Amenazas y actos de hostigamiento en Xalapa, capital del estado de Veracruz, lo obligaron a dejar esa ciudad y refugiarse en el DF hace poco menos de un mes. Pese a esto, Rubén dijo que tenía la impresión de que en la capital mexicana también lo seguían.
El fotógrafo Rubén Espinosa fue localizado muerto junto con cuatro mujeres, una de ellas, la activista Nadia Vera, en un departamento en la colonia Narvarte. El periodista, corresponsal en Veracruz del semanario Proceso, la agencia Cuartoscuro y AVCNoticias, se había autoexiliado en el DF hace poco menos de un mes.
De acuerdo con diversas entrevistas, Espinosa aseguró que en Xalapa era seguido por sujetos en los últimos días, por lo que decidió abandonar esa entidad y refugiarse momentáneamente en la ciudad de México.
Aún así, el fotógrafo afirmó sentirse inseguro en el Distrito Federal, ya que les refirió a compañeros de trabajo tener la impresión que aquí también lo seguían.
Desde el sábado se reportó la desaparición del periodista, por lo que la organización Artículo 19 informó a la PGR, la Secretaría de Gobernación (Segob) y a la Comisión Nacional de los derechos Humanos (CNDH).
Diversas organizaciones defensoras de derechos humanos y de la libertad de expresión han señalado a Veracruz como uno de los lugares más peligrosos para el ejercicio periodístico. Tan sólo durante la administración del priísta Javier Duarte (2010) han sido asesinado 13 periodistas, cinco desaparecidos y una decena de desplazados.
Artículo 19 refirió que el asesinato de Rubén Espinosa “marca un nuevo hito en la violencia contra la prensa” ya que es la primera vez que un periodista desplazado internamente es víctima de un crimen en el Distrito Federal.
La CNDH condenó el multihomicidio y llamó a las autoridades a realizar todas las diligencias necesarias y no descartar de sus líneas de investigación la labor periodística de Espinosa.
Periodistas y sociedad civil se manifestaron en el Ángel de la Independencia para exigir justicia y una investigación pronta e imparcial sobre el crimen del fotoperiodista y las cuatro mujeres.
Tenían tiro de gracia. La PGJDF confirmó que el fotorreportero es parte de la multiejecución ocurrida dentro de un inmueble en la Narvarte junto con cuatro mujeres más. Además, la PGR ejerció la facultad de atracción de una indagatoria por amenazas contra el fotógrafo y una acta circunstanciada.
En conferencia, el abogado de los capitalinos, Rodolfo Fernando Ríos Garza, se reservó el nombre de las cuatro mujeres, sólo apunto sus actividades: “maquillista”, de 18 años, originaria de Mexicali, Baja California; “promotora cultural”, de 32 años, originaria de Chiapas; “trabajadora doméstica”, de 40 años, oriunda del Estado de México, y una más de “ocupación por determinar” de 29 años, proveniente de Colombia.
El hallazgo de los cuerpos ocurrió el 31 de julio en Luz Saviñón 1909 de la colonia Narvarte, departamento 401, cuerpos que presentaban escoriaciones por “causas defensivas” y cada uno de ellos con un disparo de arma de fuego calibre .9 milímetros conocido como “tiro de gracia”. Sin embargo, Ríos Garza expresó que se tiene que esperar el resultado de las necropsias.
Después que el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) del TSJDF ofrezca los resultados se conocerá la “hora del deceso”, con lo que se podrá cotejar si los hechos se desarrollaron el viernes o antes, debido a que Espinosa Becerril contaba con un reporte de “24 horas de desaparecido”, sostuvo.
Puntualizó que el cuerpo de Espinosa y dos mujeres, no precisó cuáles, ya fueron entregados a sus familiares, además de que se activó el protocolo de Homicidio y Feminicidio, así como el de Atención a Periodistas.
El departamento tenía medidas de seguridad. El inmueble de Luz Saviñón 1909 departamento 401, en la colonia Narvarte, en donde fueron asesinadas cinco personas, entre ellas el fotoperiodista Rubén Espinosa y Nadia Vera, parece a simple vista un lugar inexpugnable con su doble puerta de acceso y cerraduras firmes, con una cámara de vigilancia y en la calle una cámara de la secretaria de Seguridad Pública.
Nada parece tener acceso a ese edificio de cinco pisos y sólo 10 departamentos, si no se entra con alguno de las personas que viven ahí.
Los vecinos no escucharon disparos, tampoco algo fuera de lo común, tal vez música con volumen alto, pero nada que les hiciera sospechar que, en el cuarto piso, cinco personas eran torturadas y asesinadas con un tiro de gracia. El o los asesinos salieron sin que nadie los viera.