"Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero no podrán hacerme callar", dijo Cristina Fernández desde un escenario montado frente a la muchedumbre en las adyacencias de los tribunales, luego de entregar un escrito al juez federal Claudio Bonadío, con quien está enfrentada hace años.
Buenos Aires. Decenas de miles de argentinos acompañaron este miércoles a la ex presidenta Cristina Fernández, que en su reaparición pública para declarar ante la Justicia por irregularidades se consideró una perseguida política y desafió al Gobierno con una demostración de poder.
La reaparición en Buenos Aires de la ex mandataria de centroizquierda, con la que buscó mostrarse como líder de la oposición, ocurre cuatro meses después de dejar la presidencia en manos de Mauricio Macri, el líder liberal que sufre una caída de su popularidad luego de que recortó subsidios a tarifas de servicios públicos para equilibrar las cuentas públicas.
Fernández, que enfrenta varias causas judiciales, fue citada por el juez federal Claudio Bonadío, quien investiga operaciones de venta de futuros de dólar del Banco Central el año pasado, que ocasionaron cuantiosas pérdidas a la entidad.
"Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero no podrán hacerme callar", dijo Fernández desde un escenario montado frente a la muchedumbre en las adyacencias de los tribunales, luego de entregar un escrito a Bonadío, con quien está enfrentada hace años.
La ex mandataria, que debe lidiar con varios sectores del peronismo que le disputan el liderazgo del partido, acusó en su discurso al Gobierno y a medios de comunicación de llevar a cabo una persecución política en su contra y de dejar de lado a la población pobre para favorecer a los sectores financieros.
"Nunca vi tantas calamidades en 120 días", añadió.
En su defensa ante Bonadío, la ex presidenta argumentó que las operaciones del Banco Central fueron legítimas y que la acusación -que involucra al ex presidente de la entidad y a un ex ministro de Economía- se fundamenta en hechos falsos.
En una mañana lluviosa, la multitud saturó los medios de transporte público y generó un caos de tránsito en las inmediaciones de los tribunales federales de Buenos Aires.
"Vamos a volver" al Gobierno y "si la tocan a Cristina, qué quilombo (lío) se va a armar", cantaban los seguidores de Fernández bajo los paraguas y las banderas con consignas políticas. Muchos de ellos llegaron al acto gracias a la organización logística de agrupaciones políticas y otros de manera individual.
"Vine porque de mis 50 años, esos últimos 12 -en los que gobernaron Fernández y su fallecido esposo Néstor Kirchner- fueron los mejores que tuvimos", dijo Gustavo Sánchez, un docente que viajó desde el suburbio de Tigre, a 30 kilómetros de la capital.
Los defensores de Fernández -que gobernó el país por ocho años tras un mandato de cuatro años de su fallecido esposo Néstor Kirchner- consideran que las acusaciones en su contra son parte de una persecución política y acusan a grupos financieros y al Gobierno de Macri de ser los impulsores.
Aunque la situación de la ex presidenta podría ser más complicada en otras causas judiciales, varios expertos consideran que difícilmente pueda avanzar la acusación de Bonadío, quien igualmente podría llegar a procesarla.
La ex mandataria tiene pedido de imputación en otro caso por el delito de lavado de dinero, en el cual se investiga a ex funcionarios y empresarios por el presunto desvío de fondos públicos bajo su Gobierno.
Fernández, que dejó la presidencia con una alta popularidad, se había recluido en su hogar de la provincia sureña de Santa Cruz al dejar la presidencia en diciembre y solamente hizo apariciones a través de las redes sociales.
Su llegada a la capital argentina sucede en momentos difíciles para el presidente Macri, quien sufre una caída en la imagen pública por las dificultades económicas que atraviesa el país y por el impopular ajuste que aplicó tras asumir.
* Con información de Reuters y Télam.