa en los foros internacionales, en muchísimos puntos en los que estamos de acuerdo".
En su intervención, el primer ministro valoró que las relaciones entre Argentina y China son "una prioridad" para la diplomacia del país suramericano.
Ante Zhang Dejiang, acompañado de otros importantes miembros de la Asamblea, Fernández destacó su pasado como legisladora, primero provincial y luego nacional, entre 1989 y 2007, año en que asumió como presidenta de la República.
Por ello, "mi mayor desempeño en tareas institucionales no fue como presidenta, sino precisamente como legisladora, por lo tanto aún me siento casi entre colegas", recalcó.
Las dos reuniones tuvieron lugar, igual que la de este miércoles con Xi Jinping, en el Gran Palacio del Pueblo, el enorme edificio de la Plaza de Tiananmen que es sede de la Asamblea Nacional pero también lugar de celebración de las grandes reuniones y ceremonias oficiales.
Es un edificio "imponente e impresionante", subrayó la presidenta argentina, quien acudió acompañada de los miembros de su gobierno que se desplazaron con ella a Pekín, entre ellos el canciller, Héctor Timerman, y el titular de Economía, Axel Kicillof.
La visita de Fernández ha tenido un importante componente económico, con la participación de la presidenta el martes en un encuentro con ejecutivos y directivos de algunas de las principales empresas del gigante asiático, a los que destacó la creciente importancia de los intercambios económicos bilaterales.
El plato fuerte de este viaje estuvo en la reunión del miércoles con Xi Jinping, con ceremonia de estado incluida, en la que ambos mandatarios presidieron la firma de una quincena de acuerdos bilaterales de cooperación.
Entre los proyectos de infraestructura destacan la financiación de dos importantes represas hidroeléctricas y la construcción de dos centrales nucleares con tecnología china.
Fernández destacó repetidamente la importancia que esas instalaciones tendrán para mejorar sustancialmente la autonomía energética de Argentina y no depender de una única fuente de energía.
Durante su visita, igual que hoy, la mandataria argentina resaltó la importancia de la relación de su país con China, más allá de acuerdos o intercambios comerciales, que se traduce en posturas comunes en foros internacionales o instituciones financieras.
El viaje de Cristina Fernández ha tenido también otros flecos, como el uso de una bota ortopédica que le permitió prescindir en los actos oficiales de la silla de ruedas que ha estado usando desde que se fracturó el tobillo izquierdo en diciembre pasado.
Además, la presidenta publicó el miércoles un discutido "tuit" en el que, en referencia a un foro de empresarios de los dos países que acababa de clausurar, escribió: "Más de 1.000 asistentes al evento? ¿Serán todos de "La Cámpola" y vinieron sólo por el aloz y el petlóleo? (sic)".
Las autoridades chinas evitaron hacer valoraciones concretas, y un portavoz del Ministerio de Exteriores, Hong Lei, se limitó a decir en rueda de prensa que "cada país tiene sus prácticas en la administración de internet. Eso queda dentro de la soberanía del país".
En cambio, el "tuit" fue muy comentado en la prensa internacional y en Weibo, el Twitter chino, donde la reacción de los internautas de este país osciló entre los insultos hasta los comentarios más irónicos.